Foto por AFP from publico.es
El Gobierno británico veta el acceso a los inmigrantes a varias profesiones.
Recién comenzada la última campaña electoral de las elecciones de 2010 en Reino Unido, dos periódicos sensacionalistas británicos sufrieron un ataque de ira en sus portadas. "1,7 millones de empleos y el 92% son para los inmigrantes", titulaba el Daily Express. "La traición laborista a los trabajadores británicos" era el mensaje en primera página del Daily Mail.
No importaba que las cifras estuvieran falseadas. Excluía al sector público (no menos del 20% del total de las personas con empleo). Consideraba como extranjeros a los no nacidos en Reino Unido que tienen la nacionalidad británica (1.432.000 personas). Tampoco incluía a los trabajadores que están por encima de la edad de jubilación (1.419.000 personas).
Las cifras reales eran lo de menos. El partido conservador se mantuvo a distancia del mensaje xenófobo de la prensa tabloide pero dejó claro que si ganaba las elecciones reduciría la inmigración neta anual que recibe el país. Esa cifra fue de 196.000 personas en 2009 (567.000 entradas de personas y 371.000 salidas).
Ahora, el Gobierno ha comenzado a adoptar medidas para reducir en 2015 esa inmigración neta a una cifra no superior a 100.000 personas, un objetivo muy difícil de cumplir. La primera medida ha sido prohibir la concesión de visados para trabajar en varias profesiones: cocineros en restaurantes de comida rápida, cuidadores de ancianos en residencias, pastores, peluqueros o agentes inmobiliarios. "Estos cambios permitirán a las empresas traer al país a la gente con la cualificación necesaria sin que los inmigrantes sean la primera opción para toda una serie de empleos", dijo el viceministro de Inmigración, Damian Green.
Restaurantes sin cocineros
Dos de esas profesiones son especialmente polémicas. Miles de restaurantes que dependen de cocineros nacidos fuera del país pueden quedarse sin empleados. El anterior Gobierno (laborista) ya intentó reducir su número en 2008 y se encontró con una manifestación multitudinaria promovida por las comunidades india, china, paquistaní y turca.
Las residencias de ancianos sufren el mismo problema. Pocos británicos quieren realizar un trabajo tan duro, por lo que es probable que las restricciones no afecten a los enfermeros titulados. Según la organización que agrupa a las residencias de ancianos, una aplicación estricta de la medida puede tener "efectos catastróficos" en el sector. No menos del 13% de su personal procede de fuera de Europa, sobre todo de Filipinas, India y Suráfrica.
El recorte hará que los puestos permitidos para trabajadores cualificados de fuera de la UE pasen en teoría de 500.000 a 230.000. La realidad es muy diferente: ¿cuántos de los que llegaron en 2010 se hubieran visto perjudicados ahora por las nuevas normas? Sólo 5.500.
El Gobierno no tiene un gran margen de actuación porque no puede tocar a los inmigrantes de la Europa del Este que llegaron y siguen llegando, ya que forman parte de la UE. Hay más de un millón en Reino Unido, la mayoría de Polonia.
Menos estudiantes
Se espera que el Gobierno limite también el número de visados para estudiantes universitarios. Los responsables de 16 universidades enviaron hace diez días una carta al Ministerio de Interior para mostrar su oposición: "Los estudiantes contribuyen a la economía con 5.700 millones de euros al año a través de las matrículas y del gasto fuera de la universidad".
Cerrar la puerta a la inmigración tiene una excepción: los millonarios. Para ellos, las normas van a agilizarse. Las personas que tengan 5,7 millones de euros en una cuenta de un banco británico tendrán derecho a pedir, y seguramente a recibir, la residencia indefinida en Reino Unido después de tres años de vivir en el país, a diferencia de los cinco años del resto de la gente. Un detalle más de alfombra roja. Aunque pasen 180 días al año fuera del país, no perderán ningún derecho. "Queremos recibir a los individuos más emprendedores", dijo la ministra de Interior, Theresa May. Siempre que vengan con la cartera bien llena.
Por ÍÑIGO SÁNZ DE UGARTE CORRESPONSAL EN LONDRES from publico.es 22/03/2011
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