martes, 8 de noviembre de 2011

Crecimiento económico no es riqueza


Foto from elpais.com

Sorprende leer que seis de los diez países cuyas economías han crecido más, durante la primera década del siglo XXI, se encuentran en el África subsahariana. Según las previsiones del FMI, en los próximos cinco años, este número se incrementará hasta siete.
La mayoría de los países africanos están experimentando, a pesar de la crisis mundial, importantes tasas de crecimiento económico que, como vemos en la tabla anterior, llegan al 7 u 8%, como mínimo. Incluso algunos han superado estas previsiones, como es el caso de Ghana que en el primer cuarto de 2011 creció un 23%, coincidiendo con el comienzo de la producción de petróleo.
Sin embargo, esta bonanza económica no camina de forma paralela a la reducción de la pobreza en el continente. Las estadísticas varían (ya se sabe que en África todo es relativo) en lo referente al número de personas que, hoy día, viven con menos de 2 dólares al día, umbral bajo el cual se sitúa la pobreza más absoluta. Las más optimistas apuntan al 51% del total de la población, mientras que las más pesimistas hablan del 61%. En cualquier caso, los números nos dicen lo poco que se ha avanzado desde 1990 cuando las estimaciones oscilaban entre un 58 y un 70% y que todavía estamos muy lejos de alcanzar el 29% con el que sueñan los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Las cifras de crecimiento del PIB de los distintos países, que reflejan los informes internacionales, no tienen en cuenta la realidad de la mayoría de la población africana. El crecimiento económico se debe, principalmente, al aumento de los precios de las materias primas y a las grandes inversiones que muchos países están realizando en infraestructuras.
En su día a día, miles de africanas y africanos tienen que lidiar con altas tasas de desempleo, con trabajos eventuales y mal pagados, con malnutrición, con la escasez de servicios básicos… Así lo reconoce el Informe de 2011 de la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas (UNECA) y por eso invita a no desfallecer en el empeño de conseguir que el crecimiento económico tenga una repercusión real en el desarrollo social del continente.
Es verdad que, en la mayoría de los casos, las cosas están cambiando para mejor pero a la casi totalidad de las mujeres y los hombres de África les gustaría que todo se movieran más rápido y que el crecimiento económico se tradujera en beneficios sociales para esta generación, no solo para las futuras.
Yo estoy convencido de que la emergente clase media africana ayudará al continente a reducir la pobreza, a afianzar la democracia y a conquistar importantes logros sociales. Los jóvenes son clave en este proceso e invertir en ellas y en ellos es invertir en el futuro de África. Lo que queda claro es que el crecimiento económico, por sí solo, no va a terminar con la pobreza en el continente. Hace falta mucho más.

Por: Chema Caballero| 07 de noviembre de 2011  from blogs.elpais.com 

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