The National Cinema, la última sala de cine que queda abierta en todo Yemen.
El National Cinema, en Saná, es la última sala abierta del país tras décadas de guerras y persecución religiosa que han ido cerrando decenas de cines. Esta es su lucha e historia
En los elegantes salones del Hotel Raffles, en Nom Pen, Camboya, un joven se acerca en el descanso entre dos películas de un pequeño festival de cine italiano que se celebra en la ciudad. Educadamente, con un tono de voz bajo, dice: "¿Usted es periodista? Yo soy Mohammed Almahdi, un director de cine y periodista yemení. Me gustaría hablarle de un pequeño documental que he grabado, Nostalgia of Cinema, que tiene relación también con Italia". ¿Y de qué trata la historia? "Del último cine que queda abierto en todo Yemen. Hubo decenas hace décadas y tras años de guerras y extremismo religioso ya solo queda abierto uno. El inicio de esos ataques es por un escándalo que se montó tras grabar Pasolini en Yemen Las mil y una noches. Y ahora solo queda esta vieja sala, en la capital, Saná. Sobrevive emitiendo partidos de fútbol y algunas películas. Solo pueden entrar hombres. Los films son censurados... Esa es mi historia".
Y su historia, tan poética como cruel, retrata desde una vieja pantalla rodeada de sillas de madera un país hecho pedazos tras años de guerras, de extremismos y de miserias humanas. Todas esas cosas que en una parte del globo se ven solo en las salas de cine y en otra se ven por las calles.
¿Por qué mantiene abierta la última sala de cine de Yemen? "Porque nosotros simplemente creemos que un país sin cine es como una escuela sin profesor", responde por teléfono a El Confidencial, una semana después de aquel encuentro en Camboya, Ahmed Kabea, director ejecutivo de Kabea Group for Trading and Cinema. Tras ese largo cargo comercial, hay una empresa familiar de un cine, el National, que creó su abuelo en una barraca de adobe en 1962, se modernizó 10 años después y hoy pertenece a sus descendientes. Ahmed es la cabeza de todos ellos. ¿Ganan dinero manteniendo abierto el cine? "En la actualidad esto no da beneficios, pero conseguimos sobrevivir". ¿Qué emiten? "Ponemos partidos de fútbol y películas de acción que son las que más le gustan al público. Ahora estamos pensando en empezar a hacer obras de teatro".
La historia del cine en Yemen es una trinchera. Según recoge el Arab Film and Media Institute "el cine llegó por primera vez a Yemen a través de un hombre llamado Mohammed Hamood Al-Hashimi. Comenzó una empresa en 1910 en la que organizaba proyecciones móviles de cine mudo en el distrito de Tawahi. Más tarde, su hijo, Taha Hamood, abrió el primer cine en la ciudad de Adén llamado Hurricane. Hamood luego abrió tres cines más: Radio Cinema, al-Sharqiqiyah y al-Jadidah. A partir de este momento, los cines comenzaron a aparecer en todo el sur y el norte de Yemen. Para la década de 1950, había casi 50 salas e ir al cine era un pasatiempo familiar muy popular. Los cines estaban prosperando, en parte gracias a un esfuerzo liderado por el estado para promover las artes en los 60".
Eso hizo que la industria cinematográfica se desarrollara y directores como el afamado Pier Paolo Pasolini fueran hasta allí a rodar en los 70 su Il fiore delle mille e una notte (Las Mil y una noches, en España). Rodó, se fue, y años después una tormenta se desató por su "culpa". "Cuando estaba en la universidad recopilando detalles sobre el cierre de los cines en mi país entré en contacto con un actor de cine muy respetado, Yahya Ibrahim, que me contó esta impactante historia. El actor fue un extra en la película Las Mil y unas Noches cuando era muy joven y fue testigo de todo el apoyo y esperanza que el Gobierno y Ejército pusieron en la película. Querían que el cineasta mostrara Yemen como un país joven después de una nueva revolución y guerra civil. Años más tarde, por accidente, Ibrahim fue invitado a asistir a algunos festivales de cine en Túnez e Italia. Vio la película y vio que incluía escenas sexuales muy largas en Yemen. Más tarde, él le contó eso al ministro de Cultura y eso hizo que el Gobierno y las instituciones religiosas se unieran y lucharan contra el cine en el país. A pesar de todo el apoyo que Pasolini había recibido del Gobierno yemení para producir esa película, los engañó al añadir escenas sexuales, sin permisos ni acuerdos previos, después de que terminaron las grabaciones", explica Almahdi.
Pasolini es asesinado en Italia en 1975. No supo lo que su película, estrenada en 1974, había desencadenado. "Los líderes políticos y religiosos yemeníes mantuvieron una campaña a largo plazo contra el cine desde finales de la década de 1970 hasta que lograron cerrar todas las salas de cine en todo Yemen en la década de 1990", recuerda el director del documental Nostalgia of Cinema.
La famosa teoría del aleteo de la mariposa y sus consecuencias en la aldea global ponen los cimientos de un exterminio cultural que hubiera ocurrido de todos modos. El arte es libertad y eso colisiona con los "ismos" de las revoluciones islamistas en Yemen. ¿Sabe usted quién es Pasolini o ha visto Las Mil y Una noches? "Se quien es Pasolini, pero no he visto ninguna de sus películas", responde Ahmed, el dueño de esa última sala de cine que desconoce que su soledad está indirectamente relacionada con los desvaríos y genialidades del director italiano.
Hoy Yemen es menos libre que hace 50 años. Como en Irán, como en Afganistán… Las mujeres son las principales víctimas de un mundo donde las abuelas han sido más libres que las nietas. "En el año 2000 trabajé en diversos proyectos de cooperación de mujeres en Yemen. Nos llamaba la atención que las abuelas les decían a las nietas que no usaran los velos y que fueran menos ortodoxas", explica Sara, una veterana cooperante y diplomática italiana que conoce muy bien la realidad de esa zona.
En el fantástico documental de Almahdi hay muchos personajes yemenís que hablan de la nostalgia de un ayer donde el cine era lugar de encuentro. Una de ellas, Soubhia Gaober, es especialmente clarificadora. Cubierta con un niqab negro recuerda su niñez en la que iba al cine National con sus amigas. "Yo iba al Cine National ya con 10 y 11 años (…) Estaba fascinada por todo. Todo era nuevo en nuestra sociedad. Ya no experimentamos esas cosas de antes. Los viernes empezábamos a hacer la comida por la mañana temprano, salvo la carne que la cocinábamos luego, para ir al cine. No queríamos que en la familia nos dijeran que no preparamos la comida por ir la cine. Corríamos".
Pero la libertad salta por los aires constantemente en esta esquina del globo. La guerra lleva décadas pudriendo todo. La ONU calcula en más de 370.000 las muertes desde que estallara el último conflicto en 2014. Una pantalla donde proyectar imágenes es una amenaza para los extremistas. "Hay generaciones de yemeníes, incluido yo mismo, que no experimentaron el privilegio de frecuentarlas salas de cine. Me di cuenta temprano de la amenaza a la cultura con el cierre metódico y deliberado de los cines en Yemen después de la guerra civil de 1994. Entonces decidí establecer una iniciativa llamada Fundación Shift en 2015, al comienzo de una nueva guerra. En febrero de 2015 realicé eventos cinematográficos semanales abiertos al público", señala Almahdi.
"Hay menos libertades en el cine y en la televisión ahora que hace 50 años. Cualquier escena de sexo o desnudos es censurada"
El joven cineasta, que ha acabado viviendo en Camboya porque es uno de los pocos países en el globo que no les da un portazo a los refugiados yemenís con sus políticas de visados, mantiene su fundación abierta. Un grito de libertad que desafía vetos. "Mi equipo y yo proyectamos películas yemeníes e internacionales en lugares educativos y culturales para niños, jóvenes, mujeres y la sociedad en general con el propósito de crear un espacio para la construcción de paz a través de cine y diálogo. La Shift Foundation realizó 70 eventos de cine públicos gratuitos y un festival de cine de dos días para más de 6.000 personas con la guerra en curso y a pesar de la prevención por parte de las autoridades de tales actividades que fomentan la mezcla, las reuniones y la libertad de expresión", señala el joven director.
¿Y qué respuesta tienes de la gente? "Me emociona mucho cuando la gente se acerca a mí al final de los eventos y me expresa sus emociones y experiencias de la primera vez que asiste al cine. 'Parece que no estamos en Yemen', me dijo uno. Otro me dijo 'el evento nos hizo sentir alejados de la guerra que estamos sufriendo'. Los yemeníes de todas las edades ven películas a través de sus teléfonos celulares o portátiles. Esa fue una oportunidad para ver películas en pantallas gigantes con sistema de sonido digital en la oscuridad colectiva", dice Almahdi.
El National Cinema es por tanto una rareza que conservar. Una de esas especies en peligro de extinción. "Hay menos libertades en el cine y en la televisión ahora que hace 50 años", explica Ahmed Kabea. ¿Qué está censurado emitirse? "Cualquier escena de sexo o desnudos es censurada. Las mujeres tampoco pueden entrar. Si lo permitiéramos nos meteríamos en problemas", dice el copropietario de este oasis de celuloide.
"Sin duda, la libertad y los derechos humanos han disminuido debido al control y el poder de los partidos islámicos conservadores en conflicto en todo Yemen, respaldados por Irán, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Por ejemplo, las mujeres yemeníes vestían antes lo que querían, como trajes coloridos tradicionales e incluso moda occidental, para ir a la escuela, la universidad y el trabajo. Sin embargo, ahora las mujeres no pueden viajar sin un miembro masculino de la familia ni participar en eventos culturales y artísticos", explica Almahdi.
El progreso del retroceso. Hace 50 años, el público abarrotaba las salas para ver films, muchos de Bollywood, con la inocencia de contemplar milagros. "Cuando veíamos películas dramáticas salíamos llorando. No entendíamos que era una ficción. No sabíamos lo que significaba actuar, pensábamos que era real. Caía un hombre por una montaña y llorábamos mucho por ese héroe que pensábamos que no veríamos de nuevo. Y luego nos preguntábamos como lo veíamos de nuevo en otra película si había ya muerto. Luego fuimos entendiendo que era una ficción y lo que significaba actuar", explica Soubhia Gaober en Nostalgia of Cinema.
El casi inexistente cine yemení de hoy
El tiempo ha ido para atrás en Yemen y los adultos añoran la libertad que tuvieron de niños. "Si yo dijera hoy que voy al cine, ellos me responderían que no es apropiado. Incluso con mi edad, la respuesta sería ¿dónde vas? ¿Qué haces allí? ¿Por qué no ves una película en internet? Yo ahora veo las películas en YouTube. Pero a veces no hay electricidad, ¿dónde las veo?", reclama una mujer, Sobhia, que era más libre de tomar decisiones con 12 años que ahora con más de 60.
El cine yemení es hoy casi inexistente. En 2014, la película I am Nojoom: Age 10 and divorced (10 años y divorciada en español) fue seleccionada como mejor película extranjera en los Oscar. La película fue dirigida por la directora yemení Khadija Al-Salami. Fue una coproducción de Yemen, Francia, Emiratos Árabes, EEUU, Suecia y Jordania. Narra el drama de una niña de 10 años obligada a casarse con un hombre de 30 años. Los guiones en muchos de estos países se escriben en hospitales, escuelas, morgues y juzgados.
Yemen no se imagina, se sufre. Son muy pocos los que cuentan su drama en una pantalla, pero esos pocos suelen tener éxito. ¿Alguien está contando la devastadora guerra que sufre vuestro país? "Hay algunos cineastas yemeníes que han producido una docena de películas desde que estalló el conflicto. El más popular es Amr Gamal que dirigió una película en 2018 titulada 10 días antes de la boda. El film tuvo un gran éxito al participar en festivales internacionales y ser premiada. Además, se proyectó durante días y días en Adén, al sur de Yemen, en salones de bodas donde se pagaban entradas. Recientemente, el mismo director creó una nueva película en 2023 titulada The Burdened que ha sido premiada en el Festival de Cine de Berlín. Ambas películas hablan de familias que sufren en Yemen por la guerra en curso", explica Almahdi que quiere hacer ahora un largo documental sobre la historia del cine en su país.
¿Has podido proyectar tu Nostalgia of Cinema en Yemen? "Tengo la intención de hacerlo tras proyectarla en los festivales. Tan pronto como Yemen tenga paz y una vida normal en que regresen los eventos culturales y artísticos, lo haré", concluye Almahdi.
Quizá lo haga en el Cine National, con Soubhia Gaober sentada entre el público, pero para que eso pase Yemen debe ser otro Yemen y el cine volver a ser lo que fue en 1910 cuando Mohammed Hamood Al-Hashimi trajo aquel invento al país que proyectaba imágenes en una gran pantalla y un montón de gente a oscuras miraba fascinada. Eso está en peligro de extinción. Queda una última sala.
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