El suicidio se ha convertido en causa de muerte más frecuente
entre los militares estadounidenses que la guerra en sí. Las cifras hablan por sí solas. Cada día se quita la vida en Estados Unidos
un militar que ha regresado de una zona de conflicto.
Por ejemplo, el número total de soldados que se suicidaron desde que
volvieron de Afganistán supera a la cantidad de militares muertos en combate
allí.
¿Qué está fallando en la atención a los miembros del ejército de EE.UU.?
El sistema está desbordado y no hay especialistas suficientes para tratar a
los militares que sufren de desórdenes mentales al volver de la guerra.
El PTSD como principal trastorno
Los problemas mentales son una de las causas principales que empujan a los
veteranos a buscar ayuda en el Departamento de Asuntos de Veteranos, dependencia
del gobierno federal de Estados Unidos. Dentro de ellos, el síndrome de estrés
postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) es el trastorno más frecuente,
por encima de la depresión y el abuso de sustancias.
Paula Schnurr, vicedirectora ejecutiva del Centro Nacional para el PTSD en
Estados Unidos, le dice a BBC Mundo que "el PTSD es un problema muy
significativo entre los veteranos y el personal militar puesto que es uno de los
trastornos más comunes que afecta a los individuos que viven una experiencia
traumática durante el servicio militar, como por ejemplo la exposición a una
zona de guerra".
¿Es ajustado vincular el trastorno de estrés postraumático con la alta tasa
de suicidio entre los militares estadounidenses?
"La incidencia del suicidio en personas con PTSD u otros desórdenes mentales
es alta", responde Schnurr, "pero la gran mayoría de personas que sufren PTSD no
intentan suicidarse. Es un problema serio, pero hay que subrayar que la mayoría
de los pacientes no tiene tendencia al suicidio".
Más atención mental por ley
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, vio la luz de alarma y decidió
invertir más recursos materiales y humanos a la atención psicológica para los
veteranos de guerra y militares aún en servicio.
El 31 de agosto del año pasado, publicó un decreto de ley con el que se
otorgaba más fondos y más poder a un conjunto de departamentos oficiales que
trabaja en la atención a los miembros del ejército. Son el departamento de
Asuntos de Veteranos, la secretaría de Defensa y el servicio de Salud.
Entre agosto de 2012 y el pasado marzo, se ha incrementado la capacidad de la
Línea de Atención a los Veteranos en un 50% para garantizar que los veteranos en
crisis pueden recibir ayuda.
El pasado año, se invirtieron US$5.000 millones en servicios de salud
mental.
Desde el departamento de Asuntos de Veteranos, se informó a BBC Mundo que, en
estos meses, se han establecido 15 proyectos piloto en 7 estados donde trabaja
dicho organismo en los que proveedores de salud mental locales ayudan a los
veteranos a tener acceso a servicios de salud mental a tiempo.
Se ha contratado a 1.600 proveedores de salud mental y 248 nuevos
especialistas del ramo.
Además, se puso en marcha una campaña nacional para la prevención del
suicidio con el fin de conectar a los veteranos y militares en activo con los
servicios de salud mental.
El dinero no lo es todo
Sin embargo, juzgar toda esta situación como una mera falta de recursos es,
según los expertos, simplificarlo demasiado. Así lo subraya Raúl Coimbra,
director del sistema de Salud del Hospital de San Diego.
Hay otros factores que juegan un papel muy importante, como el estigma que
persiste en torno a los problemas mentales. Muchos militares no se sienten
cómodos pidiendo ayuda, no quieren ser calificados como locos, le dijo Coimbra a
BBC Mundo.
Los hay que sí quieren tener ayuda pero no de la mano de un especialista
civil. Los militares se quejan de que los civiles desconocen la realidad a la
que se enfrentan los miembros del ejército y por eso prefieren acudir a otras
fuentes de ayuda.
Como la organización Veterans4Warriors (Veteranos por los
Guerreros), que ofrece asistencia a todo veterano o militar en servicio que
acuda a ellos.
A través de una línea de atención telefónica o por correo electrónico, la
persona que sufre de algún tipo de secuela mental puede recibir la ayuda de otra
persona afín que puede comprender mejor la situación que está atravesando.
Por su parte, el departamento de Asuntos de Veteranos atiende a 9 millones de
veteranos que acuden en busca de ayuda, del total de 22 millones de veteranos
que hay en todo el país.
Terapias alternativas
En el caso concreto del trastorno de estrés postraumático, se ha criticado la
tendencia a medicar a los pacientes que lo sufren en lugar de ofrecerles
terapias más prolongadas, que requieren de más personal, más tiempo, y por
supuesto, más financiación.
Las terapias tradicionales también están bajo la observación de una lupa.
Entre las alternativas que surgen con más fuerza está la Terapia de Aceptación y
Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) o la teoría del crecimiento
postraumático, según la cual las experiencias traumáticas pueden convertirse, a
medio y largo plazo, en una vivencia que cambie a la persona en un sentido
positivo.
Con la terapia ACT se pretende que el paciente no niegue o eluda la causa de
su desazón, sino que la acepte, la enfrente y aprenda a desprenderse de ella.
Además, el paciente debe identificar los valores principales que son el eje de
su existencia y comprometerse a vivir conforme a ellos.
Según Paula Schnurr, tanto la medicación como la psicoterapia son eficaces en
el tratamiento del PTSD. "Todos los manuales de salud mental que rigen en
Estados Unidos recomiendan que se utilicen los dos medios", precisa.
Schnurr subraya además la importancia de la educación y la difusión de
información sobre el PTSD, así como la atención a familiares y personas que
rodean a los pacientes.
"Más allá del estigma asociado con las enfermedades mentales, mucha gente
simplemente necesita información. Quizá no entiendan que padecen de PTSD o que
hay tratamientos que les pueden hacer sentir mejor", le dice a BBC Mundo, al
tiempo que enfatiza que junio es el mes de sensibilización sobre el trastorno de
estrés postraumático.
Incidencia del PTSD en los militares
El trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en ingles) no es
el único mal que afecta a los veteranos y los militares en servicio. Hay muchos
otros soldados que sufren lesiones cerebrales que hacen que los dolores y las
secuelas se vuelvan tan insoportables que deciden terminar con sus vidas.
El PTSD se traduce en un estado de ansiedad que surge tras una experiencia
traumática y que deja a la persona incapacitada para actuar de la forma
habitual.
Quien lo padece no puede dejar de pensar en el hecho traumático e incluso lo
revive.
Actualmente, el PTSD afecta al 13,8% de los militares que regresan de una
misión bélica.
En 2010, el ejército estadounidense diagnosticó con PTSD
a 10.756 soldados, en comparación con 4.967 en 2005.
Beatriz Díez BBC Mundo 05/06/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.