jueves, 26 de febrero de 2015

No siempre eres tú quien tiene que cambiar para solucionar un problema

Foto: El 'coaching' se ha puesto de moda en las empresas pero ¿cuál es su verdadera intención? (Corbis)


En la empresa cada vez se imparten más cursos de corte psicológico. En ocasiones sus intenciones son loables, pero sólo buscan incrementar la productividad.

Atrás quedan los tiempos en los que las técnicas psicológicas se aplicaban sólo a aquellas personas etiquetadas con graves problemas mentales. Hoy en día se emplean para mejorar los comportamientos humanos en ámbitos que no son siquiera clínicos, como puede ser el mundo educativo o el laboral.
En la empresa cada vez se imparten más cursos de corte psicológico, bien sean obligatorios dentro de la formación del trabajador o estén a disposición del mismo para mejorar su perfil profesional. Estos cursos pueden ser individuales, muy de moda tanto los que se dan online como los del coaching, o impartidos colectivamente en forma de cursillos o de dinámicas de grupo: “Psicología positiva para empresas”; “La asertividad: Mejora tus habilidades de negocio”; “Gestiona el estrés laboral” …
No es una cuestión humanitaria, no seamos ingenuos, sino un tema de productividad
Cada vez más técnicas y conceptos que sólo podían encontrarse en la práctica clínica empiezan a oírse en oficinas intercalados en el discurso del negocio, promovidos desde la directiva y destinados a modificar la conducta del trabajador. Esto es lógico desde el momento en que el bienestar del trabajadorva a repercutir favorablemente en su rendimiento, en el de sus compañeros y por supuesto en la empresa. No es una cuestión humanitaria, no seamos ingenuos, sino un tema de productividad. Pero si ésta es una consecuencia de una mejora de nuestras condiciones laborales, el beneficio será mutuo.
El problema es cuando ese tipo de psicología, muchas veces ni siquiera impartida por psicólogos ni dentro de ningún marco teórico científico, fija como único objeto de intervención al propio trabajador: es él, en todo momento, quien tiene que cambiar y adaptarse a las circunstancias de la empresa. El curso es la guía para enseñar a encajar las consecuencias estresantes o disruptivas de un determinado ritmo laboral.
Con la crisis y el empeoramiento de muchas condiciones laborales se imparten, por ejemplo, cursos de mejora de la gestión del tiempo para poder hacer más horas en la oficina o de habilidades sociales para despedir a un empleado con mayor eficacia.  
Se lleva al extremo eso que han dado en llamar “psicología positiva”, que siendo una herramienta útil para amortiguar el malestar que nos causan algunos pensamientos, se distorsiona hacia un optimismo irracional en el que tenemos que ver el lado bueno de cada golpe que se nos dé. Y si no lo aplicamos es porque no debemos tener interés en ser felices.
En última instancia se está promoviendo, intencionadamente o no, la pasividad, la indefensión y la sumisión a un sistema de producción que claramente no está diseñado para proporcionar bienestar a una persona.
Esta perversión de la psicología no ocurre en terapia
Independientemente de los principios éticos que imperen en cada consulta, es una cuestión metodológica: un psicólogo clínico sabe analizar qué es lo que verdaderamente está perjudicando a la persona, dónde se encuentra la causa de su malestar. Al acabar la evaluación y hacer un análisis funcional de cada secuencia comportamental, aplicando los principios empíricos del aprendizaje, se puede determinar sobre qué variable hay que realizar la intervención, si es necesario modificar nuestra respuesta, generar nuevas conductas o si son las situaciones, los propios estímulos desencadenantes, los que nos están perjudicando y por tanto sobre los que debemos actuar. Sea una relación perjudicial con otra persona, una actividad que estemos haciendo que conlleve un irremediable malestar o un entorno laboral que no permita que seamos felices por más que pongamos de nuestra parte.
Será por tanto el análisis funcional del problema el que nos dará la solución respecto al área que hay que modificar, sea la persona, el entorno o ambas.
Si lo que se busca a través de esta perversión de la psicología del cambio únicamente es la productividad, culpando al trabajador de un problema que la propia dinámica laboral está causando, nos encontrará a los psicólogos clínicos en el otro bando
Muchas veces hay que decirle al paciente que tiene que cambiar de trabajo o desprenderse de situaciones o personas que están haciéndole daño. Ser asertivo, positivo, proactivo no es sólo intentar cambiar uno mismo sino luchar por cambiar el entorno laboral o cualquier sistema injusto que permita que se den determinados comportamientos que no son sanos mentalmente.
No siempre es posible eliminar la situación desencadenante. Siendo realistas, existen multitud de variables que dificultan y a veces imposibilitan que a corto plazo podamos salir de la situación. El caso de irse de un trabajo sin tener otra alternativa de vida es el obstáculo más común con el que nos topamos. Pero además de poder enseñarle técnicas que disminuyan su malestar, y establecer un protocolo de mínimos a mantener y planificar objetivos semanales hasta que se pueda salir de ese entorno, en todo momento se habrá enseñado al paciente a identificar cuales son las variables culpables de su ansiedad o depresión y no responsabilizarle por entero de ello. 
Es imperativo que las empresas, en su afán de llevar la psicología a modificar elcomportamiento de los trabajadores, hagan un correcto análisis de cuál es el problema está afectando al trabajador.
Una garantía de que esto sea así es que estos cursos sean impartidos por psicólogos clínicos que sean capaces de explicar científicamente cómo se originan y mantienen los problemas de las personas y por supuesto, cuál es la vía correcta para cambiarlos. La metodología bien aplicada nos proporciona principios éticos básicos.
Si lo que se busca a través de esta perversión de la psicología del cambio únicamente es la productividad, culpando al trabajador de un problema que la propia dinámica laboral está causando, nos encontrará a los psicólogos clínicos en el otro bando; ayudando, asesorando y trabajando con las personas para rebelarse contra ese sistema. 
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