- La arena del desierto no sirve para la construcción debido a su erosión
- El cristal de las ventanas y las pantallas de los móviles están hechas de arena
La arena es más silenciosa que el agua y casi igual de esencial para sostener la infraestructura de la vida humana. Un recurso que puede parecer inagotable ha entrado, sin embargo, en territorio peligroso por el crecimiento desorbitado de su demanda global: en los últimos 20 años, se ha multiplicado por tres la cantidad de arena que se consume en el mundo.
¿Y en qué nos 'comemos' tanta arena? Esta materia prima está tanto al alcance de nuestra vista como fuera de ella. Así, no sólo es un elemento esencial en la construcción de carreteras, puentes, líneas de alta velocidad, sino también en la fabricación de chips y del cristal de cada una de nuestras ventanas. La arena fundida junto a piedras configura el cristal que se utiliza para las pantallas de los ordenadores y los smartphones.
A pesar de que es un recurso al que pueden acceder todos los países y que apreciamos de un modo en apariencia ilimitado en desiertos y en costas, la arena se está agotando. O bien, aquella válida para las infraestructuras humanas está empezando a dar señales de carestía. Y, sin embargo, apenas se habla de la falta de esta materia prima.
"Es como el elefante de la habitación", ejemplifica Pascal Peduzzi, científico especializado en clima del Programa Medioambiental de Naciones Unidas, en un seminario online recogido por la cadena CNBC. Peduzzi explica que es necesario plantearse la cuestión sobre la carestía de arena en el planeta, un tema que ya empieza a lanzar sus primeras alertas y que deberían ser escuchadas para anticiparse a los efectos adversos.
"Simplemente creemos que hay arena en todas partes. Nunca pensamos que nos faltaría, pero está sucediendo en algunos lugares", subraya el científico medioambiental, que insta a abordar la cuestión para evitar futuros problemas de oferta que condicionarán las infraestructuras más básicas.
La construcción es uno de los sectores más dependiente de la arena. De hecho, la cantidad de arena que se utiliza en el mundo se contabiliza en correlación con el cemento. Para producir una tonelada de cemento son necesarias otras 10 de arena.
El impacto medioambiental de la euforia de arena
El problema de la arena es que no vale cualquier tipo para el uso al que la destinan las personas. Así, la arena del desierto, con granos totalmente erosionados por el viento, es demasiado fina para utilizar en construcción. El recurso que suele utilizarse en este sector es la arena del lecho marino, de los ríos y de las costas, con el consiguiente impacto medioambiental.
El veto a la extracción de arena en ríos, por otra parte, podría tener graves consecuencias económicas para las poblaciones dependientes de esta actividad. China e India lideran el negocio de la extracción de arena, espoleadas por el aumento de la construcción. De hecho, el gigante asiático acapara el 58% de la arena con la que se produce cemento a nivel mundial.
Desde el seminario sobre la cuestión de la arena promovido por el think tank Chatham House, los científicos han aportado algunas alternativas interesantes, como las iniciativas que se están probando en el norte de Europa. En Amsterdam, por ejemplo, existe un compromiso de construir al 100% con arena reciclada en 2050, y de reducir a la mitad el uso de este recurso natural. En Zúrich ya se construye el 98% de las viviendas con hormigón reciclado.