Los investigadores creen que ver la televisión puede causar estrés cognitivo y contribuir al deterioro de la memoria (BrianAJackson / Getty Images/iStockphoto)
Un estudio asocia más de 3,5 horas diarias de pantalla como espectador con una disminución de la memoria verbal en mayores de 50 años
Si quieres mantener en las mejores condiciones tus capacidades cognitivas, quizás deberías plantearte ver menos programas de televisión y menos series. De acuerdo con un estudio que acaba de publicarse en Scientific Reports , ver la televisión durante más de tres horas y media al día se asocia con una disminución de la memoria verbal en adultos mayores de cincuenta años, que es la franja de población sobre la que se ha investigado, si bien los expertos subrayan que no han observado diferencias entre personas de diferentes edades.
A partir de los datos del Estudio Longitudinal del Envejecimiento británico –centrado en la población de 50 o más años– los investigadores hicieron seguimiento de 3.662 personas y detectaron que la observación de la televisión tiene un impacto en el deterioro de la memoria que es independiente del que tiene el sedentarismo, el mero hecho de pasar tiempo sentado.
Daisy Fancourt, del departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud del University College de Londres (UCL) y una de las autoras de la investigación, explica que hay una serie de mecanismos que podrían explicar esta relación. “Debido a los rápidos cambios en las imágenes, los sonidos y la acción, contrapuestas a la actitud pasiva con que se reciben, los estudios de laboratorio han demostrado que ver la televisión conduce a una mayor alerta pero un cerebro menos concentrado, de modo que ver la televisión es estresante, y el estrés también se asocia con deficiencias en la cognición”, detalla Fancourt en declaraciones a La Vanguardia.
A este respecto, Gary Small, considerado uno de los máximos especialistas mundiales en la investigación de la memoria y la longevidad y autor de Salud para tu cerebro (Paidós), explica en su programa de prevención cómo el estrés es el principal responsable de muchos de esos lapsus de memoria, despistes y fallos a la hora de encontrar las palabras que muchas personas empiezan a notar a partir de los 40 años.
Fancourt subraya que, en el caso de la disminución de memoria verbal que han detectado en su investigación, al estrés cognitivo que crea la naturaleza “alerta pero pasiva” de ver televisión se podría estar sumando el hecho de que cuando se destinan muchas horas al día a ver programas de televisión es muy probable que se esté reduciendo el tiempo dedicado a otras actividades cognitivamente más beneficiosas y que podrían contribuir a preservar la memoria de esa persona, como leer o practicar juegos de mesa, entre otros.
“Cuanto más televisión vea la gente, más pobre será su memoria verbal diez años después”
De hecho otras actividades ante la pantalla que resultan más interactivas, como los videojuegos o el uso de internet, también resultan más beneficiosas para el cerebro que la televisión, porque tienen impacto cognitivo y mejoran habilidades en la resolución de problemas.
Fancourt subraya que en el estudio han constatado lo que denominan “respuesta a la dosis”, de modo que “cuanto más televisión vea la gente más pobre será su memoria verbal diez años después”. Y apunta que no han encontrado diferencias entre personas de diferentes edades, como tampoco han logrado asociar el tiempo de televisión con la fluidez semántica. De ahí que su consejo sea equilibrar el visionado de películas, series y programas de televisión con otras actividades distintas y menos pasivas.
Otras actividades ante la pantalla, como los videojuegos o el uso de internet, son más beneficiosas para el cerebro que la televisión
Una recomendación coherente con las que desde hace años vienen haciendo los expertos en funcionamiento del cerebro, según los cuales envejecer bien y mantener las capacidades cognitivas hasta edades muy avanzadas depende en un 75% de los hábitos, estilo de vida y las relaciones sociales que lleve cada persona, y sólo en un 25%de su genética.
Gary Small deja claro al referirse a su programa de prevención que “un estilo de vida que fomente la salud del cerebro no sólo refuerza las neuronas y pospone la decadencia mental, también mejora la capacidad de la memoria y la eficacia cerebral”.
El cerebro economiza y las conexiones que no se usan, se atrofian y se pierden
Y entre los hábitos para mantener el cerebro en buenas condiciones ocupa un lugar destacado el de mantenerlo activo. Porque, como explica Francisco Mora Teruel, especialista en Fisiología Humana y autor, entre otros libros, de ¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro? (Alianza Editorial) “durante el envejecimiento, el cerebro obedece ciegamente a un criterio economicista de sólo mantener en buenas condiciones aquello que se usa, y siguiendo esa ley algunas de las conexiones cerebrales se atrofian y se pierden si no son usadas, y por el contrario, aquellas que son utilizadas se refuerzan y el cerebro las fortalece”.
De ahí que actividades de ocio pasivo, como ver la televisión, no resulten beneficiosas para proteger y mantener las capacidades cognitivas y se contrapongan a “cualquier ocio activo”: desde una buena charla hasta jugar a cartas, pasear por la ciudad o acudir a una exposición. Mora, sin embargo, defiende que los beneficios sobre el cerebro son mayores cuando la actividad exige esfuerzo, supone un reto, conlleva el reconocimiento de otros y provoca emociones, porque se activan otros procesos cerebrales.
Su consejo para mantener el cerebro joven, en especial a partir de los 50, es aprender un idioma o a tocar un instrumento, porque es una tarea ilusionante que requiere esfuerzo y obliga a memorizar, proporciona placer, resulta de utilidad, socializa y suscita el aplauso de los demás, provocando con todo ello una emoción que resulta más impacto y efectividad en el cerebro que cualquier juego de entrenamiento cerebral.
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