Es difícil evaluar con una máquina nuestro papel en la cama. En la imagen, una escena de 'Matrimonio a la italiana' con Sophia Loren.
Foto: Cordon Press
La pregunta del millón, que nos persigue toda la vida, tiene respuesta en las nuevas aplicaciones que miden el desempeño sexual pero, ¿son fiables?
“Tal como somos en la cama, somos en la vida. Nunca he conocido a un hombre que fuese malo en la cama y bueno en la vida”, decía Samantha Jones, la auténtica protagonista de Sexo en Nueva York. Personalmente, no estoy segura de coincidir con este pensamiento porque, en primer lugar, habría que aclarar qué es lo que realmente entendemos por “ser bueno en la vida”: ¿triunfar?, ¿hacer el bien?, ¿vivir de acuerdo con las propias ideas? Yo me inclino a pensar que es muy fácil saber si suspendemos entre las sábanas, aunque la gran mayoría morirá con la duda de si merecía o no matrícula de honor en la difícil asignatura del sexo.
Para empezar, ninguno de mis amigos/as a los que le he preguntado la semana pasada si se consideraban buenos amantes ha respondido afirmativamente y con seguridad, a pesar de que ninguno expresaba duda o falsa modestia respecto a sus aptitudes profesionales y laborales. Los comentarios más comunes a mi interrogante eran: “Eso tendrían que decírtelo mis parejas”, “Bueno, lo que se dice realmente bueno no sé. Aunque tampoco lo hago mal. Yo creo que estoy en la media” o un etéreo y ambiguo, “Primero habría que aclarar qué es ser bueno en la cama”. Los más atrevidos se definieron a sí mismos como “no sé si bueno, pero sí divertido”, olvidando que el buen sexo puede tener momentos de risa pero que si se asemeja al Club de la Comedia, me temo que no vamos por buen camino.
La objetividad a la hora de autoevaluarnos en el terreno erótico es una máxima difícilmente alcanzable por varias razones. Para empezar, los únicos modelos de que disponemos, a no ser que uno sea habitual de las orgías, son las películas porno. Un mundo de ilusión y fantasía donde hay dobles, extras, drogas, viagra y cámaras que trasforman y maquillan la cruda y desnuda realidad. Es como pensar que el Nueva York real es el de las películas de Woody Allen, y que todo es tan pintoresco y divertido como en la gran pantalla. Luego está el problema de que el acto sexual es como el día de Navidad. Una tregua en el violento y agresivo día a día, en la que todos nos mostramos amables, complacientes y dispuestos a disculpar el peor de los errores en aras de la paz mundial y la fraternidad entre los hombres.
Somos capaces de recordarle a la amiga que ha ganado peso, al subordinado que el trabajo que ha hecho hay que rehacerlo, porque no alcanza el nivel de calidad exigido; e, incluso, anunciarle a alguien que ya no lo queremos más. Sin embargo, casi nadie se atreve a decir no cuando, tras una relación sexual, nos formulan la pregunta del millón: ¿te lo has pasado bien? Yo misma, en uno de los peores y, afortunadamente, más rápidos polvos de mi vida, mentí cuando me preguntaron cuántos orgasmos había tenido. “Perdí la cuenta”, contesté sin pestañear.
No es extraño entonces que en un terreno en el que no disponemos de modelos reales, donde las mentiras piadosas son la norma a seguir, la sinceridad brilla por su ausencia y en el que, además, todo ocurre de puertas a dentro, nos resulte imposible medir o cotejar nuestras performances. Con lo que es muy probable que la pregunta ¿seré bueno en la cama? nos ronde como un fantasma, hasta el final de nuestros días, buscando la esquiva contestación.
Para dar respuesta a esta duda metódica la tecnología ha acudido al rescate en forma de apps que prometen medir y cuantificar nuestro desempeño en la cama y evitarnos el cuestionario post coital, con evaluaciones que pecan de demasiado subjetivas.Spreadsheets, la número uno en el mundo, es una aplicación móvil, disponible solo para iOS, que monitoriza el rendimiento sexual y da un feedback estadístico e histórico, señalando los picos de actividad, la duración y los gemidos.
La forma de medir esto es gracias al acelerómetro y el micrófono del móvil, que deberá ser testigo presencial del encuentro y colocarse, por ejemplo, en la cama, como uno más. Los datos se almacenan para que se puedan ver los progresos o empeoramientos, y compararlos con los de meses anteriores. Para animar a sus usuarios, Spreadsheets también da puntos, dependiendo de ciertas variables. Por ejemplo, la hora y el momento en que se tengan relaciones. El lunes por la mañana son 10 puntos, mientras que los que se animen el deprimente domingo por la tarde ganarán unos 2.
Orgasmómetro, que cuenta en España con más de 12 millones de usuarios que crecen cada día, es otra app sexual que registra la intensidad sonora, la duración del acto sexual, su ritmo y la velocidad en la que se llega al clímax, y funciona de forma similar a la anterior. Para saber si tus resultados son malos, regulares o excelentes, esta aplicación te permite cotejar datos con los de otras parejas –anónimas, por supuesto– y con el rendimiento sexual medio nacional.
Tener pareja no es un requisito siempre imprescindible para poder usar estas apps. De hecho, Pajímetro está especialmente diseñada para corazones solitarios o adictos al onanismo, ya que mide el ritmo, sacudidas, fuerza y tiempo empleados en la autosatisfacción, en el sentido literal del término. La app, además de realizar estas mediciones, ayuda a proporcionar el estado de ánimo necesario para la tarea, permitiendo escoger un efecto sonoro que va mucho más allá de las melodías de Barry White y que puede ser un látigo, unas campanas de trineo o una vaca mugiendo. Sobre gustos no hay nada escrito.
Las últimas apps sexuales intentan ser menos frías y estadísticas, y se presentan al público como un juego para parejas o un programa destinado a mejorar la calidad de las relaciones sexuales. Dentro de esta última filosofía está Lovely, con la forma de un anillo vibratorio de pene, que una vez colocado y gracias al acelerómetro, giroscopio, magnetómetro y procesador de movimiento, todo en un chip, evalúa el encuentro. Además de medidor de la actividad sexual, la aplicación hace las veces de juguete erótico, ya que funciona también como un anillo vibrador para estimular el clítoris y los genitales, y se permite dar consejos como sugerir nuevas posiciones para la próxima sesión amorosa. Lovely no es exclusivo para hombres, ya que puede ser utilizado por cualquier género, colocándolo en los dedos.
Desire 42 es una app de creación española, disponible para iOS y Android, y que nace con el objetivo de mejorar las relaciones de pareja, añadiendo retos, juegos y toques picantes a los que empiezan a pasar las noches de los viernes comiendo pizza frente al televisor. Hay que competir por ser el más romántico, pasional o atrevido, a través de diferentes pruebas, entre las que se encuentran: roles y fantasía, riesgo de que nos vean, posturas calientes, sensaciones de amor o vestuario. Cada semana se actualizan las puntuaciones con nuevas alternativas y los puntos se van sumando a medida que se pasa por los diferentes niveles.
Y si uno es asexual, lo que le gusta es cotillear sobre la sexualidad ajena o, simplemente, se aburre mortalmente, I Just Made Love es algo así como el patio de porteras sexual, en el que una vez que entramos, es decir nos registramos en la aplicación, podemos averiguar cuántos han hecho el amor en el barrio, en qué postura y lugar de la casa. ¡Apasionante!
Pulsaciones, intensidad de los gemidos, tiempo que se tarde en llegar al orgasmo, cualidades todas ellas cuantificables pero que no definen, ni de lejos, la calidad de una relación sexual porque, como casi siempre, lo más importante es intangible. Es como si quisiéramos describir a una persona limitándonos solamente a su peso, altura, complexión, color de ojos y pelo, capacidad respiratoria y coeficiente intelectual. Nos faltaría su personalidad, su carácter, la forma en que sonríe, cuenta una historia o la sensación que nos deja tras pasar varias horas a su lado.
Según Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga, directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología, “estas apps ayudan reforzar la idea de competitividad y control, que es contraria a la de juego, y que es indispensable para disfrutar del sexo. No olvidemos que una de las características que suele estar detrás de la mayoría de los problemas sexuales es la incapacidad para desconectar, para perder el control y dejarse llevar. Si estas aplicaciones se usan como un juego esporádico pueden pasar, lo malo es que se tomen en serio, creen adicción y recalquen la idea de competitividad, de que en el sexo hay que llegar a unos objetivos predeterminados. Y desde luego están contraindicadas en la anorgasmia o dificultad para llegar al clímax y en casos de eyaculación precoz o tardía, ya que no harían sino aumentar lo que los sexólogos llamamos “ansiedad anticipatoria”, producida por una excesiva preocupación por quedar bien, satisfacer al otro y ser bueno en la cama”.
Tal vez sea difícil la autoevaluación en materia de sexo, pero casi todos coincidiríamos en que los grandes amantes son personas que se sienten sexies, son creativos en la cama y se toman su tiempo para hacer las cosas.Dicen que entre las virtudes de Casanova destacaban, sobre todo, la impredecibilidad y la paciencia. “A la gente que viene a la consulta intentando mejorar su vida sexual siempre le pongo varios deberes”, comenta Francisca Molero, “el primero de todos es que se olviden de las expectativas y se imaginen que son científicos que tienen que experimentar con el sexo sin ninguna hipótesis previa. Hay por lo tanto que jugar e improvisar, lo que no está reñido con la planificación.
Tenemos la falsa idea de que el mejor sexo es el espontáneo y no planeado, pero luego resulta que las actividades con las que más disfrutamos son las programadas como las vacaciones, los viajes o una cita en la que cuidamos hasta el más mínimo detalle –restaurante, cena, vestimenta…-. Hay también que desgenitalizar el erotismo y cultivarlo fuera de la actividad sexual, durante todo el día con sorpresas, mensajes o caricias”.
Y, por supuesto, los mejores amantes no son siempre los que lo dan todo y los que satisfacen, uno por uno, los deseos de sus parejas; sino los expertos en el arte de dar y negar, los que cultivan los espacios vacíos, los deseos no satisfechos, los que nos mantienen a dieta y hasta nos hacen pasar hambre para que luego apreciemos aún más los diferentes sabores. Cuando alguien conoce ya toda tu despensa, es muy probable que deje de llamarte.
21 DE SEPTIEMBRE DE 2015
http://smoda.elpais.com/articulos/puede-una-app-decirte-si-eres-bueno-en-la-cama/6787
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