El "hombre del tanque", también apodado como "el rebelde desconocido", protagoniza la imagen que dio la vuelta al mundo sobre lo que ocurrió en Pekín en junio de 1989.
Es considerada una de las imágenes más icónicas del siglo XX. Sin embargo, poco o nada se sabe de su protagonista, ni en China, ni en el resto del mundo.
La identidad y el paradero del apodado como "hombre del tanque", que todavía hoy es uno de los mayores símbolos de la resistencia pacífica, es todo un misterio.
El 3 y 4 de junio de 1989, el Ejército chino recibió la orden de acabar con la protesta ciudadana que llevaba casi siete semanas ocupando la emblemática plaza de Tiananmen, en el corazón de Pekín, y que ya se había extendido a otras partes del país.
En Pekín los manifestantes llegaron al millón, algo sin precedentes en la China post-Mao.
Pedían mayores libertades, acabar con la corrupción y mayor transparencia de las autoridades, entre otras demandas.
Tras la violenta represión que se produjo en la noche del 3 al 4 de junio de 1989 -y que acabó con un número indeterminado de muertos, que algunas fuentes situan en los cientos o incluso miles-, la mañana del 5 de junio se produjo la imagen que se hizo mundialmente famosa.
Un manifestante solitario se colocó frente a un tanque que encabezaba la línea de vehículos militares que en ese momento atravesaba la avenida Chang An, la principal avenida de Pekín que cruza la plaza de Tiananmen.
Cada vez que el vehículo intentaba pasar, el hombre se movía hacia los lados para volverse a poner frente al blindado.
La escena duró algo menos de dos minutos; el hombre llega a escalar por el tanque y dos personas acaban llevándoselo.
La imagen, que fue captada y preservada por algunos camarógrafos, dio la vuelta al mundo.
Según algunos testigos, "el hombre del tanque" no fue el único de los que protestaron aquellos días que se enfrentó al Ejército.
"Fui testigo de un montón de gente que se paró, bloqueando los tanques", asegura Shao Jiang, líder estudiantil chino en 1989, en un video de Amnistía Internacional.
¿Quién era?
Treinta años después de aquella imagen, todavía no se sabe nada de su protagonista.
"Lo más probable es que fuera un estudiante porque era un hombre joven, pero nadie lo sabe con certeza", asegura el editor del servicio chino de la BBC, Jinxi Cao.
Es, de hecho, una de las teorías más sostenidas.
Nadie, al menos públicamente, ha logrado identificarlo hasta ahora. El tabloide británico Sunday Express dijo en un artículo de 1989 que el famoso hombre de la foto era Wang Weilin, un estudiante chino de 19 años, que según afirmaban sus amigos, había sido ejecutado.
Pero el entonces secretario general del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin, negó tener conocimiento sobre el arresto o nombre del joven.
Otras teorías vertidas en distintos medios de comunicación apuntan a que podía tratarse de un joven trabajador que se había unido a las protestas o simplemente alguien que quería mostrar su oposición a la masacre, que sigue siendo un tabú en China y de la que el gobierno nunca ofreció un número oficial de víctimas.
¿Qué le ocurrió al manifestante solitario?
El destino del también conocido como "rebelde desconocido" es otro misterio.
El video muestra cómo, después de ponerse repetidas veces frente al tanque, e incluso después de subirse a él para dialogar con un miembro del Ejército, varios jóvenes aparecen en escena.
Primero uno en bicicleta, vestido con colores claros, que se detiene a hablar con el manifestante solitario. Después otros dos jóvenes vestidos de azul, que corren hacia él levantando las manos en un aparente gesto dirigido a los militares.
Son ellos quienes se llevan al "hombre del tanque".
Pero entonces, ¿qué ocurrió con el manifestante desconocido?
"Creo que no lo mataron (...) La gente que iba en los tanques no quería atropellar a los que se interponían en el camino", respondió el propio Jiang Zemin a preguntas de los periodistas un año después del incidente, según diversos reportes de prensa.
El periódico británico The Times llegó a publicar un artículo en el que citaba a fuentes policiales que aseguraban que "no podían encontrarlo ni entre los muertos ni entre los que estaban en prisión".
Así que hay quien cree que el "hombre del tanque" sigue vivo.
"Algunas teorías lo sitúan en la isla de Taiwán; y otras sostienen que realmente no pudo ser localizado y vive en el interior del país en el más absoluto anonimato, tal como defiende la obra Red China Blues, del historiador Jan Wong.
Pero la hipótesis que tiene más fuerza señala que fue ejecutado. Según el periódico británico The Independent, Bruce Herschensohn, antiguo asistente especial adjunto del expresidente estadounidense Richard Nixon, así lo aseguró durante un discurso en un club privado.
Pero es una información que no se ha podido confirmar.
Forzado al olvido
En China, su imagen resulta desconocida para muchos... o eso es lo que aseguran frente a las cámaras, en medio de una estricta censura sobre este polémico capítulo de la historia reciente del país.
"En las semanas previas a cada 4 de junio, la maquinaria de censura más grande del mundo se pone en funcionamiento y activa su enorme red de algoritmos automatizados y decenas de miles de expurgadores humanos que limpian cualquier referencia que haya en internet, aunque no sea directa", escribe desde Pekín el corresponsal de la BBC John Sudworth.
"Toda referencia está prohibida", ahonda desde el servicio chino Jinxi Cao, "y aquellos que se salten las restricciones, pueden ser fácilmente rastreados y arrestados".
Un equipo de la BBC en el gigante asiático salió a preguntar a la gente si reconocían la famosa imagen del tanque. De los encuestados, solo dos personas dijeron que sí y alguno recriminó al periodista arriesgarse a enseñar esa imagen en público.
Cao explica que "muchos jóvenes ya no deben saber quién es, porque el gran cortafuegos de China lleva años funcionando de forma brillante (...), pero la gente de mediana edad puede saber qué significa esa imagen, pero prefiere no reconocerlo".
Así es como, el "hombre del tanque", nombrado por la revista Time una de las personas más influyentes del siglo XX, está condenado al olvido en su propio país.
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