El cardenal Ernest Simoni. (Pufui PcPifpef)
ASÍ SE ENTRENA UN EXORCISTA EN ITALIA
"Exorcizo desde hace más de 60 años e incluso he exorcizado a musulmanes. Lo del teléfono se me ocurrió porque la tecnología ayuda a llegar a más gente", cuenta un exorcista a El Confidencial
El exorcista despega la oreja del teléfono y dice: "¿Quiere una entrevista por teléfono sobre el diablo? Así, fíjese, es como yo hago los exorcismos".
Es una cálida tarde de comienzos de verano en Florencia y Ernest Simoni (Escútari, Albania, 1928), al que todos llaman el cardenal-exorcista, ha tenido un día particularmente agitado.
"Algunos no lo entienden… esto del teléfono. Pero de esta forma atiendo a entre 20 y 30 personas al día. Gente infestada de todo el mundo: enfermos de cáncer, madres que no pueden tener hijos… Lo importante es que mantengan la oreja bien pegada al teléfono. Unos tres minutos, lo que dura todo. Solo así funciona. También hay que ser castos y rezar de manera ininterrumpida", afirma convencido el cardenal-exorcista. "Exorcizo desde hace más de 60 años e incluso he exorcizado a musulmanes. Lo del teléfono se me ocurrió porque la tecnología ayuda a llegar a cada vez más gente", puntualiza en una entrevista con El Confidencial.
Lo que cuenta Simoni parece un reflejo de los tiempos. Cada vez de manera más abierta y pública se habla del antaño arcano mundo de los sacerdotes que luchan contra el diablo. "Me invitan a menudo a hablar del tema y siempre hay mucho entusiasmo", asevera el cardenal, quien llegó a ser encarcelado en la Albania comunista de la década de los 50 por estas creencias.
Nada que ver con los tiempos del tabú, sobre todo tras las reformas progresistas de la Iglesia el Concilio Vaticano II (1962-1965) que convirtieron el dogma del diablo en motivo de burla o vergüenza. "En los años 60 del siglo pasado, la tendencia era abandonar estas prácticas. Pero eso está cambiando. El oficio está resurgiendo, esta vez con más énfasis en la formación", explicaba David Murgia, conductor del programa 'Vade Retro' en el canal de los obispos italianos (TV 2000), a esta periodista hace unos años.
Una fábrica de exorcistas
Nada mejor para entender el momento que vive la lucha contra Satán que el curso "Exorcismo y oración de liberación", una verdadera fábrica de exorcistaspor la que ya han pasado más de 2.000 alumnos en la última década. El evento, considerado el más grande del mundo, reunió a 240 estudiantes de 42 países en su edición de 2019, según datos difundidos por los organizadores.
Durante una semana, los asistentes ven un temario que incluye lecciones sobre la antropología del satanismo, la posesión diabólica y el contexto histórico y bíblico. La novedad de este año es que por primera vez fueron invitados representantes de otras confesiones cristianas: un ortodoxo, un anglicano, un pentecostal y un luterano.
Este acontecimiento, que hace un año llegó a tener incluso el patrocinio del Vaticano, se celebra en el Ateneo Regina Apostolorum de la Universidad de los Legionarios en Roma y es gestionado por el Sacerdos, vinculado a la congregación ultraconservadora congregación nacida en México, y el Grupo de Investigación e Información socio-religiosa (Gris) de Boloña.
"El interés en el diablo crece cada año. En un mundo secularizado que se aleja de Dios, cada vez hay más espacio para el diablo"
Este curso, ante la falta de escuelas de formación sobre el tema, constituye el grueso de la formación teórica de las nuevas generaciones de exorcistas. Para la formación práctica, sin embargo, no hay reglas precisas sobre cómo formar a estos soldados que luchan contra Satanás, más allá de los consejos de los viejos exorcistas. Tampoco existen manuales. Muchos prelados consideran que es mejor así.
Los únicos textos son el antiguo Ritual romano del papa Paulo V, que data de 1614 y rehabilitó el papa alemán Benedicto XVI en 2011; y el nuevo Ritual de exorcismo, aprobado en 2000 durante el papado del difunto Juan Pablo II. Pero estos textos, ambos en latín, no explican nada más que lo que se ve en las películas: la reacción de poseído ante la presencia de símbolos sagrados, como hablar en lenguas extrañas y exhibir una fuerza descomunal.
A Dios rogando
El curso de exorcismo de los Legionarios ha suscitado una creciente atención mediática desde que se creó —en especial en el mundo anglosajón— por lo que se ha ido profesionalizando. Participar hoy tiene un coste de 400 euros, incluidas las comidas de lunes a viernes. Si quieres traducción simultánea al inglés, español o francés tienes que pagar 300 euros más. Ya hay fecha para el próximo curso: del 11 al 16 de mayo de 2020. "Solo se aceptarán euros como moneda de pago en efectivo", escribieron en la página web de presentación.
Los organizadores también han recibido pagos más terrenales. A principios de año, el diario italiano 'Reppublica' filtró la decisión del ministerio de Educación italiano de acreditar el curso "Exorcismo y oración de liberación" en su plataforma profesional "Sofia", un sistema destinado a la formación de los maestros y profesores en escuelas públicas.
El último en sumarse a la fiesta fue Matteo Salvini, el ministro de Interior italiano y líder de la ultraderechista Lega, quien dijo que estaba preocupado por la difusión de las sectas satánicas después de que una presentadora de un popular programa de televisión invocara a Satanás en una escena cómica: "Es un fenómeno preocupante, aparentemente lejano de la vida diaria, pero mucho más cercano y frecuente de lo que se piensa", escribió Salvini en las redes sociales.
El propio papa Francisco animó a los exorcistas a manifestar este "especial ministerio" durante una reunión de la Asociación Internacional de Exorcistas en 2014, en la que los llamó a resguardar "el amor en la Iglesia de quienes sufren debido a la obra del maligno". El año pasado volvió a la carga insistiendo en que el diablo "no es un cuento de ancianas": "Existe y es nuestro mayor enemigo. Es el que trata de hacernos resbalar en la vida".
Diez exorcistas en España
Una gran parte de la Iglesia arquea una ceja cuando escucha hablar de Satán. Una de las quejas más recurrentes entre los exorcistas —en especial, los conservadores de la vieja guardia— es que el resto de los curas no se lo toman en serio. "En la Iglesia hay cierto silencio. No todos se comprometen de verdad a eliminar a Satanás a través del oficio del exorcismo. Pero hay medidas (que se pueden aplicar) y yo quiero y debo hacer todo lo posible para salvar a Jesús y al pueblo", afirma el cardenal albanés Simoni.
Ejercer de exorcista sigue conllevando sus riesgos. El más inmediato son las denuncias. El asesinato de un joven mexicano en Ciudad de México este mes provocó estupor cuando se acusó del delito a un exorcista, tal y como informaron medios locales. En febrero, una joven de Burgos se suicidó después de que fuera sometida a varios exorcismos entre 2013 y 2014. Además, hay casos de exorcistas expulsados del sacerdocio y otros que han sido perseguidos por las autoridades civiles. De ahí que, a excepción de Italia, no haya muchos exorcistas por el mundo.
"En España, por ejemplo, no debe de haber más de diez exorcistas y son muy pocos los que se dedican a esta tarea de forma constante y sistemática", cuenta otro exorcista, quien pide no ser identificado por la prohibición de su obispo de contactar con la prensa. "Se han hecho nombramientos de personas que ni creían en esto y por eso lo han dejado, o aún se encuentran en funciones, pero no ejercen", añade.
Sin embargo, y pese al desprecio de algunos en el seno de la Iglesia, la difusión de noticias relacionadas con el diablo crece día a día alimentada por el individualismo, la secularización y el interés que despiertan las sectas en nuestras sociedades, según dicen los exorcistas.
"El interés en el diablo crece cada año. En un mundo secularizado que se aleja de Dios, cada vez hay más espacio para el diablo", comentó el sacerdote español Pedro Barrajón, profesor de teología en la Universidad Regina Apostolurum, en una presentación del curso para candidatos exorcistas.
AUTOR
IRENE SAVIO. ROMA 30/06/2019
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