domingo, 13 de diciembre de 2020

El ocaso de la leyenda de Wall Sreet y símbolo del capitalismo petrolero

 


Estación de Standard Oil en 1918
Hulton Archive/Getty Images


Exxon, que fue una máquina de hacer dinero, está en declive ante el fin de una etapa irrepetible


Han pasado siete años, pero parece un siglo. Por el año 2013 Exxon todavía era la mayor empresa del mundo en capitalización bursátil, con un valor en aquel entonces de más de 400.000 millones de dólares. El coloso, heredero de la antigua Standard Oil de la familia Rockfeller, empleaba a más de 100.000 personas y era una máquina de hacer beneficios y de perforar yacimientos en docenas de países. En aquel entonces, el auge de las empresas tecnológicas era lento y todavía poco arrollador.

Pero las progresivas evidencias sobre el cambio climático empezaron a torcer los planes. Las renovables empezaron a ganar terreno. En el año 2016, le tocó vivir la máxima humillación: los mismos fundadores renegaron de ella. Después de 146 años, la familia Rockfeller salió de la compañía de malas maneras. Se desprendió de las participaciones que le quedaban.

“Mientras la comunidad global trabaja para eliminar el uso de los combustibles fósiles, tiene poco sentido, tanto desde el punto de vista financiero como ético, mantener las inversiones en este tipo de compañías”, argumentaron, para añadir que Exxon llevaba a cabo “conductas moralmente reprochables”, al querer ocultar las pruebas sobre la emergencia climática.

Mercados

La compañía no ha apostado por la transición energética y sus activos valen menos

A principios de enero de este año el fondo de pensiones de la Iglesia de Inglaterra decidió reorientar sus inversiones y destinó unos 712 millones de euros en empresas alineadas con los objetivos del Acuerdo de París. En la lista estaba Repsol, pero no estaba Exxon.

La pandemia le ha dado al gigante norteamericano la puntilla definitiva. En agosto ocurrió lo inimaginable: después de casi 100 años, Exxon salió del índice Dow Jones. Asimismo, por primera vez en tres décadas (desde 1988), la petrolera tuvo que anunciar pérdidas trimestrales. Este ejercicio se cerrará con números rojos tres trimestres consecutivos, algo sin precedentes. La compañía pondrá en marcha un ajuste laboral de cerca de 14.000 personas, el 15% de su plantilla.

En bolsa, Exxon ya vale menos de la mitad de lo que alcanzó en su época dorada. Sus acciones en lo que va de año se han recortado un 42% hasta los mínimos en 18 años . Ni siquiera en la crisis financiera del 2008 su cotización llegó a caer tan bajo. La Covid ha supuesto un doble golpe, al provocar la caída del precio del barril y el desplome de la demanda .

This April 25, 2017, photo, shows Exxon service station signs in Nashville, Tenn. Exxon Mobile Corp. reports earnings on Friday, April 28, 2017. (AP Photo/Mark Humphrey)

Detalle de surtidores en una gasolinera de Exxon

 Mark Humphrey/AP

Pero Exxon también puso lo suyo: en los últimos años siguió invirtiendo en la extracción de combustibles fósiles, mientras sus homólogas europeas empezaban a reorientarse hacia las energías limpias. 

Tal como declaraba Mark Lacey de Shroders, “en Europa compañías como Royal Dutch Shell, BP, Total, Eni y Repsol han invertido parte de sus recursos en expandirse hacia una producción de energía que relegue en un segundo plano los fósiles tradicionales. Pero Exxon, así como Chevron, han sido extremadamente lentas en dar pasos hacia esta transición energética y han continuado con el negocio clásico de extracción de petróleo y gas y están muy retrasadas si se compara con las firmas europeas”.

El problema, además, es que sus activos ahora valen menos. Exxon tuvo que revisar a la baja el valor de sus campos de gas en el continente americano, con un recorte de 17.000 millones de dólares, el mayor tijeretazo desde el accidente de BP en el Golfo de México en el 2010. Exxon también apostó por en el fracking en el 2009, tras comprar XTO Energy por la friolera de 35.000 millones de dólares. El último gesto de potencia de una vieja gloria sumida en la melancolía.