El último bailarín de Mao, Li Cunxin - 510 páginas - 22,90€-
Li Cunxin es un hijo de campesinos chinos que nació durante la revolución de Mao Zedong, tenía seis hermanos y la única preocupación de sus padres era lograr que sus hijos no murieran de hambre. La comuna en la que se crió era un lugar donde no existía el agua corriente ni la electricidad, donde las temperaturas alcanzaban en invierno los 15 grados bajo cero y se pasaba hambre, pero aunque parezca imposible, su infancia fue feliz, ya que el amor que había entre los miembros de la familia ayudaba a superar esas condiciones de vida tan extremas.
Cuando llegaba la hora de la comida, comenzaba un ritual conmovedor al ir pasándose los alimentos de un plato a otro: la madre daba lo mejor de su pobre ración al padre, porque tenía que trabajar muy duro; el padre se lo pasaba al hijo pequeño, para que creciese; a su vez, éste, a su madre porque tenía mucha tarea por delante… En palabras del propio Cunxin podemos leer “de los años que viví con mi familia, hasta los once, recuerdo sobre todo el gran amor de mis padres y sus esfuerzos para que todos los hermanos pudiéramos comer. También la gran camaradería y amistad entre los siete hermanos que éramos. Aunque la vida era terriblemente dura yo me sentía muy querido como niño. Creo que los valores familiares siempre han sido muy importantes en China y que en parte han ayudado a los chinos a sobrevivir a lo largo de la historia. “
Al cumplir los once años, una delegación cultural enviada por Madame Mao visita su aldea en busca de talentos y acaba siendo seleccionado para formar parte de la Academia de danza de Beijing. Esta oportunidad, junto a su esfuerzo constante, le llevaría con el tiempo a ser uno de los mejores bailarines del mundo.
Pero nada fue fácil para el pequeño Li. Separado de su familia, tan importante para él, lloraba todas las noches escondido bajo una manta que había tejido su madre. Echando de menos a los suyos y entrenando cada día hasta el límite de sus fuerzas, luchaba con ahínco para aprovechar esa posibilidad única de ayudar a su familia: si conseguía triunfar, puede que él y los suyos tuvieran una vida mejor.
Siendo ya joven viajó a Estados Unidos, con motivo de un intercambio cultural, y descubrió la libertad de la que no disponía en su país. Se sintió absolutamente engañado cuando al llegar descubrió un mundo muy diferente del que le habían descrito sus maestros: “Nos explicaban que en Estados Unidos se vivía muy mal y yo me sentí muy traicionado cuando descubrí la verdad. “
Tampoco fue fácil la decisión de abandonar su compañía y no regresar con ella a China, por lo que estuvo retenido en el Consulado, incomunicado y bajo amenazas de todo tipo. Finalmente la presión exterior consiguió su liberación, pero a costa de la prohibición tajante de volver a su pais y de mantener el mínimo contacto con su familia. De hecho, transcurrieron muchos años sin tener noticias de ellos y sin saber si habían sufrido represalias.
“Esta es mi historia, mis recuerdos de los años en que me crie en la China de Mao. Es la historia de mi familia, mis viajes desde mi más temprana infancia hasta que descubrí el mundo de la danza y la vida en Occidente. Quizás la Historia narre estos hechos de forma distinta, como podrán hacer muchos otros, pero lo que aquí relato es verídico para mí. Es un recuerdo que atesora mi corazón”.
La versión cinematográfica de esta obra, que se ha podido ver en España desde enero de este mismo año, no se ha realizado con excesivo acierto en mi opinión, ya que difumina la inocencia y la ternura de la infancia del protagonista, fundamental en su relato, para centrarse sobre todo en el proceso que vivió en Estados Unidos. Animo por tanto, a los que la han visto y a los que no, a leer el libro y dejarse seducir por la intensa y conmovedora emoción humana que esconden estas páginas, que además incluyen fotografías de Li Cunxin y su familia, lo que ayuda a revivir la historia de una manera más real y poderosa.
Por María Trincado – elconfidencial.com 04/03/2011
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