miércoles, 1 de junio de 2011

Agustín Carstens: "Tengo más autoridad y experiencia que Lagarde para dirigir el FMI"


Foto from vertigopolitico.com


Europa "no necesita un director gerente sino soluciones", asegura. En su opinión, la UE debe ser “más rápida y contundente” con Grecia.
El mexicano Agustín Carstens quiere romper 40 años de hegemonía europea en la dirección del Fondo Monetario Internacional. El actual gobernador del Banco Central azteca (53 años) apuesta por abrir la mesa de decisión del FMI a las potencias emergentes para que jueguen un rol equiparable al que han tenido en la recuperación global. A día de hoy es el candidato mejor posicionado para luchar junto a la francesa Christine Lagarde por la sucesión de Dominique Strauss-Kahn.
¿Qué va a ser más determinante en la elección, el mérito o la tradición y la diplomacia?
Tengo experiencia técnica en política económica y también en la diplomacia. Estar cinco años en el segundo nivel del FMI requiere de mucha habilidad diplomática. Además he estado muy involucrado en el G20 y en otros procesos importantes para mi país. Lo que inspira mi candidatura es lo que el G20 ha propuesto: que la elección sea un proceso abierto, justo y basado en méritos. Valorando todo lo que se requiere, soy un candidato muy fuerte.
¿Por qué es más fuerte que Christine Lagarde?
Por un lado, porque tengo una amplísima experiencia en el manejo de política económica. He cubierto el puesto de ministro de Hacienda, soy gobernador del Banco de México, fui subdirector gerente del Fondo atendiendo la relación con más de 70 países. Conozco al FMI desde las tres dimensiones posibles. Una es como director ejecutivo, cuando representaba a España, Centroamérica, Venezuela y México. Conozco al FMI desde el punto de vista de los empleados y la gerencia, como subdirector gerente. En tercer lugar, como autoridad de un país miembro. Entonces, conozco al Fondo en sus 360º. Ciertamente, la señora Lagarde sólo lo conoce desde una dimensión, que es la dimensión de ser una autoridad. Por otro lado, mi experiencia práctica en la gestión económica y de crisis indica en que soy flexible y pragmático para buscar soluciones.
Parte del G8 ha cerrado filas con Lagarde. Eso, de forma no oficial, ¿es una ventaja?
El único que la ha apoyado con todas sus palabras es el ministro de Exteriores de Francia. El secretario del Tesoro, el señor Geithner, ha dicho que espera un proceso abierto y que tanto Lagarde como yo somos creíbles. Por tanto, Estados Unidos no ha cerrado filas en el G8, Japón y Canadá tampoco. Sabíamos lo que iba a pasar. Europa está actuando en bloque.
Muchos le sitúan como el testigo de los emergentes que dará a estos la cuota de poder que merecen hoy día.
Pienso que el director gerente tiene que ser para todos los miembros, incluidos los avanzados. Lo que más quieren los países emergentes es que la experiencia que hemos vivido y nuestras capacidades se reflejen en las políticas del Fondo. Europa no necesita exactamente un director gerente europeo sino soluciones. ¿Quién le puede ayudar más? Aquellos personajes que tengan más experiencia en el manejo de crisis. Y si hay alguien que ha manejado crisis son los países emergentes y lo hemos hecho con éxito. No es coincidencia que a día de hoy los países emergentes estén contribuyendo al crecimiento del mundo, después de haber resuelto problemas muy graves. Apelar a esa experiencia es lo que ahora ayudaría más a Europa. Sobre todo si resulta de un proceso transparente.
El FMI podría no participar en el segundo tramo de ayudas a Grecia si Atenas no demuestra que ha cumplido su plan. ¿Qué salida le ve a la crisis soberana del euro?
El papel del FMI debe ser ayudar a Grecia y a otros países de la periferia a emprender las políticas macroeconómicas necesarias para la recuperación. El problema de estos países no se va a resolver hasta que no se tomen las medidas que devuelvan la confianza de los mercados en la sostenibilidad de su deuda. Si se requiere mayor esfuerzo, el FMI tiene que facilitarlo. No hay un sustituto fácil para evitar tomar medidas de calado.
¿Se puede llegar a la situación extrema de una reestructuración?
No es sustituto tampoco. La reestructuración misma podría generar perspicacias en los inversores. Si se reestructura y no se toman medidas adicionales para que exista una percepción de sostenibilidad fiscal, al final no habrá solución. Esta salida debería ser una alternativa de ultimísima instancia.
Grecia debe tomar planes todavía más serios entonces.
Tiene que instrumentar un programa de más alcance. Han puesto sobre la mesa las privatizaciones. Eso le podría dar aire, pero tiene que demostrar que es una alternativa. Por la experiencia en procesos de solución de crisis, se tiene que poner de manera clara sobre la mesa que los Gobiernos cumplan lo prometido. No hay una salida fácil a esa encrucijada. Además, es importante actuar con premura para cambiar la psicología del mercado. Si no, siempre se está detrás de la curva del mercado y la realidad es que los procesos se vuelven largos y dolorosos. Si uno logra cambiar las expectativas se puede entrar en un círculo virtuoso muy rápido. Los 1.000 puntos de penalización de Grecia se pueden reducir muy rápido, facilitando la sostenibilidad fiscal y financiera. Una vez se rompe la dinámica de los mercados se entra en un proceso virtuoso.
¿La Unión Europea no ha sido lo suficientemente rápida en abordar los problemas?
Exacto. Hay que ser más rápido y contundente. Mostrar resultados.
Alabanza al papel del BCE y la Fed en la crisis
No se decanta ni por uno ni por otro. Para Agustín Carstens, gobernador del Banco de México desde enero de 2010, tanto la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) “han respondido bien ante la crisis”, reconoce en una entrevista a EXPANSIÓN. “Yo respeto y admiro a ambas instituciones monetarias, con las que mantengo conversaciones periódicas por nuestra presencia en el Banco Internacional de Pagos”, señala.
Tanto la Fed como el BCE han tenido que tomar medidas nunca vistas para combatir una de las peores crisis financieras de la historia. Cada uno a su estilo, “pero es que las circunstancias a las que se enfrentan uno y otro son muy diferentes”, añade Carstens. “Desde un punto de vista técnico, han hecho un trabajo bastante destacado: han conseguido darle estabilidad al sistema financiero sin abandonar la estabilidad de precios”.
La Fed ha optado por poner a toda velocidad la máquina de imprimir billetes, dentro de la llamada política de tipos cuantitativa que se basa en la compra directa de deuda en los mercados. Por su parte, el BCE ha decidido tomar medidas más conservadoras. “La capacidad de utilizar los instrumentos de política monetaria sin inducir inflación son muy diferentes en EEUU y en Europa”, considera el gobernador del Banco de México.
Europa tiene un hándicap importante: “Estados Unidos no tiene un problema tan complejo como la Unión Europea y el BCE, donde existen grandes divergencias entre sus miembros, por lo que tomar decisiones que benecifien a todos los países supone un reto impresionante”.
Carstens no quiere entrar a valorar si el reciente movimiento del BCE, que decidió elevar los tipos de interés en abril por primera vez desde julio de 2008, fue acertado o no, pero tampoco considera que la institución monetaria se guíe por la senda que marca el Bundesbank y Alemania. “El BCE tiene un mandato claro, que es el de combatir la inflación, y, en función de éste, debe actuar en favor de toda la región del euro, en la que hay economías que efectivamente son muy boyantes y otras que, sin embargo, tienen serios problemas”.

Por D. Gracia/ D. Badía from Expansion.com 31/05/2011

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