lunes, 4 de diciembre de 2017

EL PELIGRO DEL DINERO DE PLÁSTICO



LA IDEA DE GENERALIZAR EL DINERO DE PLÁSTICO HASTA ACABAR POR COMPLETO CON EL EFECTIVO, QUE YA SE HA PUESTO EN PRÁCTICA DE MODO EXPERIMENTAL EN ALGUNOS LUGARES, INCLUSO EN ESPAÑA, NO ES UNA BUENA IDEA, YA ESTÉ PRESIDIDA POR LAS MEJORES INTENCIONES. A NADA QUE SE REFLEXIONE UN POCO, AMENAZA LA CONDICIÓN INDIVIDUAL MÁS SAGRADA: LA LIBERTAD.

El dinero metálico y los billetes de banco, que son anónimos, constituyen una parte importante de nuestra libertad individual. Ahora, so capa de ponerse del lado del progreso técnico, se busca que todos los pagos se hagan con tarjeta bancaria. A esto se añade la obligación de declarar el objeto y beneficiario de las transferencias de fondos de más de una pequeña cantidad. Todo esto indica una tendencia a privar al dinero metálico de su poder liberatorio legal. El asunto no es baladí. No hay que olvidar que el uso del dinero contante y sonante es fuente de libertad.
Ya se sabe que algunas de las actividades que los individuos hacen con las formas anónimas del dinero son poco respetables e incluso delictivas, por lo que las autoridades que nos guían, conducen y vigilan están muy contentas con la tendencia cada vez más acusada de realizar las transacciones con tarjeta bancaria. El pago digital es muy moderno y reduce costes de transacción, y además permite al fisco y a la policía trazar pagos al margen de la ley.
Sin embargo, es muy pertinente un párrafo escrito por el gran premio Nobel Friedrich Hayek en Camino de servidumbre (1944), que señala el lazo entre libertad y dinero: "Si buscamos el dinero es porque el dinero nos ofrece la más amplia elección cuando gozamos del fruto de nuestro esfuerzo ;una vez que lo hemos ganado, somos libres de gastarlo como queramos."
Entonces, ¿por qué ese tan difundido y renovado odio al dinero? Cuántas veces no habremos oído la exclamación de que el dinero es la raíz de todos nuestros males. En cuanto se socializa la economía (o se tiñen de rojo las opiniones) se ve mal que los ciudadanos tengan fondos en metálico, sobre todo en el extranjero. Con seguridad, el odio al dinero nace de dos fuentes: la envidia porque otros tienen más y la evidencia que nos impone de que nuestros haberes son limitados. Cuando además los recursos monetarios de las personas nacen, no de una nómina funcionarial, sino de los negocios, del comercio, de la inversión acertada, el odio se multiplica.
El mismísimo Platón, en el diálogo titulado Las leyes, defendió que se prohibiera a los ciudadanos tener moneda extranjera, imponiendo el cambio de la que hubiesen obtenido a bonos nacionales de valor arbitrario. Más aún, en la ciudad ideal de Las leyes, el comercio quedaba estrictamente controlado.Tras perder Atenas la guerra del Peloponeso, los aristócratas atenienses partidarios de Esparta, como era Platón, consiguieron destruir el camino amurallado que conducía de Atenas al puerto comercial del Pireo. La tesis es que el dinero y el comercio traían desigualdad y autonomía individual.
Pero, según Hayek, "el dinero es uno de los mayores instrumentos de libertad jamás inventado por el hombre. Es el dinero el que en nuestra sociedad abre a los pobres un inmenso abanico de posibilidades -una gama de elecciones que, no hace muchas generaciones, solo se abrían ante los ricos". Naturalmente que es más fácil perseguir la prostitución y las drogas si los pagos dejan rastro. Lo mismo vale para la lucha contra la corrupción o la evasión de impuestos, sobre todo los debidos por IVA.
Sin embargo, cabe señalar que muchos de los delitos cometidos con ayuda de dinero anónimo quizá no deberían ser delitos en absoluto. Ya sabemos del fracaso de la prohibición de bebidas alcohólicas en Estados Unidos durante los años 20 del siglo pasado. La guerra contra las drogas está fracasando igualmente. Aunque no se haya probado nunca ninguna de esas substancias, ni siquiera se fume o se beba alcohol, no es posible considerar delictivos los actos voluntarios entre personas adultas que hacen daño solo a quienes los cometen. Esta postura se refuerza al ver el daño indirecto que la persecución de las drogas está infligiendo a los países iberoamericanos.
También valen estas reflexiones desde el punto de vista fiscal. El tamaño de los Estados se ha hecho monstruoso, pues cargan sobre sus espaldas innumerables actividades que no les corresponden. La facilidad para perseguir el delito fiscal alimenta al Gran Hermano, que nos vigila cada vez con mayor detalle. Si se considera que la libertad de usar dinero anónimo fomenta actitudes antisociales, el remedio no debería ser un recorte de la libertad monetaria, sino la mayor certeza y dureza del castigo de los delincuentes, descubiertos por los métodos clásicos de investigación. ¡Déjennos gastar el dinero como queramos!

POR PEDRO SCHWARTZ

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