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Según un macroestudio con datos de 63 países y 420.000 entrevistas, es más importante la capacidad de decidir sin depender de nadie.
La mayor investigación llevada a cabo hasta la fecha sobre la felicidad, realizada por la Universidad Victoria de Wellington (Nueva Zelanda), ha llegado a la conclusión en la que a todo el mundo le gustaría creer: el dinero es imprescindible para garantizar cierto bienestar, pero no sirve para comprar la felicidad.
Dos investigadores de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, se han tomado la molestia de recopilar y analizar tres grandes estudios internacionales realizados para medir los índices de felicidad y bienestar general de la población en los últimos 40 años. En total, procesaron la información de 63 países y más de 420.000 entrevistas para llegar a la conclusión de que la libertad y la autonomía personal son mucho más importantes para el ser humano que el dinero.
De esta manera, los psicólogos llegaron al convencimiento de que, en una primera fase, el dinero aporta felicidad al permitir que se cubran las necesidades básicas de alimentación, vivienda y salud pero que, llegados a cierto punto, su influencia en el bienestar de la persona se va reduciendo hasta perder toda su importancia.
Hasta aquí parece lógico. Pero lo que Ronald Fischer y Diana Boer, autores del estudio, concluyen es que los dos factores que aportan más felicidad al ser humano son la autonomía (la capacidad de hacer cosas sin depender de nadie, tanto física como psicológicamente) y el individualismo (la libertad de decidir).
"En las sociedades más tradicionales y colectivistas, el aumento del individualismo puede implicar ansiedad y un menor bienestar. Pero en países europeos más individualistas, una mayor autonomía lleva a un mayor bienestar", señala el estudio.
Según Emanuel Rechter, psicólogo de la Universidad Andrés Bello, la libertad personal implica "marcar ciertas distancias para poder tomar decisiones propias". El problema surge cuando el dinero nos convierte en esclavos para conseguir las metas que nos marca la sociedad: “Así, por mucho dinero que se logre conseguir en algún momento de la vida, las personas no serán felices”.
Salud psicológica, ansiedad y estrés
Para realizar el estudio, publicado en la revista "Journal of Personality and Social Psychology", los investigadores de la universidad neozelandesa analizaron una serie de indicadores del bienestar cotidiano, como son el estrés, la ansiedad y la salud psicológica, partiendo de una cuestión previa: ¿Qué es más importante para lograr ese bienestar, proporcionar el dinero para conseguirlo o darle la posibilidad de tomar sus propias decisiones en la vida?
De esta manera, hicieron tres cuestionarios distintos: analizaron los síntomas del estrés, midieron el grado de ansiedad en momentos concretos y midieron su ánimo en función del test Maslach Burnout Inventory (MIB), que evalúa el nivel de realización personal.
Según los autores, la mejor forma de potenciar el bienestar personal es permitir el individualismo. Dicho de otra forma: el dinero proporciona la autonomía, pero es ésta la que garantiza la felicidad". Cuando dejamos de controlar nuestra vida (entre otras cosas, atándonos al dinero) perdemos la capacidad de alcanzar el bienestar.
Felices a pesar de la crisis económica
La capacidad de ser feliz sin depender exclusivamente del dinero es algo que lo ratifican de forma habitual las encuestas. La última, realizada hace unos días por el Instituto Coca-Cola, sostiene que el 69 por ciento de los españoles se sigue declarando feliz a pesar de la actual depresión económica.
Quienes se declaran felices tienen mejores relaciones con su familia, amigos y compañeros de trabajo y son muy generosos; les encanta ayudar a otras personas y mostrar su afecto con besos y abrazos, conocer gente nueva, tener invitados en casa y poder disfrutar de sus hobbies.
De esta manera, los psicólogos llegaron al convencimiento de que, en una primera fase, el dinero aporta felicidad al permitir que se cubran las necesidades básicas de alimentación, vivienda y salud pero que, llegados a cierto punto, su influencia en el bienestar de la persona se va reduciendo hasta perder toda su importancia.
Hasta aquí parece lógico. Pero lo que Ronald Fischer y Diana Boer, autores del estudio, concluyen es que los dos factores que aportan más felicidad al ser humano son la autonomía (la capacidad de hacer cosas sin depender de nadie, tanto física como psicológicamente) y el individualismo (la libertad de decidir).
"En las sociedades más tradicionales y colectivistas, el aumento del individualismo puede implicar ansiedad y un menor bienestar. Pero en países europeos más individualistas, una mayor autonomía lleva a un mayor bienestar", señala el estudio.
Según Emanuel Rechter, psicólogo de la Universidad Andrés Bello, la libertad personal implica "marcar ciertas distancias para poder tomar decisiones propias". El problema surge cuando el dinero nos convierte en esclavos para conseguir las metas que nos marca la sociedad: “Así, por mucho dinero que se logre conseguir en algún momento de la vida, las personas no serán felices”.
Salud psicológica, ansiedad y estrés
Para realizar el estudio, publicado en la revista "Journal of Personality and Social Psychology", los investigadores de la universidad neozelandesa analizaron una serie de indicadores del bienestar cotidiano, como son el estrés, la ansiedad y la salud psicológica, partiendo de una cuestión previa: ¿Qué es más importante para lograr ese bienestar, proporcionar el dinero para conseguirlo o darle la posibilidad de tomar sus propias decisiones en la vida?
De esta manera, hicieron tres cuestionarios distintos: analizaron los síntomas del estrés, midieron el grado de ansiedad en momentos concretos y midieron su ánimo en función del test Maslach Burnout Inventory (MIB), que evalúa el nivel de realización personal.
Según los autores, la mejor forma de potenciar el bienestar personal es permitir el individualismo. Dicho de otra forma: el dinero proporciona la autonomía, pero es ésta la que garantiza la felicidad". Cuando dejamos de controlar nuestra vida (entre otras cosas, atándonos al dinero) perdemos la capacidad de alcanzar el bienestar.
Felices a pesar de la crisis económica
La capacidad de ser feliz sin depender exclusivamente del dinero es algo que lo ratifican de forma habitual las encuestas. La última, realizada hace unos días por el Instituto Coca-Cola, sostiene que el 69 por ciento de los españoles se sigue declarando feliz a pesar de la actual depresión económica.
Quienes se declaran felices tienen mejores relaciones con su familia, amigos y compañeros de trabajo y son muy generosos; les encanta ayudar a otras personas y mostrar su afecto con besos y abrazos, conocer gente nueva, tener invitados en casa y poder disfrutar de sus hobbies.
Por E.V. from larazon.es 22/06/2011
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