martes, 8 de noviembre de 2011

Felicidad en tiempos de crisis


Foto from bloguerosgay.com

¿Eres feliz? Parece que la mayoría de los españoles sí. En un estudio presentado hace poco más de un mes por el Instituto Cola-Cola de la Felicidad, el 69% de los españoles declaró ser feliz a pesar de la crisis. En 2009, otro estudio concluyó que presentábamos niveles de felicidad superiores a la media europea. Sólo los italianos afirmaron ser más felices. ¿Son los genes, la cultura latina, el sol…?
Hasta hace poco el tema de la felicidad parecía reservado a la filosofía o la religión, y sobre ella casi no existían estudios. Ilustres pensadores como Schopenhauer o Freud plantearon que no existe, que es una ilusión y que sólo podemos aspirar a sufrir lo menos posible. Un poco triste, pero en los últimos tiempos, la felicidad ha vuelto a suscitar interés. El año pasado incluso se realizó un congreso internacional sobre este tema. Hoy existe bastante investigación en el campo de las neurociencias y la psicología que intenta concretar de manera científica dónde se sitúan las bases de la felicidad y los caminos más eficaces para llegar a ella.
¿Por qué nos cuesta ser felices? La calidad de vida ha aumentado mucho en las últimas décadas y la felicidad, ¿ha incrementado de manera similar? A veces parece que no. Vivimos momentos de satisfacción pero generalmente por logros materiales. Los estudios establecen que esta felicidad es breve y que una vez cubiertas las necesidades básicas, más dinero no nos hace más felices. ¿Por qué sucede esto? La investigación revela algunos motivos:
1. Nos adaptamos fácilmente al placer. El ser humano olvida pronto lo que cuesta conseguir las cosas. Al normalizar lo conseguido la emoción se desvanece.
2. Sin querer, tendemos a valorar nuestra vida en comparación con la de los demás. Luchamos y obtenemos lo que deseamos, pero rápidamente localizamos a otros que tienen más. En ese momento, lo conseguido deja de activar las áreas del placer y volvemos a desear tener más.
3. Además, poseemos una rápida conciencia de los logros materiales, pero una lenta capacidad percibir y disfrutar de logros no tangibles (paradójicamente los más significativos, como la amistad, por ejemplo).
¿Pero existe la Felicidad? Por supuesto. Muchas personas son felices, ¿quiénes? Los que viven momentos intensos y positivos (nacimiento de un hijo, inicio de un amor correspondido, una boda…). Pero, ¿podríamos lograr una felicidad duradera a través de la vida cotidiana? La neurociencia y la psicología coinciden en que sí. La felicidad se puede construir y estimular fomentando capacidades, actitudes y comportamientos determinados que llevan a ella.
Muchos investigadores, entre ellos M. Seligman antiguo director de la Asociación Americana de Psicología, han impulsado enfoques prácticos, como la Psicología Positiva, dirigidos a lograr bienestar emocional y satisfacción con la vida (terminología modesta para denominar a la felicidad). Estos modelos han resultado eficaces y han sido avalados por la experimentación y la práctica, tanto de personas sanas, como de personas con patologías.
¿Por qué trabajar la felicidad? Es obvio, ¿no es un drama pasar por la vida sin disfrutarla? La ciencia demuestra que se puede ser más feliz… Que al realizar de forma regular acciones que producen bienestar emocional y tras tomar conciencia de ello, las áreas cerebrales implicadas en este sentimiento se activarán de forma cada vez más rápida, eficiente y permanente. Para entendernos, podremos sentirnos cada vez más felices. Importante descubrimiento. Además, numerosos estudios sugieren que el bienestar emocional reduce el riesgo de presentación de enfermedades como cardiopatías o depresión (la enfermedad más cara del mundo según la OMS) y facilita la recuperación de las mismas. C. Vázquez, catedrático de psicología de la UCM, expuso recientemente que la felicidad puede incluso alargar la vida entre siete y diez años.
Calidad de vida, crecimiento personal, capacidad para disfrutar… salud. ¿Necesitamos más datos para convencernos y trabajar activamente en la felicidad? ¿Qué debemos hacer para ser más felices? La investigación establece que el bienestar emocional duradero se consigue cultivando una serie de ámbitos. ¿Cuáles son los fundamentales?
1. Las relaciones interpersonales. Los estudios en España y el extranjero confirman este factor como el mayor responsable del nivel de bienestar psicológico. Familia sobre todo, pero también amigos, oportunidades para quedar, aunque sea en casa o en el parque… Está claro, los Latinos somos los reyes de la felicidad.
2. Las emociones positivas. Numerosos estudios demuestran que optimismo, creatividad, gratitud, conocimiento, entrega a los demás… son emociones que aportan felicidad. En la encuesta de Coca-Cola el amor resultó ser la emoción que más feliz hace a los españoles, por encima de la salud… ¡Los latinos y el amor! Los estudios insisten también en la importancia de cultivar el ocio, de sentir que lo que hacemos vale para algo y la conciencia de los logros personales.
Pero la investigación también ha desarrollado herramientas eficaces: técnicas de inteligencia emocional, humor, resistencia a estrésLos españoles contamos con otras propias, como la comida. Según los estudios, comiendo somos felices. ¿Fish and chips? Mejor paella y además en compañía. No hay duda, nuestra cultura goza de muchos elementos para el bienestar.
Hoy por fin conocemos las claves científicas de la felicidad. ¿Trabajamos en ellas? No debemos olvidar que son tiempos difíciles y que, aunque según los estudios España siga siendo feliz e indestructible al desaliento, el pesimismo está en el aire. La ciencia incita a la reflexión y nos recuerda que el bienestar emocional se puede estimular, que las emociones se contagian y que el cerebro puede aprender a ser feliz. En la educación y en nosotros mismos están las claves.
Muchas veces los ejemplos más avanzados vienen de los lugares más modestos. Bután, un país pequeño en la falda del Himalaya, decidió alejarse de los índices económicos que maneja el resto del mundo y evaluar el bienestar de su país mediante un indicador propio: la Felicidad Interior Bruta (FIB). A través de él, miden el bienestar psicológico de sus ciudadanos basándose en el acceso a la asistencia sanitaria, la conservación de los recursos naturales y el tiempo dedicado a la familia. Este baremo concuerda con la cultura y tradiciones que no desean perder en el proceso de modernización en el que el país se encuentra inmerso. ¿De verdad un país con este criterio está escaso de “modernización”? ¿No estamos los “países modernizados” intentando recuperar la esencia de valores que ellos poseen? Pensemos.

Por Rocío Mayoral   from elconfidencial.com   07/11/2011

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