Las pajitas de plástico resultan dañinas para la vida marina (AlexanderNovikov / Getty)
Estos pequeños objetos cotidianos son un ‘killer ambiental’ muy peligroso, especialmente para la vida marina
A veces, los mayores peligros provienen de los enemigos más pequeños. En cuanto al medio ambiente y, en particular, a la salud de los mares del planeta, una de las mayores amenazas es representada por las pajitas de plástico. Igual que las compresas, las toallitas húmedas o los bastoncillos de algodón, las pajitas de plástico pertenecen a la familia de los ‘killers ambientales’ más silenciosos y marrulleros.
Cualquier objeto de plástico, incluso el más pequeño y aparentemente irrelevante, si no puede ser reciclado, tiene un gran impacto medioambiental. Las pajitas no son una excepción y además son muy peligrosas para la fauna marina, ya que se confunden con comida y son ingeridas por peces y tortugas.
En 2015, un vídeo desgarrador de una tortuga con una pajita plantada en la fosa nasal fue visto por casi 12 millones de usuarios y sirvió de detonador para una campaña mundial de sensibilización. A partir de ese episodio salió este año la idea para el documental ‘Straw’ (Pajita), que está recibiendo varios premios en todo el mundo y ve la participación del actor Tim Robbins.
Mil millones de pajitas al día
Cada día en todo el mundo se utilizan unas mil millones de pajitas, 500 millones sólo en los EE.UU., según el Servicio Nacional de Parques. Se usan y se desechan de inmediato, en unos 20 minutos, mientras que tardan cientos de años para ser absorbidas por el medio ambiente. Son una de las 10 categorías de objetos que más contaminan el mar. Por otra parte, cada año 1,5 millones de animales marinos mueren después de ingerir plástico y los informes avisan que en 2050 ya habrá más plástico que peces en el océano.
La explosión de la popularidad de las pajitas de plástico, coloradas y fiesteras, se remonta a los años 60, la época dorada del plástico, pero desde hace unos años su uso ha aumentado notablemente. “Hace diez años, las pajitas no estaban en todas partes. Si pedías un cocktail igual te daban una, pero ahora pides un maldito vaso de agua helada y te ponen una pajita”, asegura al National Geographic Douglas Woodring, fundador de Ocean Recovery Alliance.
Según Woodring, una explicación de ello es el miedo de la gente a los gérmenes. De hecho, el repunte en el uso de la pajillas se dio después del brote en 2003 de la enfermedad respiratoria del SRAG, que comenzó en China y se extendió a más de dos docenas de países en las Américas y Europa, infectó a 8.098 personas, matando a 774 de ellos. Todo el mundo empezó entonces a dar por asumido que toda clase de bebida tuviera que venir con su pajita de plástico monouso.
Una campaña mundial
En un momento histórico en el que los residuos y su tratamiento representan una urgencia cada vez más apremiante, es natural preguntarse cuál es la utilidad real de estos objetos, que en la mayoría de los casos sólo sirven para satisfacer el puro placer de sorber una bebida. Se trata, de hecho, de un producto totalmente innecesario, excepto para personas con exigencias médicas específicas.
En los últimos años, varias asociaciones y organizaciones se han batido para la prohibición o la limitación de las pajitas de plástico. En los EE.UU., la campaña “Be Straw Free” (Libérate de la pajita) tiene el objetivo de convencer personalmente a los propietarios de bares y clubes a no presentar a los clientes bebidas ya provistas de pajitas, sino, por lo menos, a esperar a que sean ellos a que las pidan expresamente.
La ciudad de Miami, en Florida, ha anunciado que pronto prohibirá el uso de las pajitas de plástico en cafés y hoteles cercanos a la playa y que aplicará multas de hasta 500 dólares a los infractores. Muy a menudo, las pajitas se tiran en la playa y, por su tamaño y forma, las máquinas que limpian diariamente la arena no logran recogerlas y separarlas. Así que inevitablemente terminan en el mar.
Otros lugares en los Estados Unidos se declarados libres de las pajitas de plástico, incluyendo el parque Sea World de Orlando y el Seaquarium de Miami. Muchos restaurantes las han abolido, Xanterra Parks Resort (la mayor compañía estadounidense de gestión de parques) puso en marcha el programa ‘Choose to be Straw Free’ y el niño de once años Milo Cress convenció al gobernador de Colorado para que declarase el ‘Día Nacional Sin Pajitas’ el 11 de julio de 2013.
Una alternativa es posible
Una conocida cadena internacional de comida rápida dijo que cada día sus clientes usan 60 millones de pajitas. Pese a los primeros resultados logrados por la actividad de concienciación, los gigantes de la hostelería deberían ser más proactivos en el suministro de alternativas ecológicas, ya que, por otra parte, la sensibilidad ciudadana hacia cuestiones ambientales es alta y el retorno de imagen y económico puede ser sustancial.
La pajita, además de ser poco saludable para los dientes, es un objeto superfluo. Pero, si de verdad no pudiéramos prescindir de ella, existen muchas alternativas menos perjudiciales para el medio ambiente, empezando por las pajitas de vidrio, titanio, papel o bambú, todas opciones reutilizables o 100% biodegradables. Pensemos en ello, a la hora de pedir el próximo mojito.
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