Las cápsulas de hibernación de la película Alien. (20th Century Fox)
La hibernación no es solo una herramienta que puede permitirnos conquistar el sistema solar, sino también una posible solución para evitar el deterioro de los pacientes más graves
La hibernación en humanos es una figura recurrente en la ciencia ficción que podría hacerse realidad en tan solo 10 años. Eso piensa un grupo de investigadores de la Agencia Espacial Europea (ESA) que asegura que reducir la actividad de nuestro metabolismo no solo puede ayudar a los astronautas a realizar viajes espaciales sin tanto deterioro físico, sino que también servirá para ayudar a los enfermos graves a recuperarse mejor y a los médicos a tener más tiempo para encontrar el tratamiento más eficaz.
La hibernación es una de las soluciones más prometedoras para paliar los efectos dañinos que suponen los largos periodos en el espacio para la salud de los astronautas, como la pérdida de masa muscular y ósea. Ese estado, dicen los investigadores, es similar al que soportan los enfermos que están sometidos reposos prolongados o en coma inducido médicamente. En esos casos el organismo también sufre, provocando que la recuperación del paciente sea más lenta y complicada.
"Anestesiamos a pacientes todo el tiempo, pero aun así [su cuerpo] se degrada", afirma Alexander Choukèr, catedrático de medicina, experto en anestesiología de la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich (en Alemania) y miembro del equipo de la ESA que ha publicado recientemente un artículo sobre el tema en la revista Neuroscience & Biobehavioral Reviews. Sin embargo, esos efectos no se producen cuando el cuerpo está hibernando. Las investigaciones realizadas con animales revelan que cuando éstos se despiertan de la hibernación, sus cuerpos muestran una condición física sorprendentemente buena.
"Cuando los animales despiertan de la hibernación, recuerdan rápidamente su entorno", explica para Space.com, Jennifer Ngo-Anh, coordinadora de investigación y carga útil de Exploración Humana y Robótica en la ESA y coautora del estudio. "En cuestión de segundos, recuerdan dónde escondieron la comida antes de entrar en hibernación y en realidad no sufren mucha pérdida muscular, lo cual es bastante sorprendente después de pasar meses tumbados y durmiendo en una cueva".
Aunque dormir e hibernar parecen lo mismo, los investigadores aseguran que el proceso que se produce en el organismo es completamente distinto. El cerebro en estado de hibernación apenas produce actividad electromagnética, el ritmo cardíaco desciende a solo unos pocos latidos por minuto y su temperatura corporal baja hasta casi la hipotermia. Además, las células de los animales detienen su actividad habitual (procesar o crear nutrientes, dividirse y morir).
Por eso, ralentizar al mínimo estos procesos vitales, le daría a los médicos mucho más tiempo para encontrar los tratamientos más efectivos. "Al salir de una unidad de cuidados intensivos, si pasas mucho tiempo allí, pareces un esqueleto debido al metabolismo de degradación que se inicia. Poder pulsar ese botón de pausa cambiaría las reglas del juego", afirma Choukèr.
Hibernación en humanos en solo 10 años
Poner a hibernar a un animal que no está programado para hacerlo es ya posible. Se ha demostrado en estudios con ratas en un proceso complicado que requiere una exposición reducida a la luz del sol y un periodo de intensa alimentación seguido de un ayuno estricto.
"Las ratas reciben un fármaco, una sustancia neurotransmisora y se las lleva a un espacio oscuro con temperatura reducida", explica Jürgen Bereiter-Hahn, profesor emérito de neurociencia y biología celular de la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania) y miembro del grupo de investigación sobre hibernación de la ESA. "Funciona muy bien, pero el problema es que hay que aplicar la molécula señalizadora repetidamente para mantener el estado. Hay que mantener niveles muy altos del neurotransmisor y eso podría tener efectos nocivos a largo plazo".
Los investigadores piensan que estos problemas se podrían resolver en un plazo de 10 años para su aplicación en humanos, siempre que se disponga de la financiación necesaria. El doctor Choukèr piensa que el hecho de que la medicina no entienda por completo los mecanismos biológicos de la hibernación no es tan importante y que los primeros en probar este nuevo tratamiento serán seguramente los pacientes de las UCIs.
"Como siempre ha ocurrido en medicina, hay que tener el primer humano que se someta a estas condiciones. En un momento dado, hay un primer caso en el que se aplica [la nueva técnica] porque hay que poner en una balanza los riesgos y beneficios y se inclina más hacia los beneficios del sujeto", asegura el doctor Choukèr. "Hacemos [anestesia] todos los días, pero todavía no entendemos al cien por cien cómo funciona. Hemos adquirido muchos conocimientos en los últimos 20 años, pero sin duda, cuando empezaron a aplicar la anestesia, no se sabía realmente cómo funcionaba en el cerebro".
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22/03/2023 - 16:43 Actualizado: 22/03/2023 - 19:55
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