Foto por Corbis from elConfidencial.com
“El estrés es la segunda causa de baja laboral en el mundo”, “Los expertos consideran que en 2020 el estrés crónico será el segundo motivo de invalidez en la población mundial”... Son algunas noticias recientes que recogen los resultados de los muchos estudios que en la actualidad se están realizando sobre el estrés. Y es que este tema despierta gran interés, ya que se ha convertido en un problema de salud de primer orden, tanto para las personas que lo sufren como para las empresas, organizaciones y para la sociedad en su conjunto.
¿Pero es malo el estrés? En realidad, no. Es un mecanismo adaptativo que hace que cuando nuestro cerebro percibe el peligro, active el sistema nervioso vegetativo y hormonal, permitiéndonos mejorar los niveles de alerta y potenciar nuestras facultades personales. Nos permite luchar contra las amenazas y sobrevivir.
Pero es necesario tener al estrés bajo control y en eso fallamos. En general, porque no damos suficiente importancia a sus manifestaciones. Y así es como se ha instalado en nuestra vida, envolviéndonos silenciosamente: cuando hacemos en dos minutos lo que requiere de una tarde, cuando consideramos normal la presión laboral, con la falta de descanso, con la necesidad de conexión permanente a la Red… Situaciones como éstas son cada vez más generalizadas y sitúan a nuestro organismo en un permanente estado de alerta, que muchas veces lleva a un agotamiento fisiológico que acabará haciendo mella en nuestra salud física y mental. Seremos víctimas del estrés crónico. ¿Eres de los que dice con frecuencia: “no paro de correr, no tengo tiempo para nada,mi compañero me pone de los nervios?" Cuidado.
Estamos creando un modelo social todavía muy lejos de la prevención que ha normalizado el hecho de “forzar la máquina”. Y lo que es peor, muchas veces sólo atendemos a los síntomas en su fase más grave… a veces un poco tarde. Me sucedió hace unos meses: “el Sr X ya no trabaja aquí. El mes pasado murió de un infarto. Sí, a todos nos ha sorprendido. No estaba enfermo. No fumaba ni bebía. Solo estaba un poco estresado”. Como muchos.
Pero el estrés sorprende. La estadística demuestra que las principales víctimas del estrés crónico no son aquellas con exceso de trabajo o falta de tiempo, sino precisamente personas con un ritmo de vida aparentemente tranquilo: amas de casa, ancianos, jubilados. ¿Por qué? Los muchos estudios realizados coinciden en señalar las principales causas del estrés:
1: Afrontamiento de situaciones nuevas, que suponen desajuste, esfuerzo y necesidad forzada de reubicació.
2: Incertidumbre.
3: Sensación de falta de control.
4: Sentimiento de amenaza para la realización personal, descontento.
Según esto, todos somos vulnerables: el jubilado que no se reubica; el ama de casa que se siente minusvalorada, el trabajador sin recursos ante las demandas de su jefe… Cualquiera.
Pero el estrés en pequeñas dosis no es malo. Sin embargo, con frecuencia le añadimos vivencias altamente ansiosas y las mantenemos en el tiempo. Creemos que no nos afectan, pero ¿es verdad? Pensemos en la sufrida madre de un adolescente… o en un conocido entrenador de fútbol sometido a la presión de ganar una liga ante un rival en racha que “le quema la sangre”. ¿Son al final dueños de sí mismos? ¿Se comportan siempre como desean?
Es demasiado. Al estrés es necesario mantenerlo a raya. ¿Cómo? En primer lugar, aprendiendo a detectarlo, lo explícito y lo sutil. Dando importancia a los “pequeños síntomas” que anuncian agotamiento derivado del estrés. ¿Y cuáles son?
1: Falta de energía o cansancio. Actividades que antes hacíamos sin esfuerzo en circunstancias normales ahora nos parecen un mundo.
2: Alteraciones en la cantidad o calidad del sueño.
3: Irritabilidad o inestabilidad emocional. Emociones intensas, todo molesta, ánimo cambiante.
4: Dificultad de concentración, mayor dispersión.
5: Molestias físicas: dolor frecuente de cabeza, mareo, trastornos gastrointestinales,…
¿Quién no ha sufrido síntomas similares? Si los tuviste y les diste importancia, felicidades porque estos síntomas deterioran la calidad de vida y pueden transformarnos. Numerosos estudios han demostrado que las personas con estrés crónico son más vulnerables al descontrol y a conductas de riesgo: bebida, juego, a insultar, a meter un dedo en el ojo… aumentan el riesgo de enfermedad. Pueden afectar a la memoria, alterar la personalidad, irascibilidad…. Y al final del camino algunas veces, la depresión o el infarto… ¿Por qué dejar que esos síntomas vivan en nosotros?
¿Cómo hacer frente al estrés?
Desarrollando una disciplina del bienestar. Es necesario implicarnos activamente en ella, cumplir propósitos diarios y trabajar activamente en:
1: Establecer prioridades.
2: Aprender a cortar, a no continuar conectados al trabajo en casa. Disfrutar el momento.
3: Desconectar mentalmente, obligarnos a descansar, crear espacios para relajarnos, meditar…
4: Estrategias cognitivas que permitan afrontar preocupaciones, aunque parezcan insignificantes; evitar conflictos.
5: Asertividad.
6: Hacer planes, obligarnos al ocio. El contacto con amigos es muy beneficioso.
7: Fomentar un estilo de vida sano: hacer ejercicio. En todos los estudios el ejercicio se ha mostrado como un regulador altamente eficaz del estrés que contribuye a reequilibrar químicamente el organismo.
Aún así, muchos piensan, ¿de dónde voy a sacar el tiempo para hacerlo? Si es tu caso, eres un candidato a sufrir algún día estrés crónico. Aunque por suerte las medidas farmacológicas están demostrando alta eficacia. Pero algún día se retirará la medicación. ¿Serás entonces capaz de encontrar la fórmula de tu bienestar?
Todos los estudios avalan el beneficio de estas acciones. Son fáciles, sólo requieren algo de disciplina. Pero algunos no tuvieron éxito, como Marilyn. Otros como Sabina, aquejado de depresión y agorafobia, canalizan sabiamente sus ansiedades y depresiones en la música (su álbum Alivio de luto está dedicado a personas con estos trastornos), y nuestro entrenador, ahí sigue. Unas veces intentándolo y otras muchas fallando. Probablemente él no sea consciente de sus dificultades, ¿y tú? Existen muchas claves para el logro del bienestar emocional. Búscalas y, sobre todo, practícalas.
Por Rocío Mayoral from elconfidencial.com 14/11/2011
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