miércoles, 13 de diciembre de 2017

Científicos de la URV alertan del riesgo del uso continuado de ropa de poliéster


Científicos de la URV alertan del riesgo del uso continuado de ropa de poliéster

Prenda de poliéster (Wikipedia)

  • Detectados niveles de antimonio superiores al límite permitido en prendas deportivas

El uso continuado de prendas de vestir fabricadas con poliéster puede resultar peligroso para la salud. Así de contundente es la advertencia realizada por científicos del grupo de investigación del Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica (TecnATox) de la Universitat Rovira i Virgili (URV) después de analizar la composición de casi 150 prendas distintas, de diferente origen, procedencia y marca, y encontrar que muchas de ellas contienen metales que en contacto con la piel pueden resultar tóxicos. “El caso más significativo es el de la ropa de poliéster, sobre todo las camisetas de fútbol o derunning, donde hemos hallado antimonio, una sustancia que en contacto continuado con la piel, día y noche, puede provocar irritaciones y alergias y ser absorbida por el organismo”, con riesgo de ocasionar problemas en el tracto gastrointestinal y en el aparato reproductor, explica a La Vanguardia el investigador Joaquim Rovira, miembro del TecnATox. Y recuerda que el trióxido de antimonio está clasificado como metal posiblemente cancerígeno por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC).
Según han señalado los expertos en toxicología de la URV, en algunas prendas –en especial en las camisetas deportivas– la presencia de antimonio supera los niveles legales permitidos. “El óxido de antimonio se usa como catalizador para hacer las fibras de poliéster y puede quedar impregnado en ellas y pasar a formar parte del tejido y de la ropa que te pones”, detalla Rovira.
El antimonio puede afectar a la piel, crear problemas gastrointestinales y se considera cancerígeno
Pero no es este el único metal tóxico que han hallado en la ropa que vestimos. A lo largo de tres trabajos han estudiado casi una trentena diferentes. “En las prendas de poliamida de color negro se han observado niveles elevados de cromo procedente de los tintes, aunque no sabemos si se trata de cromo III o de cromo VI, que es el cancerígeno”, indica Rovira. Y en prendas de color verde, azul o marrón sus trabajos han detectado niveles altos de cobre. “También hemos visto que se adicionan nanopartículas de plata a los tejidos antifúngicos y a los calcetines antiolor, y esas partículas pueden alterar la microflora de la piel y acabar provocando que otros organismos parasitarios la colonicen, ocasionando alergias e infecciones”, añade el investigador.
Por otra parte, enfatiza que durante sus análisis no han encontrado asociación alguna entre los niveles de metales de las prendas y su lugar de fabricación o el hecho de pertenecer o no a una marca de ropa deportiva reconocida. “Hemos encontrado niveles superiores a lo permitido en prendas que llevan la etiqueta de estar hechas en la UE, quizá porque la tela con que se confeccionaron había estado fabricada previamente fuera”, apunta Rovira.
Y resalta que si algo deja claro este trabajo del grupo TecnATox –además de Rovira han participado los investigadores Martí Nadal, Josep Lluís Domingo y Marta Schuhmacher– es que las personas “estamos expuestas, a través de la piel, a un cóctel de aditivos procedente de la industria textil” sin que se conozcan los efectos de algunos de estos compuestos sobre la salud.
En próximas líneas de estudio este grupo de investigadores tiene previsto focalizarse en el análisis de otras sustancias químicas presentes en la ropa y que también entran en contacto con la piel, como por ejemplo los retardantes de llama y los compuestos perfluorados. El objetivo, de nuevo, será identificar qué efecto tiene sobre la microflora de la piel
la exposición continuada a estos aditivos.


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