Con su retórica sin complejos en favor de la clase media trabajadora y en contra de las grandes corporaciones y de los desmanes cometidos por los bancos de Wall Street, la senadora por Massachussetts Elizabeth Warren cada vez cuenta con más seguidores en Estados Unidos.
Warren -a quien los medios han bautizado como 'la gran dama' de la izquierda estadounidense- es el rostro más visible de una nueva corriente que ha surgido en el seno del Partido Demócrata que no tienen miedo de hablar de las crecientes desigualdades que existen en el país.
Aunque ha repetido en varias ocasiones que no piensa aspirar a la presidencia de su país, son muchos los que querrían ver a esta exprofesora de derecho de la Universidad de Harvard nacida en 1949 en el seno de una familia humilde de Oklahoma, competir por la Casa Blanca en los comicios de 2016.
En estos momentos Hillary Clinton es la más firme candidata a hacerse con la nominación demócrata de cara a las presidenciales, aunque algunos creen que el surgimiento de una figura como Warren, quien se alinea sin reparos con los postulados tradicionales de la izquierda, podrían hacer peligrar las aspiraciones de la exprimera dama, a quien muchos dentro de su partido critican por su cercanía con los poderes económicos.
Algunos medios incluso se han aventurado a decir que a Clinton le podría pasar con Warren lo mismo que le sucedió en 2007 con Barack Obama.
La exprimera dama era entonces la favorita para lograr la nominación demócrata, aunque finalmente fue un desconocido e inexperto senador de Chicago el que resultó elegido.
La semana pasada se supo que un grupo de partidarios de Warren han creado la campaña Ready for Warren (preparados para Warren) para tratar de recabar apoyos para convencer a la senadora de que aspire a la presidencia de su país.
Estrella emergente
Elizabeth Warren se hizo un nombre en la escena de la política nacional estadounidense al encargarse, a petición del presidente Barack Obama, de crear la Agencia de Protección Financiera del Consumidor, un organismo nacido en 2011 con el objetivo de defender los intereses de los ciudadanos frente a los abusos de los bancos.
Todo parecía indicar que Warren iba a dirigir esa institución, aunque finalmente la Casa Blanca decidió retirar su candidatura al considerar que los congresistas republicanos no aceptarían que fuera nombrada para ese cargo.
En 2012, animada por las bases más progresistas del Partido Demócrata, logró arrebatar al republicano afín al Tea Party Scott Brown el escaño al Senado por Massachusetts que durante más de cuatro décadas había ocupado el histórico Ted Kennedy.
Prueba de su popularidad, son los más de US$40 millones que recaudó para su campaña, proviniendo la mayor parte de esos fondos de pequeñas donaciones de ciudadanos de a pie que se dejaron convencer por su mensaje en contra de la impunidad de los banqueros y a favor de un reparto más equitativo de la riqueza.
Los analistas creen que parte del éxito de Warren proviene de su capacidad para hablar de forma coherente y sencilla de conceptos de política que pueden resultar complicados para mucha gente.
Una muestra de ello es la explicación que dio durante un evento celebrado en 2011 en Andover, Massachusetts, sobre por qué se han de aumentar los impuestos de los que más tienen.
Reparto de la riqueza
"No hay nadie en este país que se haya hecho rico por sí mismo. Nadie", dijo Warren.
"¿Has construido una fábrica? Bien por ti. Pero quiero dejarlo claro: llevas tus productos al mercado en carreteras que pagamos el resto. Contrataste trabajadores que el resto de nosotros pagamos para educar. Estuviste a salvo en tu fábrica gracias a las fuerzas de policía y a los bomberos que pagamos el resto".
"(…) ¿Construiste una fábrica y resultó ser algo increíble o una gran idea? Que Dios te bendiga. Llévate un gran pedazo de ello. Pero parte del contrato social subyacente es que te lleves una parte y pagues para el próximo que venga", señaló la senadora.
Otra de sus intervenciones recordadas fue la que realizó durante su primera aparición en el comité bancario del Senado a principios de este año, en la que dejó fuera de juego a los responsables de los principales órganos supervisores del sistema financiero estadounidense, a los que preguntó cuándo fue la última vez que habían llevado ante los tribunales a un gran banco.
"Hay ahí fuera fiscales federales o de distrito estrujando a ciudadanos comunes todos los días, a veces por cosas muy pequeñas, y llevándolos a juicio con intención de dar ejemplo… Me preocupa que el "too big to fail" (demasiado grande para quebrar) se haya convertido en "too big for trial" (demasiado grande para un juicio). Esto me parece simplemente injusto", aseguró Warren recibiendo el aplauso de algunos de los presentes.
Su última batalla en el Senado fue para tratar de lograr que se aprobara una ley que aliviara la situación de millones de estudiantes estadounidenses permitiéndoles refinanciar sus deudas a tasas de interés más bajas.
La medida -que habría sido financiada con un nuevo impuesto a las grandes fortunas del país- no prosperó debido a la oposición de los senadores republicanos.
"Hoy es un gran día para los multimillonarios. Para los 40 millones de personas que se enfrentan a las deudas por préstamos estudiantiles, no ha sido un día así. Todo esto hace surgir una pregunta fundamental: ¿para quién trabaja Washington?", dijo Warren después de que la ley no recibiera los apoyos necesarios.
Pese a que todavía es una desconocida para el gran público, cada vez son más los que creen que las aspiraciones de la senadora por Massachussetts deberían ir más allá de la Cámara Alta estadounidense.
Warren es particularmente popular entre las bases más progresistas y de izquierdas del Partido Demócrata, que ven en ella una alternativa a candidatos que consideran pertenecen al establishment de Washington, como Hillary Clinton.
"Justicia social"
"Elizabeth Warren fue una de las primeras personas dentro del Partido Demócrata en criticar abiertamente a Wall Street y a los grandes bancos, expresando su enfado y frustración con lo que los poderes económicos estaban haciendo", explica Samuel Popkin, profesor de ciencias políticas de la Universidad de California-San Diego (UCSD, por sus siglas en inglés).
"Se ha convertido en uno de los estandartes de la justicia social en este país y ha estado batallando para que se hagan cambios en las leyes, para que estas defiendan a los ciudadanos comunes y no a las élites", apunta Popkin en conversación con BBC Mundo.
El profesor de la UCSD cree que la emergencia de Warren en la escena de la política nacional estadounidense es consecuencia de una nueva oleada de progresismo que se viene dando en el país tras la elección de Barack Obama.
"Warren, al igual que el alcalde de Nueva York, Bill de de Blasio o el congresista independiente de Vermont, Bernie Sanders, es una política de una gran talla moral e intelectual que se está haciendo eco de lo que preocupa a la gente".
En opinión de Nick Berning, de la organización progresista MoveOn, la popularidad de Warren se debe a que "no tiene miedo de decir la verdad sobre los poderosos, habiendo demostrado que está dispuesta a enfrentarse a los grandes bancos de Wall Street y a luchar por los derechos de la gente corriente".
"Forma parte de una nueva clase de políticos demócratas que no tienen miedo de hablar del problema de la desigualdad en el reparto de la riqueza y de señalar que se trata de uno de los asuntos más importantes de nuestro tiempo", explica Berning en conversación con BBC Mundo.
"A estas alturas está claro que el 1% de los que más tienen son cada vez más ricos mientras el resto de la población tiene dificultades para sobrevivir. Elizabeth Warren habla de este asunto de una manera que la gente puede entender", señala el representante de MoveOn.
En las últimas semanas Elizabeth Warren ha estado viajando por todo EE.UU. para promocionar "A Fighting Chance" (algo así como Una oportunidad de lucha), su libro de memorias que desde abril aparece en la lista de los libros más vendidos del diario The New York Times.
Durante la gira ha tenido que negar una y otra vez que piense aspirar a la presidencia de su país y los que la conocen aseguran que dice la verdad.
¿Podría cambiar eso en los próximos meses a medida que se acerquen los comicios y aumente su popularidad? Sólo el tiempo dirá si 'la gran dama' de la izquierda en EE.UU. da un paso adelante.
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