El hecho de ser tan mediático hace que el bitcoin sea visto como un fiasco en cuanto baja su cotización y un potencial sustituto del oro como activo refugio cuando sube. Los adscritos a esta última tesis defienden que, pese a las caídas, su valor ha ido en aumento y la extensión de su uso lo sitúa en vías de convertirse en el 'oro digital'. No lo ven así los analistas de Goldman Sachs, que identifican al menos tres lastres que alejan a la criptomoneda de ese ensueño.
Según una nota emitida por el banco de inversión, los problemas medioambientales derivados de su minado, la falta de usos reales y la competencia de otras criptodivisas como el ether hacen que sea demasiado aventurado otorgar al bitcoin el citado título de 'oro digital'.
Contraviniendo a todos aquellos entusiastas de la criptomoneda que la consideran un depósito de valor que sirve de cobertura contra la inflación y como refugio seguro en momentos de incertidumbre (véase el oro), los analistas de Goldman, dirigidos por Jeffrey Currie, sostienen que al bitcoin le queda mucho trecho para ser un activo defensivo y señalan que precisamente se ha estancado en un momento en el que los inversores han vuelto a buscar refugio ante el repunte de casos de covid.
La primera rémora del bitcoin en la que se centran los analistas tiene que ver con la gran cantidad de energía que exige su minado. Una investigación de la Universidad de Cambridge ha demostrado que cada año se utiliza más energía de la que emplea toda Argentina en la generación de nuevos bitcoin. Aunque los partidarios de la criptodivisa argumentan que en el minado se emplean cada vez más las energías renovables, este hecho puede suponer un importante problema a los ojos de muchos inversores.
Un segundo 'lastre' lo tiene el bitcoin en la competencia de las otras criptomonedas rivales. Los expertos de Goldman constatan que la criptodivisa 'estrella' ha cedido terreno frente a otras como el ether y algunas altcoins (criptomonedas alternativas a las más célebres), lo que aumenta los riesgos en torno a su tenencia. Una prueba fehaciente es que, en lo que va de 2021, el bitcoin ha subido un 86% y el ether más de un 270%.
Pero el gran 'talón de Aquiles' de la criptomoneda lo sitúan los economistas de Goldman en que no tiene aplicaciones más allá de actuar como depósito de valor, lo que disminuye su atractivo como activo defensivo. "Los depósitos tradicionales de valor a largo plazo, como el oro, el arte, los diamantes, el vino y los objetos de colección, tienen valor y uso más allá de esa función", subrayan los analistas.
Esta capacidad de uso real es clave porque, puntualiza la nota del banco, "suaviza la volatilidad del precio, ya que la demanda real se ajusta para absorber las oscilaciones de la demanda de inversión. También significa que es poco probable que el activo llegue a cero".
Esta falta de usos reales del bitcoin y su debilidad en el flanco ambiental "lo hacen vulnerable a perder la demanda de depósito de valor en favor de otra criptodivisa mejor diseñada", añaden los expertos antes de concluir que "es demasiado pronto para que el bitcoin compita con el oro como demanda de refugio, pudiendo coexistir antes".
Según un estudio reciente del broker eToro, para que el bitcoin pueda desestabilizar al oro en la próxima década y ser considerado un 'activo duro' modernizado, los inversores tendrían que comenzar a priorizar los activos digitales sobre los físicos y la criptodivisa necesitaría ver su valor de mercado realizado aumentar en un 50% cada año hasta 2030. Unas predicciones que el propio informe tacha de "inverosímiles", si bien destaca que el bitcoin ha llegado al 2% de la capitalización de mercado del oro después de solo diez años como activo financiero.