El Governors Ball acogió anoche la cena y fiesta posterior a la ceremonia de entrega de los galardones, con un menú a cargo de Wolfgang Puck
El Dolby Theatre de Los Ángeles (California) acogía ayer la 95ª edición de los Oscar, en la que Todo a la vez en todas partes se alzó como la gran triunfadora. La gala de entrega de los galardones que otorga la Academia de Hollywood es el encuentro cinematográfico del año, pero, la ceremonia no es más que el pistoletazo de salida a una gran noche de fiesta, celebración y comida. Todas las estrellas del cine, premiadas y no premiadas, se reunieron en el Governors Ball tras la gala para disfrutar de una cena digna de la gran pantalla.
En el banquete había opciones para todos los gustos, desde un sofisticado tartar hasta un pollo frito o una pizza al horno. El chef austríaco Wolfgang Puck fue el encargado de preparar el menú exclusivo de los Oscar. El cocinero tiene una amplia experiencia en ello, ya que se ha ocupado en 29 ocasiones de la propuesta gastronómica de estos galardones (seguro que conoce al detalle todas las preferencias de las grandes estrellas).
95ª edición de los Oscar
El menú incluía una larga variedad de platos, sobre todo de la cocina británica
A los invitados de la ceremonia de los Oscar se les debió abrir el apetito al conocer la carta, sobre todo tras las carreras por la alfombra roja, las interminables entrevistas con la prensa y las horas que dura la ceremonia en sí. Al final llegó la recompensa y gozaron de una vertiginosa variedad de platos elaborados por la empresa de catering de Puck.
En el extenso menú, con casi 80 preparaciones distintas, la cocina tradicional británica tenía un papel protagonista: fish & chips, chicken pie y triffle (un pastel con crema pastelera, frutos rojos y bizcocho). Entre los aperitivos había tostadas de salmón ahumado (con una presentación en forma de estatuilla), hamburguesa de carne de Wagyu con queso, palomitas con chile, berenjena con queso de cabra y una especie de canelón crujiente relleno de cordero, entre otros.
Tampoco faltó el solomillo Wellington, un clásico de la cocina inglesa. Pero había muchos platos, muchísimos, entre los que destacaron el pollo frito al estilo asiático, varios tipos de arroz crujiente, una ensalada de pollo servida en una hoja de endibia y un gofre de hoja de pandan de coco. Además, el chef ofreció un tenderete entero dedicado a la pizza hecha en fuego de leña con variantes con chorizo, pollo picante y jamón y rúcula.
Para los artistas que siguen una dieta vegetariana, la oferta gastronómica incluía un total de 22 platos sin carne. Para picar, remolacha dorada confitada con crema de anacardos, gastrique y menta; un falafel de guisantes verdes; o unos potsickers de setas. También disfrutaron de corazones de palma con coco, pepino, aguacate y chips de tapioca, o un taco vegano.
La mesa dulce tampoco se quedó corta. Entre las opciones había pastel de castañas, conos de gofre con helado, tabletas de chocolate con lavanda, brownies de frambuesa, tarta tatin con Bourbon, sorbetes de frutas o unos bombones con la forma del galardón, para aquellos que no se lo llevaron anoche. La lista de postres, que nunca decepciona, se alargó hasta un total de 32 creaciones distintas. Incluso había una gran mesa llena de cigarrillos y puros de chocolate, para acompañarlos con un tequila Don Julio, todo muy de película.
Por último, como bebida se sirvió un champagne Fleur de Miraval. También dos vinos Francis Ford Coppola de edición limitada creados únicamente para la entrega de premios. No podía ser de otra manera, los tragos debían estar a la altura de los manjares servidos.
La de ayer fue una cena para las estrellas de Hollywood en la que todo adquirió una gran magnitud. Entre las cifras descomunales, hay que tener en cuenta que 120 chefs se encargaron de cocinar todos los platos, y que se sirvieron 180 kilos de salmón ahumado, 2.500 hojas de escarola, 20 litros de hummus, 300 bolas de masa de pizza... y la lista sigue y sigue. Aunque pueda parecer una cantidad excesiva de comida, no se desperdicia. Al terminar la noche, los restos se donan a organizaciones sin ánimo de lucro encargadas de distribuirla y, lo que no se puede conservar, se convierte en compost.