Los conocimientos siguen estando en la mente, pero hay que relajarse para que salgan a la luz.
El estrés provocado por los intensos días de estudio, los nervios, las ganas de acabar los exámenes, el cansancio… Son muchos los factores que se pueden dar a la hora de ponerse delante de esa aterradora hoja que contiene las preguntas que deberemos responder correctamente si queremos aprobar y que, muchas veces, nos pueden jugar malas pasadas.
1. Antes del examen.
Cuando te dispongas a estudiar para los exámenes, es muy importante que entiendas el temario a la perfección, ya que estudiar las cosas de memoria sin entender nada hará que sea más probable que te olvides de todo y, además, no te aportará nada. Por otra parte, también puedes utilizar diversas técnicas para aprenderte los temas, como hacer resúmenes o esquemas. Estas fórmulas te ayudarán a tenerlo todo más claro y a estructurarlo en tu mente, de tal forma que, a la hora de ponerte delante del examen, tendrás las ideas más ordenadas y será menos probable que te quedes en blanco.
2. Lee todas las preguntas.
Antes de empezar a contestar o a ponerte nervioso porque no recuerdas la respuesta de la primera pregunta, lee todo el examen al completo detenidamente. Después, vuelve a leer las preguntas una por una e intenta ordenar las respuestas en tu mente. Esto te puede ayudar a recordar y a hacer las cosas de una forma más tranquila y sin nervios.
3. Escribe.
Ya ha llegado el momento de contestar el examen. Tienes la hoja delante con todas las preguntas, pero, de repente, sientes que no te acuerdas de nada, tu mente se ha quedado en blanco. Ante todo, no pierdas la calma y ten en cuenta algo muy importante: lo que has estudiado está en tu mente, por lo que todo es cuestión de que te relajes, porque los conocimientos los tienes, aunque tus nervios los hayan bloqueado. Ante esta situación, puedes coger una hoja en blanco y escribir. Empieza a escribir algo que te suene en relación al temario. Muchas veces empleando esta técnica se empieza a recordar todo y al final podrás estructurar todas las cuestiones adecuadamente e ir contestando todas las preguntas.
4. Pasa a la siguiente.
Si te quedas atascado en una pregunta no inviertas mucho tiempo en ella. Pasa a la siguiente y ya volverás con la otra más tarde. Ten en cuenta que en un examen el tiempo es oro y que es mejor asegurar otras preguntas cuya respuesta sepas desarrollar que perder varios minutos intentando recordar una en concreto. Además, en muchas ocasiones la respuesta a esa pregunta que se te resiste aparece mientras estás contestando otras.
5. Relájate.
Si después de probar con estas técnicas sigues en blanco, intenta relajarte, ya que el principal problema de este fenómeno son los nervios. Deja el bolígrafo sobre la mesa, cierra los ojos y respira profundamente durante un par de minutos para dejar a un lado los nervios y poder concentrarte en las preguntas y en sus respuestas.
6. El ambiente.
Aunque no lo parezca, estar cómodo a la hora de realizar un examen es fundamental para tu concentración. Si te has sentado al lado de la ventana y tienes calor o frío o el aparato del aire acondicionado te pega directamente y te molesta, pídele al profesor si puedes cambiarte de sitio. Así estarás más cómodo y podrás concentrarte mucho mejor.
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