Associated Press
Los acreedores de Grecia han preparado un acuerdo de rescate para presentárselo al primer ministro, Alexis Tsipras, pero habrá que ver si aporta margen suficiente para ser aceptado por el Gobierno antiausteridad de Syriza.
El momento es crucial. Si el Gobierno griego acepta, sus acreedores le proporcionarán los fondos que necesita para hacer frente a los pagos que vencen en semanas. Si no, el grifo seguirá cerrado y Grecia se quedará sin dinero, posiblemente el viernes, cuando debe pagar al Fondo Monetario Internacional 304 millones de euros.
Sin embargo, existe una cierta flexibilidad sobre cuándo declarará impagado el préstamo el FMI.
El proceso se detalla en la guía de las operaciones financieras del FMI de 2014.
Una vez vencido el plazo, el director ejecutivo del fondo al cargo de Grecia contactará con el Gobierno de Syriza para urgirle al pago. Al mismo tiempo, Grecia no podría usar los recursos del FMI ni se estudiaría ninguna petición hasta que cumpla su obligación.
Si después de dos semanas sigue sin pagar, la dirección del FMI apelará directamente al ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, o al gobernador del banco central heleno, Yanis Sturnaras, para dejar patente la gravedad de la situación.
Una mes después de la cesación de pagos, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, informaría oficialmente al consejo ejecutivo de la organización del atraso en el pago de Grecia.
Otras dos semanas después, Lagarde le comunicaría a Varufakis que, a menos que cumpla sus obligaciones, presentará una queja formal ante el consejo del FMI. El consejo tiene un plazo de tres meses para estudiar su respuesta, lo que probablemente limitaría el uso por parte de Grecia de recursos generales o de derechos especiales de giro, si sus pagos están vencidos. En 15 meses, el FMI suspendería la asistencia técnica y tres meses después Grecia vería suspendidos sus derechos de voto y representación. Seis meses después de la suspensión, Grecia se vería abocada a abandonar el FMI.
Buena parte de esto suena a reprimenda. Pero Grecia tendría repercusiones inmediatas si el Banco Central Europeo decidiera interrumpir la financiación a los bancos helenos por la cesación de pagos al FMI. En este caso, Grecia se vería obligada a imponer controles de capital para evitar una fuga de las instituciones financieras. Y, tal como demostraron Chipre e Islandia, una vez que se imponen controles de capital, es difícil eliminarlos. Y tampoco conducen a la financiación más eficiente de una economía.
Y lo que es más, se estaría presionando a Grecia para que abandonara la eurozona y creando una nueva serie de problemas para la economía.
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