El equipo de estrategas de Bank of America, liderado por Michael Hartnett, ha publicado un informe donde perfila su visión sobre cómo podría desarrollarse la próxima década a medida que los estímulos económicos y monetarios continúan inundando la economía de Estados Unidos.
Un panorama que llega precedido por los 982 recortes de tipos de interés y los 21 billones de dólares en compras de activos por parte de los bancos centrales entre 2009 y 2021. Algo que a su vez generó una represión financiera pero también sirvió de pilar para el mercado alcista que, salvo la debacle registrada al inicio de la pandemia hace aproximadamente un año, se ha mantenido constante durante algo más de 10 años.
Dicho esto, el "pánico político" de los últimos 12 meses a raíz del Covid-19 ha inyectado más de 29 billones de dólares en estímulos fiscales y monetarios a nivel global. Una situación que ha incrementado la "adictiva dependencia" entre Wall Street y la Reserva Federal e iniciado una dependencia similar entre la economía de a pie y los estímulos fiscales. Todo ello arriesga que las tasas de interés dejen de estar "ancladas".
Ante esta situación, los estrategas de Bank of America estiman que el mercado presionará a la Fed para que establezca algún tipo de control de la curva de rendimiento. Hasta que esto ocurra, los rendimientos de los bonos mantendrán su escalada y las acciones seguirán cayendo, especialmente en el sector tecnológico. De hecho, no se descarta que la situación acabe por desembocar en una corrección más profunda del 10% o el 20% que lleve al S&P 500 hasta los 3.600 puntos.
"Creemos que la Fed implementará inevitablemente algún tipo de control de la curva", determinan desde el banco estadounidense y lo justifican con la siguiente explicación. Un aumento del 1% en los rendimientos del Tesoro estadounidense (como ha ocurrido en los últimos 6 meses) aumenta el déficit en 12 meses (pago de intereses) en una cantidad equivalente que duplicaría el presupuesto de la NASA. Eso sí, el anuncio de un control de la curva probablemente provocará efectos colaterales, como el inicio de un gran mercado bajista para el dólar estadounidense.
Hartnett y su equipo consideran que los próximos años estarán marcados por un gobierno más grande, que definen como el "monopolio del sector público"; un mundo más pequeño, donde la producción local ganará terreno frente a la globalización; la devaluación del dólar; y un electorado populista que votará a favor de quien prometa mantener los estímulos y un salario básico universal.
Todo ello en un intento por resolver la "Guerra contra la Desigualdad", que implica más impuestos, más regulación y una mayor redistribución. De esta forma, desde Bank of America anticipan una rentabilidad baja, volátil que se moverá entre el 3% y 5% a largo plazo, como en la década de 1970.