lunes, 27 de abril de 2020

Las 30 'normalidades' que impondrá el coronavirus cuando acabe la crisis

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  • Una señora, bajo un secador en una peluquería. / Reuters

  • El virus dejará una estela de cambios sociales, empresariales y económicos
  • Las reformas estructurales impulsarán las economías locales y el proteccionismo
  • Nadie disfrutará igual del cine o la ópera en cuanto alguien tosa en la sala


"Viviremos el resto de nuestras vidas con la cicatriz del coronavirus". "Nunca volveremos a ser los mismos". "No será un tiempo muerto como el de los partidos de baloncesto, sino que la jugada perdurará muchos años". "Nadie disfrutará igual del cine o la ópera en cuanto alguien tosa en la sala". "Las generaciones actuales serán las última en saludarse o despedirse con dos besos". El listado de titulares regalados por los expertos consultados por elEconomista.es durante esta semana proporcionaría material para un libro o un tratado. Cerca de una decena de analistas, especializados en diferentes ámbitos empresariales, han apuntado a este periódico hasta 30 posibles escenarios a corto y medio plazo.
Las reflexiones de todos ellos coinciden en que las rutinas personales, sociales y económicas cambiarán de ritmo, provocado por el recomendable distanciamiento entre las personas. La hipocondría social será generalizada en cuestiones como la higiene, la salud y el bienestar, "con diagnósticos asistidos con sensores que monitorizarán los parámetros vitales para evitar problemas de salud", según Tommaso Canonicci, director general de Opinno.
Según UBS, las reformas estructurales cortarán las alas a la globalidad, para apreciarse movimientos proteccionistas y populistas. También aumentará el interés por lo local frente a lo internacional, y de lo digital respecto a lo tradicional. Según el mismo banco, la digitalización será el mantra que impulsará la automatización, digitalización y la robotización. La monitorización de la población será asumida como natural, mientras que la prevención sanitaria será centro prioritario de las políticas sociales.
Saldrá reforzado todo lo relacionado con la ciencia, el teletrabajo y la reindustrialización, mientras que se resentirán ciertos derechos ciudadanos como la privacidad o el movimiento, así como las actividades que exigen cierto distanciamiento entre las personas.
1. China, reforzada y temida. El nuevo orden geopolítico se basculará hacia Oriente. La rápida salida de la crisis tanto del gigante asiático como de Corea del Sur les otorgará ventajas competitivas. Pese a esperar una contracción del PIB del 6,8%, su hemorragia económica será más breve que en el resto del mundo y gracias a su gran mercado interior. El veto de EEUU a las empresas chinas jugará en contra del país de Trump, mientras que la UE ha perdido una oportunidad histórica para funcionar como la fuerza de un único Estado. Por lo pronto, los políticos de Berlín, París, Londres y Bruselas han expresado cierto resentimiento hacia China, y algunos países comienzan a recelar de posibles inversiones depredadoras. Así lo indica Bloomberg en boca de un funcionario europeo, que apunta que Pekín "se movería con más confianza en sí misma, con más poder, y de una manera que aprovechará su influencia cuando otras naciones aún estaban encerradas". Según la misma agencia, las exportaciones alemanas a China en 2019 fueron superiores a las del Reino Unido, Francia, Italia, España y Países Bajos, desequilibrio que podría nivelarse con la próxima presidencia alemana de turno de la UE.
2. Endeudados, fiscalizados e inflacionados. El FMI prevé que el déficit público español se dispare por el Covid-19 hasta el 9,5% y la deuda representará el 113,4% del PIB español. Por si fuera poco, el banco UBS augura un incremento de la deuda pública entre 15 y 25 puntos porcentuales a finales de 2021 frente a 2019, por la crisis financiera y los gastos de emergencia y de reconstrucción. La misma entidad atisba una notable represión financiera. "Los reguladores obligarán a los inversores institucionales, bancos, fondos de pensiones y aseguradoras a poseer bonos del estado". También se subirán los impuestos a las multinacionales, grandes fortunas, donaciones, herencias, patrimonio y transacciones financieras". Lo anterior se salpicará con una inflación al alza, aunque para contener el déficit, los bancos centrales podrían tolerar tasas de inflación de hasta el 5%.
3. Proteccionismo empresarial. Las políticas económicas más liberales perderán predicamento para proteger determinados intereses. La comisaria de competencia de la UE, Margrethe Vestager, ha sugerido la conveniencia de que los Gobiernos compren participaciones en empresas estratégicas para evitar la amenaza de las adquisiciones chinas.
4. El teletrabajo, primera fuerza laboral. El trabajo a distancia ya estaba inventado, pero ahora será el principal motor de productividad y de crecimiento de las economías del Primer Mundo. Un reciente estudio de Gartner asegura que, en la mitad de las grandes corporaciones, alrededor del 81% de sus empleados está trabajando en remoto durante la pandemia. El porcentaje alcanza el 96% en multitud de empresas de servicios. La fuerza de esta actividad impulsará a las empresas de servicios, además de las telecomunicaciones y las herramientas de productividad online. "En muy poco tiempo, medio mundo se ha topado con la digitalización de sopetón, como el que se zambulle en una piscina donde no hace pie y sin saber nadar", explican los analistas. Sin embargo, todos los nuevos trabajadores en remoto han logrado adaptarse a las circunstancias, subiendo los escalones de tres en tres. "De ser algo residual, el teletrabajo ha pasado a ser del 100%", explican en un reciente webinar organizado por Isaca Madrid. "La tecnología nos ha salvado y hemos podido dar continuidad al trabajo", apuntó un representante del Ayuntamiento de Madrid en dicho foro.
5. La oficina virtualizada. Íntimamente relacionado con el teletrabajo, las oficinas online no necesitarán sus metros cuadrados actuales. Las organizaciones ahorrarán costes de alquiler, con el impacto que eso supone para el sector inmobiliario. Los despachos se suprimirán por conceptos más abiertos, con mesas comunes y amplias salas para reuniones presenciales y en las oficinas se pasará de 6 metros cuadrados a un mínimo de 10 m2.
6. Que corra el aire. Espacio, más espacio. El llamamiento será recurrente en todas ciudades, lo que cambiará el urbanismo, la arquitectura y la decoración. "Será necesario reducir el ratio de distanciamiento de los edificios y los hogares deberán incluir más zonas exteriores, como terrazas y jardines", así lo apunta el estudio de arquitectura Fenwick Iribarren. También apuntan que los ascensores deberán ser más espaciosos y con comandos de voz o tarjetas de uso personal para eludir el contacto con botones y superficies. De la misma forma, la decoración y mobiliario tendrá que ser polivalente y versátil, con un espacio estable para el teletrabajo y para el juego de los niños, y con materiales lisos y fáciles de limpiar. Entre otros detalles, se debería "habilitar un espacio a la entrada de la vivienda, donde la familia pueda dejar todo aquello que suponga un riesgo de contaminación, como los zapatos y la ropa".
7. La videotelefonía al rescate. Las videollamadas existen desde el principio del siglo, pero han tenido que esperar 20 años para desplegar todo su potencial. Con incrementos del tráfico de entre el 300% y 700%, herramientas como Hangout, Skype, Zoom, Webex, Whastapp y Google Duo se han convertido en las nuevas estrellas de la comunicación, tanto en la esfera profesional como en la personal. Su intuitivo funcionamiento ha roto la barrera psicológica que hasta el momento daba la razón al filósofo McLuhan con su teoría de que "el medio es el mensaje". Ahora pocos reparan en el formato para, simplemente, utilizar la plataforma de forma natural, con millones de viajes suprimidos por el videochat.
8. Esclavos de las pantallas. La dependencia de las pantallas crecerá de forma inquietante. Las redes sociales, el entretenimiento a la carta y unipersonal, los videochats grupales, la mensajería instantánea, la multiplicación de displays en el hogar, las amistades a distancia y los juegos online multiplicarán la hiperconectividad.
9. Cibercontrol de la población. Corre el riesgo de que acaben los aparentes reparos de muchos gobiernos en la protección de los derechos adquiridos antes de la digitalización masiva. Poco a poco, se asumirá que el Gran Hermano forma parte de la normalidad. El control de los movimientos de la población se realizará con la ayuda del móvil o las pulseras inteligentes. La resistencia de la UE ante los rastreos y prácticas de geolocalización irá perdiendo fuerza. Como ocurre en ciertos barrios de China, las cámaras de vigilancia formarán parte del paisaje de las calles de medio mundo.
Los hoteles eliminarán el formato de 'buffets' y delimitarán turnos para desayunos y comidas

10. Reconocimiento facial. No hará falta que la policía pida la documentación a los viandantes, ya que los sistemas de reconocimiento facial permitirán hacerlo, como ya sucede con las matrículas de los automóviles. De esa forma, las autoridades identificarán a los ciudadanos que, por ejemplo, deban mantener cuarentena. En poco tiempo, los sistemas de información cruzarán los datos del reconocimiento de los rostros con las información personal y el historial clínico.
11. Ciberamenazas permanentes. Las amenazas online serán las mismas de siempre, pero estarán agravadas por producirse en entornos domésticos poco securizados. Mar López, jefa de la unidad de Ciberseguridad y Lucha contra la Desinformación del Departamento de Seguridad Nacional, ha advertido de que el país "se enfrenta a mayores riesgos, porque la superficie de exposición se ha multiplicado exponencialmente para todos", según dijo en el webinar Isaca Madrid.
12. Autosuficiencia local. Todo apunta a que la UE abrirá el debate sobre los sectores y actividades que deben ser estratégicamente autónomos del exterior, incluyendo cadena de suministro de todo tipo de bienes y servicios. El objetivo consiste en poder responder a cualquier adversidad con los medios nacionales, reduciendo al mínimo la dependencia exterior. Pese a que será imposible fabricar de todo localmente, los Gobiernos concederán ayudas para ciertas industrias, aunque eso afecte a la competencia. El ejemplo se encuentra con las mascarillas. El mundo ha visto que China produce el 25% de estos accesorios y lo deseable sería que cada país pudiera abastecerse por sus propios medios, sin llamar a terceros.
13. Desafección con la bolsa. La mayor parte de los inversores -excluidos los especuladores-, mostrarán distancia de los mercados, quizá doloridos por las pérdidas, decepcionados por no haber vendido antes y con una expectativa de recuperación de dos o tres años. Los pequeños inversores, que hasta ahora confiaban en las entidades financieras, dejarán de hacerlo al comprobar la incapacidad del sector para prevenir el cataclismo. El 80% de los clientes, que actualmente están perfilados por sus intermediarios financieros en un puñado de niveles de riesgo, cambiarán sus actuales relaciones para elevar su nivel de exigencia.
14. Oportunidad para especuladores. En un mercado hecho trizas, los inversores especulativos que gocen de cierta liquidez encontrarán multitud de oportunidades para comprar a precio de derribo. La gran subida de las bolsas coincidirá con el anuncio el hallazgo de un remedio inequívocamente eficaz contra el virus. Los que hayan tomado posiciones previamente podrán ganar la partida.
15. Conversión de ahorradores en inversores. La renta fija no será ni renta ni fija. Será un fiasco. Los ahorradores que tradicionalmente apuestan por los bonos verán cómo la deuda de los Estados se multiplicará irremediablemente, lo que provocará pérdidas a los productos con la garantía estatal. Los expertos consideran que el cambio del paradigma será brutal, con un efecto similar al de una glaciación para estos productos de inversión.
Las generaciones actuales serán las últimas en saludarse o despedirse con dos besos en las mejillas

16. Freno del transporte público. Los logros alcanzados en los últimos en favor del uso del transporte público se irán por el desagüe por la necesidad del distanciamiento social. Hasta que no se produzca la inmunidad del rebaño o exista una vacuna, millones de personas que hasta el momento se movían en metro o en autobús intentarán hacerlo con sus vehículos particulares. Incluso el carsharing sufrirá este efecto debido a la constante limpieza interior que requieren los vehículos con cada uso. La bicicleta y patinetes pueden aliviar parte del problema, pero solo en las pequeñas distancias. El tercer Observatorio Race asegura que el "20% de los conductores que iban al trabajo en transporte público cambiará a la movilidad privada, ya sea en coche o en moto".
17. La salud es lo que importa. Pocos gobiernos escatimarán recursos para reforzar sus sistemas de sanidad, especialmente en el ámbito de la prevención y la telemedicina. Así, la atención primaria se revalorizará en el futuro, así como por la dotación de médicos de cabecera y de familia, cuyo déficit se ha agravado tras las jubilación de muchos facultativos sin nuevas hornadas de MIR de repuesto. Al igual que los hospitales y centros sanitarios, también ganarán peso presupuestario las residencias de ancianos. Los chequeos médicos serán practica habitual en todas las empresas y la tecnología contribuirá en la detección de contagios en los accesos de las oficinas por medio de cámaras de infrarrojos que hará saltar las alarmas al instante cuando transite un ciudadano febril.
18. El comercio electrónico toma el mando. El e-commerece, al igual el resto de las actividades online, está siendo uno de los principales beneficiados por la crisis del Covid-19. Con repuntes de las ventas superiores al 40% en el último mes, los expertos consideran que su crecimiento será estructural, sin vuelta atrás. En ello contribuirán las dificultades de la distribución tradicional para recuperar el terreno perdido. Así, únicamente el sector textil calcula una reducción de ingresos del 50% a final de año, lo que provocará el cierre de la mitad de los 200.000 tiendas de ropa y complementos del país, según estima Eduardo Zamácola, presidente de Acotex. Hasta las ventas online de estas empresas han sufrido el varapalo del virus, con descenso de los pedidos del 82%, a pesar del lanzamiento de agresivas campañas de descuentos.
19. Carnet de inmunidad. Nunca exento de polémica, los certificados de inmunidad tendrán una importancia comparable al pasaporte o el DNI. Estados Unidos, España, Alemania y Reino Unido se plantean implantarlo, como ya lo hace China en determinadas regiones a través de aplicaciones con códigos QR. Los servicios públicos tendrán un alto interés por conocer si las personas disponen de anticuerpos al virus o si aún no los tienen. Gracias a la realización de test masivos, las empresas podrán controlar si los empleados ofrecen riesgo para sus compañeros. Este tipo de herramientas crecerán en cuando se confirme que las personas que han superado el coronavirus no suponen un factor de contagio para el resto.
La hipocondría social afectará al bienestar, la salud y la higiene en todos los ámbitos

20. Una España menos vaciada. Una vez que el teletrabajo se convierta en el pan nuestro de cada día, cientos de miles de personas buscarán segundas residencias y espacios más amables para conciliar su actividad laboral y familiar. Lo importante será disponer de una buena conectividad, empeño prioritario para los gobiernos, con despliegues de 5G y fibra óptica allá donde sea posible, así como con otros sistemas como el satelital. Este último permite llevar Internet a cualquier punto del planeta. Por lo tanto, la España vaciada cada vez lo será menos según se vaya cerrando la brecha digital.
21. Golpe a los eventos públicos. Las multitudes físicas dejarán de ser sinónimo de éxito. Los eventos, las conferencias, los foros... todos ellos pasarán una larga cuarentena hasta que vuelvan a ganarse la confianza de las audiencias. También las fiestas, aniversarios y presentaciones como se entendían hasta la fecha. Los formatos digitales ganará cuota, exigidos por las circunstancias. Los espectáculos, conciertos, deportes en directo, museos, salas de exposiciones deberán multiplicar los metros cuadrados por persona, no solo para cumplir las normativas que pudieran aprobarse, sino también para inspirar tranquilidad a los espectadores y permitir el distanciamiento social que exige la nueva situación. Además, según los arquitectos de Fenwick Iribarren, "tendrán que estar preparados para transformarse en hospitales, almacenes sanitarios o incluso morgues.
22. Renovación de convenios colectivos. Las relaciones laborales darán un giro en los próximos meses, volcados en la salud de los empleados, las nuevas formas del teletrabajo, los horarios, los límites de disponibilidad y decenas de gastos personales como el equipamiento, conectividad, calefacción y otras commodities. Sindicatos y empresas están llamadas a emprender la transformación digital de los convenios colectivos. Se pasará "del teletrabajo a la fuerza, a la fuerza del teletrabajo", como apunta Jordi Pons, CEO de WorkMeter, en la web de El Observatorio de Recursos Humanos. Con gran parte de las plantillas trabajando desde sus hogares, la retribución por la cesión del tiempo no será el criterio básico de remuneración. En adelante, según los analistas, se impondrá el cumplimiento de los objetivos y proyectos, donde cada trabajador o equipo impondrá sus métodos y ritmos. Importará más los fines que los medios. Será un cambio más de mentalidad que tecnológico, una vez que el 19% de la población estaría en perfectas condiciones de teletrabajar, según el mismo directivo. Asimismo, el talento estará llamado a destacar en un entorno sin paredes ni fronteras, por lo que resultará más fácil su contratación sin las cortapisas geográficas. "En los países del sur de Europa, donde el presencialismo está muy arraigado, el confinamiento va a servir para cambiar esta cultura empresarial, indicó Paloma Beamonte, presidenta de Xerox España, en una mesa online del Club de Excelencia en Gestión
23. Economía de los datos. Si ya eran importantes las métricas, en adelante lo serán aún más. Una encuesta de BI-Survey apunta que el 58% de las empresas basa la mitad de sus decisiones comerciales habituales en la intuición o la experiencia, en lugar de basar en datos e información. En el empeño colectivo por la caza de datos se popularizarán las herramientas de escaneos. "Cada vez que un trabajador o un cliente utiliza códigos de barra o QR, "se recopilan detalles sobre el rendimiento de la cadena de suministro, el inventario, las ventas, la ubicación de los activos y otras métricas útiles para determinar las tendencias y el rendimiento", indica Justin Corbell, vicepresidente de Ventas de Scandit.
24. Hoteles sin contacto. Las cadenas hoteleras deberán reinventarse en los próximos meses para atraer a un público que pondrá reparos a compartir buffets o guardar cola para el checkin o checkout. Todo se digitalizará, incluido la apertura de puertas con el móvil o la gestión de los turnos de desayuno o comidas de los huéspedes. Las mesas de los restaurantes dispondrán de mamparas de protección y los productos de alimentación serán monodosis, con más costes adiciones. Abundarán los pasillos de desinfección con ozono, guantes, batas y mascarillas.
25. Casi un milagro para levantar el vuelo. El sector del transporte está obligado a aplicar fórmulas casi milagrosas para evitar la quiebra. Un negocio cimentado sobre la alta ocupación de pasajeros y de continua demanda se encontrará con una realidad radicalmente opuesta. La necesidad de aumentar la distancia social actuará como una losa en unas naves aprovechadas al milímetro para resultar rentables. Los expertos consultados prevé un escenario donde las líneas aéreas tendrán que suprimir un tercio del actual espacio destinado para los pasajeros en un momento en el que ni los viajeros más frecuentes consideran viajar en avión hasta finales de año o principio del próximo. El sector considera que la recuperación se hará esperar entre tres y seis años, en función de que se refieran a los trayectos domésticos o los internacionales. Entre otras medidas, el espacio en la cabina de pasajeros tendrá que incluir barreras de protección, ya sea mamparas o espacios de separación, quizá aprovechable para la carga. La IATA estima que los precios de los vuelos deberán incrementarse el 40%, lo que disuadiría aún más a los usuarios y arruinaría un sector que solo cubre gastos con una ocupación mínima del 75%. Por su parte, los trenes y autobuses deberán sacrificar cerca de la mitad de sus actuales plazas para cumplir con las futuras normas de distancia social.
Los ascensores deberán ser más espaciosos y con comandos de voz para eludir el contacto con botones

26. Turismo será nacional. El turismo, junto con las aerolíneas, son uno de los mayores damnificados por la crisis del coronavirus. Las limitaciones de movilidad y los previsibles altos precios y problemas para desplazarse largas distancias dejan al negocio en una posición de clara debilidad, con caídas del negocio del 30% en 2020, con un impacto de 55.000 millones de euros, según Exceltur. Por lo pronto, esta industria ha acordado un protocolo sanitario único frente al Covid-19 que servirá de referencia para cumplir con los requisitos que cada subsector en materia de higiene y seguridad sanitaria. Al mismo tiempo, el Gobierno prevé estimular el turismo nacional con una gran campaña de promoción y marketing en cuanto la evolución la pandemia lo permita.
27. El 'blockchain' sale al rescate. El blockchain será una de las tecnologías llamadas a repuntar tras la crisis del Covid-19, debido a su eficacia para evitar la firma física en las transacciones y certificaciones, además de para securizar las operaciones. Según Antonio García-Lozano, socio director de Consultoría de Negocio e Innovación de Grant Thornton, se trataba de "una tecnología probada, pero ahora resulta claramente reforzada ante la necesidad de aportar fiabilidad a las transacciones telemáticas, identificación de personas físicas y jurídicas e intercambio de documentación, entre decenas de aplicaciones". El mismo experto incide en la necesidad de todas las organizaciones "no solo de mitigar la crisis, sino de cimentar las bases para poder reaccionar con reflejos y seguridad en el caso de nuevas epidemias.
28. Retos para los laboratorios. Los laboratorios farmacéuticos y biotecnológicos están llamados a seguir resolviendo las grandes amenazas del momento. No se concederán un descanso. Todo ellos estarán en el centro de la miradas del mundo, no solo por sus posibles hallazgos para erradicar la pandemia y sus posibles mutaciones, sino también por la batalla continua contra el cáncer y las nuevas generaciones de bacterias súper resistentes a los antibióticos.
29. 'Sorpasso' de los eSports. Los deportes electrónicos saldrán reforzados de la crisis del coronavirus no solo por la fortalezas intrínsecas de su actividad, siempre online y virtualizadas, sino por la debilidad de los deportes convencionales, condenados durante mucho tiempo a mantener distancia de seguridad tanto entre los atletas como entre los espectadores. Así lo defiende Pablo Herrero, director de Psicosoft Esport Academy, quien considera que los deportes electrónicos "captarán las grandes audiencias de los deportes tradicionales". Las competiciones de eSports mantienen su curso normal, y seguirán registrando altos picos de audiencia, como los que ya disfrutan plataformas de videojuegos Steam y Battlenet.
30. La logística multiplicará su valor. Anwar Zibaoui, coordinador general de Ascame, asegura que "el coronavirus ha mostrado que la logística precisa evolucionar para construir cadenas de suministro más resistentes, en favor de la seguridad alimentaria, sanitaria y la estabilidad". El mismo experto propone una "mayor integración de las infraestructuras, más interconexión del sur mediante autopistas y el impulso de los corredores multimodales, como el Corredor Mediterráneo. Esto permitiría cambiar las tendencias, atraer empresas, aumentar las exportaciones e impulsar el empleo.

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