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(Diseño EC)
Un artículo de Vogue sobre cómo los jóvenes exponen sus relaciones en redes ha abierto un debate en todo el mundo. Hablamos con dos expertos para entender qué ocurre con las nuevas generaciones en nuestro país
Hace quince años se estrenaba en España Tres metros sobre el cielo. En ella, veíamos una suerte de Dama y vagabundo modernos, una relación basada en evidentes desigualdades, tanto socioeconómicas como de género, que, mostraba la historia de amor entre un chico de clase humilde que demostraba su violencia a la mínima de cambio y una chica de bien que encuentra en él una vía de escape a los rígidos códigos sociales de la clase alta. Hache circulaba por la vida como si llevar camiseta o casco fuera un delito, amenazó a la profesora de Babi, la hizo participar en una temeraria carrera y le dio una paliza a su ex novio entre otras muchas lindezas.
Pese a despertar diferentes debates por estos motivos, batió récords en taquilla y consiguió que las habitaciones de las adolescentes españolas se llenaran de pósteres de Mario Casas. Que te recogiera tu novio del instituto era un símbolo de triunfo. No digamos ya si era en moto.
En pleno florecimiento en aquel lejano 2010 de plataformas como Instagram o Twitter, subir fotos con las parejas para felicitar aniversarios, cumpleaños o simplemente para profesar el amor en público estaba a la orden del día.
Hace pocos días, la revista Vogue de Reino Unido sacaba un artículo titulado: Is Having a Boyfriend Now? En él, Chanté Joseph reflexionaba sobre cómo antes muchas mujeres se “entregaban” más a sus maridos, mientras que la nueva era de mujeres parece querer mantener a sus novios al margen de sus redes sociales. Si antes presumir de pareja era sinónimo de éxito y estabilidad, ahora muchas optan por la discreción: fotos sin rostros, señales sutiles o incluso la decisión de no publicar nada.
La pieza habla también del rechazo al llamado Boyfriend Land, esa etapa en la que la identidad femenina giraba en torno a tener novio y mostrarlo como un logro social. Explica que esta tendencia responde al deseo de preservar la intimidad y al miedo al juicio o al fracaso público, pero también a un cambio cultural más profundo: estar soltera se ha convertido en un símbolo de independencia y autoestima, mientras que tener pareja ya no otorga prestigio. El debate está servido: miles y miles de mujeres lo han compartido en Instagram y los debates en Twitter están más que servidos.
“Tener novio debería ser lo menos interesante de ti misma” o “No me avergüenza el amor, me avergüenza seguir romantizando mediocridad” son algunos de los mensajes que pueden leerse. No faltan tampoco las advertencias de muchos hombres de que esta ola feminista devendrá en una horda de mujeres solteras a los sesenta. La pieza de Vogue se ha convertido incluso en un meme que los usuarios utilizan para responder a tuits o artículos periodísticos sobre hombres que faltan el respeto o que son infieles a las mujeres, como una especie de arma performativa contra los mensajes patriarcales. ¿Qué está pasando con las nuevas generaciones?¿Realmente se ha pasado de moda tener novio?¿Son ahora otros atributos más valorables cuando se trata de molar?
Pocas personas conocen mejor las tendencias adolescentes que Jordi Nomen, historiador, filósofo y docente que lleva dando clases a treinta y siete años a chicos de entre catorce y diecisiete. En su opinión, no es que tener novio haya quedado atrás, puesto que nos cuenta que los enamoramientos adolescentes siguen estando a la orden del día. Sin embargo, sí que ha notado que la forma de relacionarse de las parejas heterosexuales, donde estas desigualdades han sido tradicionalmente más visibles, han cambiado.“En los últimos años hemos trabajado mucho el mito del amor romántico y las dificultades que conlleva”, cuenta en una conversación con El Confidencial.
“Las chicas están empezando a perder la visión de que hay que luchar por cambiar o arreglar a la otra persona. Buscan a un compañero que las cuide pero valoran muchísimo la independencia y el despegarse de esta concepción que siempre hemos tenido de que detrás de un hombre siempre hay una gran mujer. Tienen muy claro que quieren unas relaciones más equitativas y sanas. En los chicos adolescentes, este deseo de individualismo y equidad produce un efecto más bien confuso" declara Nomen. “Les genera inseguridad este empoderamiento de las chicas y lo ven en ocasiones como una resta. En este sentido queda aún mucho por hacer con ellos, tiene que calarles el mensaje de que las nuevas masculinidades no son malas ni tampoco ser chico per se tiene que ser malo. Muchos creen que son vistos como asesinos o violadores en potencia y eso no es así, y hay que darle la vuelta. No es que se ponga en cuestión la masculinidad, se pone en cuestión una determinada masculinidad”.
Las redes sociales, cuenta, tampoco han hecho grandes favores a la hora de conseguir relaciones más igualitarias. Según el profesor, este deseo que se menciona en el artículo de la revista Vogue de ocultar a la pareja en redes sociales proviene principalmente de la imitación: "Los adolescentes tienen sus ídolos en redes sociales y también una gran adicción al scroll infinito que eso será otro problema a tratar. Si ven que la tendencia de las personas a las que siguen es no mostrar a su pareja en redes, ellos harán lo mismo.” narra. “Igual que cuando alguien de dos millones de seguidores dice alguna tontería, muchas veces tienden a creerlo solo por los números que tienen, sin mucha reflexión previa ni crítica, y ahí está nuestra labor” En Internet encuentra reflejado también Jordi Nomen un problema a resolver, que es la tendencia al egoísmo. “Vamos al individualismo más extremo y eso tampoco es bueno” concluye. “Los chicos están un poco más desubicados respecto a la forma correcta de tener pareja. Ellas lo tienen más claro, pero a veces les cuesta superar este individualismo”.
Un cambio reflejado en las consultas psicológicas
Sobre las nuevas formas de tener pareja y como reflejamos eso en las redes sociales hablamos también con la psicóloga y sexóloga Ana Lombardia. Ella también coincide en que, desde luego, tener novio no da vergüenza ni ha pasado a ser vintage, pero sí que cree que antes tener pareja ocupaba una parte más grande de la vida y por lo tanto se mostraba más. “Ahora la gente particular que no vive de redes sube mucho menos contenido personal, sube menos a sus hijos, a su pareja o lo que sea. También veo en consulta que hay una gran mayoría de gente que sí que sube más cosas de su vida personal porque no tiene pareja y quiere tenerla, entonces tienen un perfil más activo y abierto, y cuando la consiguen ya no lo utilizan tanto.”, cuenta. “Lo de ocultar puede venir también a lo que llevamos viviendo muchos años es que en cuanto tenías pareja se te reducía, era pasar a ser la mujer o la novia de”.
Al igual que Jordi Nomen ha visto un cambio en el tipo de pareja que buscan las mujeres de todas las edades que acuden a su consulta y reconoce que, para muchas, es cada vez más difícil encontrar pareja. “En las relaciones heterosexuales, la mujer tradicionalmente ha admirado al hombre desde abajo. Ahora pedimos horizontalidad, pero los hombres están acostumbrados al privilegio, a esa jerarquía, y les cuesta adaptarse. Los hombres no tienen erotizada la igualdad ni el mirar hacia arriba porque tradicionalmente han sido los admirados, lo cuenta muy bien Antonio Bolinches en su libro El Síndrome de las Supermujeres” narra a El Confidencial.
En este sentido, confiesa haber visto un gran cambio de paradigma en las parejas heterosexuales de su consulta de un tiempo a ahora: “Antes a los hombres se les pedía una posición social, económica y laboral y no necesitaban desarrollarse en lo personal. Las mujeres han tenido que escalar y luchar mucho por la igualdad en todos los ámbitos de la vida y piden cosas que muchos hombres no están preparados para dar por haber sido educados para centrarse en otras cosas, como corresponsabilidad en el cuidado de los hijos o la casa o el reconocimiento también de sus logros laborales o personales”.
Sin embargo, la psicóloga también advierte de que el individualismo no es la solución y opina que deberíamos revisar por qué tenemos tendencia a pensar que la pareja tiene que ser sí o sí un lastre que nos quite tiempo u oportunidades. “No debería ser obligatorio tener pareja, pero las personas necesitamos vínculos significativos porque son el mayor indicador de bienestar. Puede ser un amigo o un grupo de amigas, y lo veo mucho en consulta, pero en una sociedad que nos empuja al individualismo necesitamos a la gente. No se puede ser un John Wayne de la vida y cabalgar siempre solo."
La ciencia ha hablado: no, tener novio no está pasado de moda y probablemente nunca lo esté. Pero las relaciones como la de Hache y Babi, sí.