Los registros meteorológicos se salen de control a medida que los incendios forestales, los domos de calor y las inundaciones repentinas causan estragos en todo el mundo.
Científicos dicen que algunos de estos eventos extremos tienen un vínculo comprobado con el cambio climático y existe una creciente preocupación de que sean cada vez más difíciles de predecir.
Decir que una tormenta azotó la ciudad china de Zhengzhou el 19 de julio es quedarse corto. En el transcurso de un solo día cayeron 624 mm de lluvia, el equivalente a casi un año entero, provocando la evacuación de 200.000 personas y 33 muertes.
Una semana antes, las catastróficas inundaciones en el oeste de Alemania dejaron un rastro de destrucción, con 177 muertos y al menos un centenar de personas desaparecidas.
Mientras, las inundaciones en la vecina Bélgica dejaron 37 muertos.
Al igual que China, las dos naciones europeas fueron afectadas por lluvias inusualmente fuertes. Y políticos como la canciller alemana Angela Merkel no fueron los únicos en señalar el cambio climático como un contribuyente potencial a estos trágicos eventos.
"Ver el número de muertes en un país avanzado como Alemania me preocupa por lo mal preparada que está la sociedad para hacer frente al calentamiento global", dice Veerbhadan Ramathan, un renombrado climatólogo indio y profesor en la Universidad de California en San Diego.
Él cree que los eventos climáticos extremos "empeorarán progresivamente" en los próximos 20 años.
"Estos eventos climáticos extremos son ahora tan intensos y frecuentes que no resulta difícil atribuirlos al calentamiento global y cambio climático", advierte.
¿Es realmente el cambio climático el culpable?
En las últimas dos décadas, los científicos han estado estudiando las posibles relaciones entre eventos climáticos extremos y el calentamiento global provocado por la emisión de gases de efecto invernadero.
Si bien existe un consenso entre la comunidad científica de que los fenómenos climáticos extremos pueden tener causas naturales, existe una creciente evidencia de que el cambio climático provocado por la acción humana puede hacer estos sucesos sean más probables e intensos.
Lo que es seguro es que los récords meteorológicos se han batido constantemente en todo el mundo en lo que va de 2021.
El mes pasado, Estados Unidos y Canadá experimentaron el junio más caliente registrado debido a un domo de calor, una masa de aire caliente ejerciendo presión sobre un área enorme.
Más de 1.200 récords de temperatura fueron batidos en el día y 1.500 por las noches en ciudades de Norteamérica entre el 24 y el 30 de junio, de acuerdo con los datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés).
Mientras, las temperaturas en Canadá rompieron el récord por tres días consecutivos en Lytton, Columbia Británica, la cual alcanzó 49,6ºC antes de que los incendios quemaran la población casi por completo.
Ambas naciones siguen experimentando incendios forestales récord relacionados con la ola de calor y la posterior sequía. California ya ha visto más de4.900 incendioseste año, 700 más que en 2020.
En otras partes del mundo, Moscú registró su día de junio más caluroso en 120 años; mientras que los incendios en Siberia (una de las regiones más frías en el mundo) siguieron en curso durante el mes de julio para establecer un nuevo récord, ya que la región experimentó su verano más seco en 150 años, de acuerdo con las autoridades rusas.
La agencia meteorológica nacional de India reportó en mayo que la capital, Nueva Delhi, había roto al menos un récord cada mes desde agosto de 2020, incluyendo altas temperaturas y lluvias.
En 2019, un análisis llevado a cabo por el instituto climático Berkley Earth, con sede en California, encontró que se batieron casi 400 récords de temperaturas altas en 29 países del hemisferio norte entre mayo y agosto de ese año.
El climatólogo e historiador del clima Maximiliano Herrera afirma que en lo que va de 2021 han habido más de 260 récords de temperaturas altas en 26 países.
"El número de récords es realmente sorprendente, no esperábamos tantos", dice Geert Jan van Oldenborgh, un investigador climático en el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos, una de las organizaciones líder mundial que estudian el cambio climático.
"El mayor problema, no obstante, es que no lo habíamos visto venir con tanta intensidad".
¿Han fracasado los científicos al predecir los eventos climáticos extremos?
Los científicos han advertido durante años que un rápido calentamiento del clima traerá peores ráfagas de lluvias y más olas de calor dañinas, de acuerdo con el corresponsal de la BBC para medio ambiente, Roger Harrabin.
Por ejemplo, en 2004 los científicos estudiaron la ola de calor abrasadora que provocó 30 mil muertes en Europa el año anterior. Concluyeron que las emisiones provocadas por los humanos durante el siglo XX habían duplicado las posibilidades de que ocurriera un evento climático extremo de ese tipo.
Los expertos dicen que se está volviendo más difícil pronosticar tales eventos y admiten que han fracasado en predecir la intensidad de las inundaciones en Alemania y Bélgica y el domo de calor en Norteamérica.
Creen que el modelo meteorológico actual está fallando porque las computadoras no son lo suficientemente potentes como para proyectar con precisión la severidad de los eventos.
"Necesitamos un centro internacional para dar el salto cuántico a modelos climáticos que capturen la física fundamental que impulsa los extremos", le dijo recientemente a la BBC la ex directora científica de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, la profesora Julia Slingo.
"A menos que hagamos eso, continuaremos subestimando la intensidad o frecuencia de los extremos y el aumento sin precedentes de la naturaleza de ellos".
No todos los récords están vinculados al cambio climático
Sin embargo, es importante señalar que no todos los eventos extremos pueden ser asociados al cambio climático. Una rama de la ciencia climática, llamada atribución, se especializa en determinar las causas de eventos climáticos inusuales.
En 2013, por ejemplo, los investigadores de la Oficina Meteorológica del Reino Unido concluyeron que una serie de veranos realmente húmedos en el Reino Unido que tuvo lugar entre 2007 y 2012 se asoció con variaciones naturales en las temperaturas del océano Atlántico Norte.
Los investigadores sudamericanos también encontraron que los cursos naturales fueron la raíz de la sequía extrema que desencadenó enormes incendios forestales en el Pantanal, los humedales más grandes del mundo, entre 2019 y 2020.
Pero es poco probable que este sea el caso con respecto a la ola de calor de América del Norte, según el conglomerado de investigación mundial World Weather Attribution.
Este equipo argumentó que las temperaturas récord eran tan extremas que se encuentraban"muy fuera del rango de temperaturas históricamente observadas" y que "según las observaciones y el modelo, la ocurrencia de una ola de calor con temperaturas diarias máximas como la observada en el área era virtualmente imposible sin la presencia humana provocó el cambio climático ".
El equipo también está analizando las inundaciones en Alemania y Bélgica, y se esperan resultados para mediados de agosto.
Van Oldenborgh, quien participará en el análisis, dice que los científicos "saben que el cambio climático hace que las lluvias torrenciales sean más frecuentes" y han encontrado evidencia de la influencia humana en el cambio climáticoen la mayoría de los fenómenos meteorológicos extremos en los últimos años. .
Carbon Brief, un sitio web con sede en el Reino Unido que cubre los últimos desarrollos en ciencia climática, publicó un análisis a principios de este año de más de 350 estudios revisados por pares que analizan 405 eventos y tendencias climáticas extremas en todo el mundo en las últimas dos décadas hasta 2020.
Se descubrió que alrededor del 70% de esos sucesos se volvieron más probables o más graves debido al cambio climático.
"Ha sido surrealista y emocionalmente discordante ver la asombrosa serie de fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes que hemos experimentado en el último mes, pero como científico del clima, lamentablemente no es nada sorprendente", dice el meteorólogo estadounidense Jeff Masters, quien también escribe para el servicio de noticias Climate Connections de la Universidad de Yale.
Señala un artículo de 2004 de los científicos climáticos de la Universidad de Harvard Paul Epstein y James McCarthy, en el que hablaron sobre "signos de inestabilidad dentro del sistema climático".
"Advirtieron sobre el sistema que ofrece 'sorpresas significativas y castigadoras', que describen perfectamente la ola de calor de junio en Norteamérica y las inundaciones de julio en Europa", agrega Masters.
"Lo que el mundo necesita es acción"
Es en este contexto, las delegaciones de todo el mundo se reunirán en Escocia el próximo noviembre para la Conferencia de Cambio Climático COP26 de las Naciones Unidas y así presentar planes para reducir sus emisiones de carbono.
Varios científicos y políticos creen que compromisos como el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global "muy por debajo" de 2°C y limitado a 1,5°C debe ser replanteado antes de la cumbre.
"Mi proyección es que el calentamiento llegará a 1,5°C para 2030, con unos cinco años más o menos, sin importar lo que hagamos", dice el profesor Ramanathan.
"Continuará hasta alrededor de 2040 y luego la curva comenzará a doblarse en respuesta a las acciones climáticas a escala global. Después de 2040 es cuando comenzará a enfriarse ... siempre que actuemos ahora".
Es una advertencia de la que se hizo eco la secretaria ejecutiva de cambio climático de la ONU, la mexicana Patricia Espinosa, esta semana.
"¿Qué más pueden mostrarnos los números que no podamos ver ya?" preguntó en una reunión de ministros de energía y medio ambiente de las naciones del G20. "¿Qué más pueden decir las estadísticas sobre las inundaciones, los incendios forestales, las sequías, los huracanes y otros eventos mortales?
"Los números y las estadísticas son invaluables. Pero lo que el mundo necesita ahora, más que cualquier otra cosa, es acción climática".
- By Fernando Duarte
- BBC World Service