El slow living profundiza en los aspectos de la decoración que van más allá de la belleza estética, como la comodidad, la renovación personal y el placer.
Sales de casa con prisas para coger el transporte público a tiempo, llegas al trabajo y te pones al lío: tener listo un encargo para una hora concreta, comer en cinco minutos para no malgastar las horas, preparar las tareas del día siguiente y sales de nuevo mirando el reloj para llegar puntual al autobús. Pero al fin, pones la llave en la ranura, das un golpe de muñeca y… ¡hogar, dulce hogar!
Cualquier persona necesita momentos de tranquilidad para afrontar la rutina diaria y existe un estilo de vida que los proporciona en casa: el slow living, una práctica que cada vez suma más adeptos.
Del ‘fast food’ al estrés
“Más que tendencia decorativa, el slow living es un estilo de vida relajado, que combate el estrés diario y que nos lleva a usar el interiorismo y la decoración para hacer de nuestros hogares un espacio balsámico dónde recargar energías y disfrutar de cada momento de la vida tranquilamente”
La tendencia tiene sus orígenes en la gastronomía, como una corriente que pretendía combatir la comida que vendían las cadenas de ‘fast food’, aunque rápidamente ha ampliado su influencia y ahora es aplicable también al hogar. A pesar del éxito que está viviendo esta corriente, los expertos descartan considerarlo una moda pasajera, sino más bien una actitud.
Así lo indica Manuel Valcárcel, fundador de VALTØ interiorismo & slow living: “más que tendencia decorativa, es un estilo de vida relajado, que combate el estrés diario y que nos lleva a usar el interiorismo y la decoración para hacer de nuestros hogares un espacio balsámico dónde recargar energías y disfrutar de cada momento de la vida tranquilamente”.
En el mismo sentido apunta la diseñadora de interiores Susanna Cots, quien apuesta por identificarlo como “un movimiento cultural que propone desacelerar para crear de manera consciente”. Una idea que ha aplicado en si misma: “para mi es un trabajo que sigo, una filosofía de vida que disfruto y, según la cual, diseño desde hace más de 10 años”.
Slow living como terapia
Al igual que ocurre con la comida rápida, el slow living en la decoración también tiene un enemigo incondicional: el estrés. “El estrés se va infiltrando en cada uno de nosotros, indistintamente de la profesión que se tenga, porque todas las personas llevamos en la mochila problemas familiares, trabajo que no nos llena o compañeros que nos hacen la vida imposible”, explica el fundador de VALTØ.
Todo ello provoca que este movimiento esté cada vez más al alza. “La cifra está en aumento porque las experiencias personales, el ritmo y rutina diarios nos llevan a necesitar ponernos en modo “slow”. Vamos demasiado a tope y la vida nos pasa de lado”, lamenta Valcárcel.
“Un día salta la alarma, petamos, nos paramos a reflexionar y se desencadena esa necesidad de tomarnos la rutina de otra manera, como hacían nuestros ancestros, y de repente necesitas reorganizar la vida desde tu casa, rediseñándolo todo desde unas necesidades concretas”, añade el diseñador.
Desde VALTØ interiorismo & slow living se apunta como objetivos en esta corriente “observar, saborear esa comida que tanto nos gusta, oler, sentarnos a pensar, porque no nos olvidemos, hemos venido a este mundo a ser felices… y eso no entiende de modas”.
Importancia de los ‘elementos invisibles
Pero, ¿cómo se consigue tal propósito? Los expertos aseguran que no existe la fórmula perfecta del éxito, aunque sí que hay algunos elementos que no pueden faltar. “Desde nuestro estudio damos importancia a lo que llamamos ‘elementos invisibles’, que son aquellos elementos que hacen que un espacio funcione tanto visualmente como a nivel de confort”, expone Cots, quien identifica como tales “los materiales naturales y, sobretodo, la luz, que es el gran modulador emocional”.
Manuel Valcárcel añade al duo imprescindible de Cots “olores agradables, música, texturas que nos recuerden sensaciones de la niñez, plantas, un lugar para nuestro hobby y desconectar de las tecnologías como condición primordial”.
Una clave para distinguir los elementos válidos para el slow living consiste, según el diseñador de VALTØ, en fijarse de dónde provienen: “una de las premisas es la de recuperar objetos que han estado en nuestra familia, regalos de amigos, para ayudar de paso a la huella ecológica”.
Sostenibilidad y materiales de proximidad
Otro punto importante es la sostenibilidad, tal y como indica Cots: “slow y sostenibilidad van de la mano, pues este movimiento mima el entorno y es respetuoso con los materiales de proximidad y con el comercio pequeño y artesano”. Una idea que Valcárcel suscribe: “es importante usar materiales naturales como maderas certificadas provenientes de bosques sostenibles, textiles naturales, cerámicas, vidrios, metales, suelos hidráulicos y iluminación relajante”.
Todo ello permite “cambiar la percepción del espacio, mejorar nuestra salud mental y por ende, también la física”, explica el diseñador. “No somos conscientes de lo que podemos mejorar psicológicamente, tan solo rediseñando nuestros hogares desde esta óptica”, reconoce.
Y, ¿qué tipo de gente puede necesitar más el slow living en su vida? “En las zonas urbanas es matemático: cuanto más dinámica es la vida de la gente o más estresante es la ciudad, más nos preguntan sobre el slow living o vida tranquila”, se apunta desde VALTØ interiorismo & slow living. “Aunque ¡cuidado! los sitios pequeños no están libres de ese estrés” recuerda su fundador.
Contratar profesionales especializados
En este sentido, Valcárcel destaca la contratación de profesionales especializados como arma contra el estrés y la empatía de los diseñadores hacia los clientes: “se necesita escuchar muy bien a quien tienes delante, durante el extenso cuestionario que hacemos, hacer las preguntas adecuadas y detectar dónde puedes ayudar”.
El resultado, según el diseñador, merece la pena y no conlleva una cantidad más elevado que los precios convencionales: “es muy gratificante acompañar en este proceso y no tiene por qué costar más que un interiorismo o decoración normal”.
El slow living se suma, de este modo, a una serie de estilos de vida que están yendo más allá de la belleza a la hora de elegir la decoración del hogar. Desde tener en cuenta la biohabitabilidad de los inmuebles, considerando clave la ventilación y controlando los campos electromagnéticos, hasta seguir fielmente la tendencia del ‘nesting’, un corriente que antepone el confort personal en casa a los planes de cualquier tipo en el exterior.
miércoles 23 de mayo de 2018
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