Foto por GYI from lavanguardia.com
Algunos analistas comparan la situación de Grecia con la del mito de Sísifo
El país heleno necesita un default inmediato pero la UE temiendo otro Lehman Brothers, pide más austeridad.
El mes pasado en la revolucionaria Politécnica de Atenas, detrás de la torcida puerta de hierro aplastada por un tanque en 1973 durante la junta militar, un centenar de activistas, delegados de la nueva comisión de auditoría de la deuda griega, ideaban la siguiente fase de la campaña.
"Tenemos que anular una gran parte de nuestra deuda externa ya porque no aguantamos más", dijo con cara de cansancio Despina Spanov, líder del combativo sindicato de trabajadores públicos, Adedy, que participa en la comisión.
Días después, en Londres, un centenar de gestores de fondos de los grandes bancos internacionales, economistas de la City y de Wall Street, y analistas de las agencias de calificación de deuda, se reunieron en el edificio imperial del Royal Institution of Great Britain convocados por Credit Suisse. Increíblemente, el mensaje era exactamente el mismo.
"Una reestructuración es inevitable; más vale que la hagan ya", dijo Adam Lerrick del conservador instituto de Enterprise Americano (AEI) en Washington.
El catálogo de expertos que apoyan una reestructuración inmediata es cada vez más largo. Mohamed El Erian director del poderoso fondo estadounidense Pimco; el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King; Barry Eichengreen de Berkeley;, Martin Feldstein y Ken Rogoff de Harvard, entre otros muchos.
Todos advierten que prestar más dinero a Grecia a tipos del 5 o el 6% cuando no puede pagar la deuda que tiene en estos momentos es un sin sentido.
"Con una deuda superior al 150% del PIB, grandes déficits públicos y, tipos de interés al 25%, la única cuestión es cuando se producirá el default", advierte Feldstein
Aun peor, al condicionar el nuevo paquete de créditos multilaterales a otra batería de medidas de austeridad, se profundizará la recesión griega machacando una vez más la recaudación tributaria.
"El enfoque ha sido austeridad drástica y no es de extrañar que Grecia haya deteriorado según cada indicador económico, financiero y social", reflexiona en su blog El Erien cuyo fondo Pimco con sede en California es líder mundial en operaciones con bonos.
Cuando coinciden los incansables activistas de la Politécnica ateniense y los expertos financieros de mega fondos como Pimco, lo lógico sería hacerles caso. Pero Bruselas y Fráncfort no pueden ir por el camino de la lógica.
Temen precisamente la reacción de los gestores de fondos e inversores de la City y Wall Street ante una reestructuración pactada de la deuda griega. Y hay motivos para temer que un quite de suficiente envergadura como para hacer sostenible la deuda -entre el 50 % y el 70% de la deuda, según la consultora Lombard Street en Londres-, será calificado como un "evento creditico".
Puede tener consecuencias graves para el sistema financiero europeo y mundial. Todas las agencias de rating, -Moodys, S&P, y Fitch- han advertido que una reestructuración supondría la rebaja de sus calificaciones hasta la categoría de default restrictivo.
Esto obligaría a acreedores como Commerzbank (alemán), BNP Paribas (francés), Dexia (belga), ING (holandés), UniCredito (italiano), Royal Bank of Scotland (británico) a rebajar el valor de estos activos en sus balances. Y esto forzaría una recapitalización urgente y posiblemente operaciones de rescate estatales.
Es más, un default probablemente desencadenaría la liquidación masiva de los derivados credit default swaps que aseguran contra moratorias, con imprevisibles efectos sistémicos y una sí previsible ola de contagio por la periferia desde Irlanda, a Portugal , España a Italia.
En dos palabras, Grecia podría ser un nuevo Lehman Brothers. De ahí, los recelos del BCE a la hora de permitir que lo inevitable ocurra ya en Grecia.
Nadie cree viable la idea salomónica de pactar una restauración voluntaria.
Nadie cree viable la idea salomónica de pactar una restauración voluntaria.
"Para que sea voluntaria tendrían que estar involucrados todos los acreedores; para que estén todos habría que ofrecer algo a cambio; pero si ofreces estatus preferencial a quienes participan se considerará un default forzado ya que los que no participan quedan perjudicados", dijo un economista en Dublín.
Por eso, todo indica que la UE mantendrá la política actual de aplazamiento de lo inevitable, la llamada estrategia de "kick the can further down the road" ("darle otra patada a la lata calle abajo").
Mientras se proporcionan más créditos para evitar que Grecia tenga que acudir a los mercados durante un año más, los bancos serán reembolsados conforme sus bonos van llegando al vencimiento.
De esta manera, el Fondo de Estabilización Financiera, el posterior Mecanismo de Estabilidad Europeo y el BCE irán sustituyendo al sector privado como acreedores del estado insolvente de Grecia.
Puede pasar lo mismo con Irlanda, Portugal y no se sabe quién más.
En vez de reinventarse como una unión fiscal con sus propios euro bonos, la zona euro efectuará una trasferencia fiscal de facto, por la puerta trasera, cuyos principales beneficiarios serán los bancos expuestos a la periferia insolvente.
Mientras, en Grecia, el plan de "tirar la lata" recuerda más al mito de Sísifo, condenado a empujar una enorme piedra cuesta arriba hasta la cima de un montículo y luego verla rodar hacia abajo por el otro lado.
El Parlamento, con toda seguridad, aprobará una nueva batería de ajustes hoy martes, necesario para recibir la financiación de la UE y el FMI.
Pero los diputados saben ya que cada fase del ajuste –con recortes a los salarios públicos y pensiones de hasta el 30% y ahora 20.000 despidos en la administración pública solo en el primer año- aplasta todo conato de recuperación.
La economía creció algo en el primer trimestre tras un desplome acumulado del 6,5% en el 2009 y 2010. Ahora se prevé un año más de crecimiento negativo dificultando aún más la reducción del déficit.
800.000 griegos están en paro, de una población activa de cinco millones. "Es mentira que hayamos vivido por encima de nuestros medios; la gran mayoría de los griegos no se beneficiaron nada en los años de expansión", dice Aris Hatzistefanou, director del documental Debtocracy.
Pero, al dirigir la indignación de los contribuyentes del norte hacia un supuestamente despilfarrador ciudadano griego, en lugar de hacia sus propios bancos, se puede justificar ante la opinión pública europea políticas de privatización forzada y expropiación de activos que –según el ex economista de Citibank en Londres Mike Burke- "recuerdan un capítulo de los Sopranos".
From Andy Robinson | Enviado Especial Londres from lavanguardia.com 27/06/2011
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