jueves, 30 de septiembre de 2010

La guerra comercial internacional traerá una inflación desbocada.

Foto from masjoven.org


Guido Mantega, el ministro de finanzas brasileño, fue ayer el primero en reconocer abiertamente lo que está pasando ahora mismo en el mundo: hay "una guerra comercial internacional". ¿Qué consecuencias traerá?

Pues según un análisis publicado por The Wall Street Journal, la consecuencia inevitable es la inflación, ya que muchos países están buscando devaluar sus monedas para incrementar sus exportaciones y salir así de la crisis actual.

De momento, tanto EEUU como el Reino Unido han utilizado el denominado quantitative easing y medidas extraordinarias que han debilitado sus monedas, mientras que Japón, Suiza, Tailandia, Corea del Sur o Singapur han intervenido directamente o prometido hacerlo. Mientras, China sigue con su criticado anclaje con el dólar que le permite ir de la mano de la moneda estadounidense.

Mantega, con sus comentarios, invita a pensar que Brasil probablemente será el próximo en intervenir. Y es que según Goldman Sachs, las últimas subidas del real brasileño le convierten en la moneda más sobrevalorada del mundo, lo que afecta de lleno a su competitividad tal y como recordaba el ministro.

¿Qué problemas trae una nueva ronda de depreciaciones? El diario lo deja muy claro: estos intentos son como los de los marineros que se suben a los hombros unos de otros para abandonar un barco que se hunde.

Una inflación ordenada para reducir la deuda.
Los economistas, por su parte, esperan que esta guerra de las divisas consiga frenar el proceso deflacionista en el que se encuentra sumergido buena parte del mundo, especialmente en Occidente.

De hecho, algunos, como recuerda el periódico, creen que una inflación un poco por encima de lo normal sería positiva, ya que reduciria el valor de las enormes deudas contraídas durante el boom, tanto a nivel privado como público. En suma, una enorme transferencia de riqueza de los ahorradores a los prestatarios.

La idea de salir de la crisis a través de un incremento de los precios para reducir el valor de la deuda ha sido defendida por economistas muy prestigiosos.
Mankiw recordaba que el abandono del patrón oro en 1933 fue la clave para que EEUU saliera definitivamente de la Gran Depresión. En ese sentido, Frank Beck, de Capital Finance, también citaba ya hace casi dos años al proceso de devaluación global que se dio en los años 30, si bien abogaba por una devaluación coordinada, algo que, de momento, no se está dando.

Para controlar este proceso están los bancos centrales, y como ha recordado Mervyn King, gobernador del banco de Inglaterra, tienen una herramienta poderosa para controlar la inflación, las subidas de tipos.
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From elEconomista.es

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