El orgasmo simultáneo está sobrevalorado. Es más: intentar practicarlo puede tener indeseados efectos secundarios
Tenemos asumido que cuando tenemos una cita con nuestra pareja es difícil que ambos lleguemos al lugar acordado a la vez; y que, por pura lógica, uno de los dos tendrá siempre que esperar al otro. Sin embargo, en cuestión de sexo, seguimos obsesionados con la idea de “llegar a la vez”. Más que de una fantasía, parece una de esas cosas que tachar de la lista, o más bien, como un examen que tuviera que pasar nuestra vida sexual.
No es algo nuevo, ya en los años 60, los padres de la sexología moderna, Masters y Johnson, explicaron que la idea del orgasmo simultáneo como símbolo de superioridad sexual de la pareja es totalmente falso, y que “con el esfuerzo para coordinar unas reacciones básicamente involuntarias se hace que hombre y mujer comiencen a observarse mentalmente a sí mismos, en vez de entregarse a las sensaciones del acto sexual”. Y es que tal como señalaban en su libro Human Sexual Inadequacy, cuando los miembros de la pareja adoptan “el papel de espectador”, es fácil que aparezca la pérdida de la erección en el caso del hombre, y la imposibilidad de llegar al orgasmo en el de la mujer.
Sin embargo, si ya entonces se trabajó por desmitificar esta idea, lo curioso es que años después parece que sigue costando desterrarla. Acudiendo a un entorno abierto e intelectual como es la universidad, el estudio Sexualidad en los alumnos universitarios, realizado en la Facultad de Medicina de Chile, revelaba que el 57,6% de los encuestados seguía creyendo que el orgasmo simultáneo era uno de los objetivos centrales de la relación sexual.
La verdadera sincronía
Antes de abordar la idea del orgasmo simultáneo, conviene hacer una reflexión sobre el orgasmo en ambos sexos. Según un reciente estudio sobre la variación del orgasmo por orientaciones sexuales, en la Universidad de Indiana, tanto hombres como mujeres suelen alcanzar más frecuentemente el orgasmo en relaciones estables que en su estado de soltería. Así, este documento aporta cifras como que alrededor del 85 % de los hombres llegan al orgasmo con parejas estables, con poca diferencia respecto a su orientación sexual, mientras que en las mujeres esta cifra es del 62,9% en términos generales, apreciando que es mayor en parejas homosexuales, alcanzando el 74,7%. Estas cifras muestran, por tanto, que ya es difícil que varón y fémina alcancen el orgasmo durante un mismo coito, ¿cómo no va a ser aún más complejo hacerlo a la vez?
Los sexólogos Manuel Fernández y Berta Fornés acuñan en su libro100 preguntas sobre sexo el concepto de “sincronía sexual”, explicando que “con cada pareja sexual con la que nos relacionamos hemos de poder sincronizarnos para que la relación funcione”, es decir, que “la sincronía sexual sería la confluencia de dos personas que, con sus múltiples diferencias, consiguen estar unidos por una vida sexual placentera para ambos”. Nada que ver con los orgasmos. De esta manera, los expertos abordan cuestiones como sincronizar nuestra iniciativa, es decir, el equilibrio entre quién inicia las relaciones sexuales; el nivel de deseo y frecuencia, puesto que no siempre dos personas tienen el mismo deseo, ni se sienten satisfechos con la misma frecuencia; los rituales, es decir, si tenemos los mismos gustos en cuanto a prácticas sexuales; y, por último, la expresividad, es decir, si expresamos igual el afecto y el deseo por nuestra pareja.
El orgasmo de ellas dura más
Si bien podemos conseguir que la pareja tenga una sexualidad común y satisfactoria para ambos, eso no quiere decir que podamos traducirlo a llegar al clímax en el mismo instante, porque no hay que olvidar que los dos miembros de la pareja no tienen siempre la misma respuesta sexual. Aunque los ya citados Masters y Johnson, en sus estudios pioneros sobre la sexualidad humana, apuntaron a que en la respuesta sexual de ambos sexos existen más similitudes de las que inicialmente se pensaban, como que el ciclo de reacción sexual (excitación, meseta, clímax y resolución) era el mismo en ambos sexos, sí que existen diferencias en el desarrollo de estas etapas, cuando la pareja es heterosexual. Entre ellas, como señala la sexóloga Ana Belén Rodríguez, del Centro SEES, se encuentra que "por norma general, la duración del orgasmo masculino es menor que la del orgasmo femenino”. En realidad, analizando las conocidas gráficas que representan la respuesta sexual masculina y femenina, podemos observar que en la mujer es más común que se den diferentes tipos de respuesta, y que todas suelen coincidir con un tiempo de meseta más largo que en el caso masculino, por lo que suele ser difícil que el momento del clímax coincida en el tiempo.
No hay que olvidar tampoco que no hay un hombre y una mujer iguales, y que las respuestas sexuales de cada uno no siempre se ajustan a los prototipos establecidos. “Cada persona tiene sus ritmos y sus propias respuestas de excitación y formas de alcanzar el clímax sexual, intentar que dos personas diferentes alcancen al mismo tiempo el orgasmo, es bastante complicado”, insiste Ana Belén Rodríguez, que aclara que “lo más probable es que no se consiga debido a estas diferencias individuales, pero de alguna manera socialmente hemos aprendido que lo lógico y lo más placentero es disfrutarlo al mismo tiempo”, una idea que solo nos lleva a limitar nuestra sexualidad a unos patrones preestablecidos, pese a la riqueza que puede alcanzar por sí misma.
Del placer a la obsesión
Dando un paso más allá, la realidad es que esta obsesión por conseguir alcanzar el orgasmo a un mismo tiempo lleva a las parejas a muchas frustraciones. Lo primero a tener en cuenta es que la idea del orgasmo simultáneo sigue perpetuando el hecho de que el orgasmo sea la única finalidad del acto sexual. A este respecto, la sexóloga insiste en que “si pensamos de esta forma, podríamos frustrarnos y rodearnos de una ansiedad innecesaria y mala compañera en el viaje del disfrute sexual. No hace falta aclarar que ansiedad y placer son conceptos que no hacen buenas migas”.
Por otra parte, la experta también señala que centrar el encuentro sexual en conseguir este objetivo supone “un excesivo control de las sensaciones, que a veces puede producir los efectos contrarios, como dificultades de erección en el hombre y baja excitación en la mujer”. Asimismo, destaca la idea de que como todo en sexualidad, centrarnos solamente en una parte de su práctica es negativo, porque nos limita. "Obtener excitación extra al tener un orgasmo al mismo tiempo que tu pareja es maravilloso y puede ser un aliño interesante en el juego sexual, pero si solo os sentís satisfechos de esta forma, quizás cuando no ocurra (que es lo más probable) empiecen los problemas. ¿Por qué no abrir las opciones?”, añade.
Practique con usted mismo
Si se tiene claro todo esto y quiere, simplemente, buscar ese orgasmo simultáneo como un juego más, entre otros, de la pareja, sin presiones, y con el objetivo más que de llegar, de experimentar y explorar nuestra sexualidad por el camino, la experta aporta algunas ideas. Para empezar, la importancia de conocerse primero a uno mismo y de, por qué no, experimentar en solitario con nuestro autoerotismo: “Si conozco perfectamente mis gustos y mis reacciones físicas, mi respuesta sexual y sus componentes psicológicos, será más fácil controlar mi excitación y mi orgasmo", ilustra. Por supuesto, conviene practicar la comunicación en pareja, pues si queremos buscar una misma meta será difícil conseguirlo sin conocer en qué parte del camino está el otro. Así, la idea pasa por indicarle a la pareja cómo de excitado se siente e ir explicándole qué le gusta y qué no. "Modular la excitación formará parte del juego", cuenta la sexóloga.
Por último, la directora del Centro SEES apunta a que también podemos trabajar el control sobre nuestro orgasmo, por ejemplo, a través de los ejercicios de Kegel, aunque más que obsesionarnos por manejar los músculos implicados en el acto, explica que puede ser más lúbrico para la pareja buscar qué posturas son las que más excitan a algo o favorecen clímax. "Y, sobre todo, tener en cuenta el componente psicológico del orgasmo. No hay que olvidar que a veces más que una respuesta de nuestro cuerpo, se trata de una reacción de nuestro cerebro. Por ejemplo, ocurre en ocasiones que el orgasmo del otro nos excita tanto que nos hace llegar al nuestro propio, sin que exista una premeditación o una técnica consistente para ello", añade.
Con todas estas ideas, nos acariciaremos el orgasmo simultáneo; y, si no se consigue, habremos disfrutado en el camino, como usted y su pareja se merecen, aunque no aparezca en ningún libro.
http://elpais.com/elpais/2015/10/22/buenavida/1445512091_764331.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.