miércoles, 31 de julio de 2019

Crece la deuda ecológica

Crece la deuda ecológica
La disponibilidad de agua en cantidad y calidad suficientes es uno de los retos especialmente acuciantes que tiene una humanidad en un contexto de aumento demográfico (Otras Fuentes)


La sobreexplotación supera ya la capacidad de regeneración del planeta


La humanidad sigue mostrando un consumo cada vez más destructivo. Al menos, así lo indican los datos de la organización Global Footprint Network, un centro de investigación internacional que evalúa este comportamiento de la economía. El resultado es que la humanidad ha agotado ya, a fecha 29 de julio de este año, el presupuesto disponible para echar mano a los recursos naturalesque le provee el planeta a lo largo de todo un año. La sobreexplotación a partir de ahora será a cuenta de una deuda ecológica creciente –y de efectos imprevisibles– con el planeta.
Cada año, la población mundial aumenta. Consumimos más recursos naturales de los que el planeta es capaz de regenerar o renovar cada año. Y las emisiones de dióxido de carbono superan la capacidad de secuestro y absorción de los bosques. Por eso, el déficit ecológico crece año a año.
Sin capacidad de recuperación
La investigación del Global Footprint Network –con datos del 2016– concluye que la humanidad ha consumido ya, en los 210 primeros días del año, los recursos y servicios ambientales que tenía a su disposición sin comprometer la capacidad de regeneración de éstos.
El 29 de julio se ha convertido en la fecha en que la demanda y la presión anual sobre la naturaleza superan ya la capacidad de los ecosistemas para poder regenerarse este mismo año.
Al ritmo de consumo actual, para saciar el actual apetito de recursos, necesitaríamos el equivalente a 1,75 Tierras.
“Si dividimos lo que consumimos entre la biocapacidad de la Tierra nos sale que se necesitan 1,75 planetas”, explica gráficamente Aniol Esteban, biólogo y economista ambiental, director de la Fundació Marilles.

Global Footprint Network

El 29 de julio marca la fecha en que el capital natural del globo entra en número rojos


Para obtener este cálculo, la investigación tuvo en cuenta las grandes demandas de consumo (alimentos, recursos forestales, pastizales, pescado, y urbanización e infraestructuras urbanas) traducidas en términos hectáreas de superficie equivalente, incluido el espacio forestal necesario para neutralizar las estas emisiones de gases invernadero.
El mundo está consumiendo el equivalente a 2,7 hectáreas per cápita anual para satisfacer esas necesidades.
Por ello, el día de la Sobrecapacidad Ecológica se ha adelantado hasta la fecha más temprana registrada hasta ahora.
El crédito se reduce
“La humanidad está usando la naturaleza 1,75 veces más rápido de lo que los ecosistemas de nuestro planeta permiten recuperarse. Esta sobreexplotación es posible porque estamos agotando el capital de nuestro planeta y comprometiendo aún más su futura capacidad de regenerarse”, añade Mathis Wackernagel, director ejecutivo y cofundador de Global Footprint Network.
“Es como si ganamos 1.000 euros al mes y nos gastamos 1.750. Vamos incrementando la deuda; pero las consecuencias son imprevisibles y, además, las pagarán las futuras generaciones; o, mejor dicho, los jóvenes de hoy en día”, señala Esteban.
.“El 29 de julio es el día en que, a nivel mundial, el planeta deja de recibir rentas en forma de recursos naturales. El crédito cada vez nos dura menos”, dice Miguel Angel Valladares, responsable de Comunicación de WWF.

Aniol Esteban

“La tecnología no resuelve el problema, se necesitan cambios en el consumo”


Hace 30 años, el umbral de sobrexplotación se alcanzaba el 15 de octubre. Veinte años más tarde, el 30 de septiembre. Hace diez años, la fecha era el 15 de agosto. Y en el 2019, tras un periodo de relativo frenazo, el crédito de que disponía la humanidad se ha agotado antes de que acabara el mes de julio.
La crisis financiera de los años 2007 y 2008 provocó que la fecha en que el planeta entraba en número rojos se retrasó cinco días. Pero la tendencia general indica que los costos de la degradación de los recursos están siendo pagados por los sistemas ambientales, sobre los que se asienta la vida en la Tierra.
Ganancias a corto plazo
El resultado es que mientras la extracción de minerales, la tala de bosques y la quema de combustibles fósiles configuran un estilo de vida que mide sus ganancias a corto plazo, los efectos negativos a largo plazo de este modelo son cada vez más evidentes.
Y visibles, en forma de erosión del suelo, deforestación en amplias zonas del planeta, escasez de agua, pérdida de biodiversidad y acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Las consecuencias son también un cambio climático acompañado de sequías más severas, incendios forestales o huracanes.
Para que funcione nuestra economía actual, estamos tomando prestados de la Tierra los recursos futuros.
Esto puede funcionar durante algún tiempo. Pero no es insostenible.
Es la tesis de Mathis Wackernagel.
“La actividad humana se ajustará inevitablemente a la capacidad ecológica de la Tierra. La cuestión es si elegimos llegar allí por la vía de un desastre o por haberlo planificado; si buscamos la miseria de un planeta o la prosperidad de un planeta”, añade.

Huella ecológica

Al ritmo actual de consumo de recursos, necesitaríamos 1,75 Tierras


No obstante, la situación es reversible. La investigación realizada señala que si se consigue retroceder la fecha del día de la Deuda Ecológica cinco días cada año, la humanidad logrará tener un desarrollo compatible con el planeta antes del 2050. Mover esta fecha comporta enormes ventajas.
Dieta vegetariana
Así, sustituir un 50% el consumo de carne mediante una dieta vegetariana retrasaría la fatídica fecha en 15 días. Y reducir un 50% las emisiones derivadas del consumo de combustibles fósiles daría un respiro adicional de tres meses.
“El estudio nos habla a las claras de la fragilidad del planeta y de la desigualdad de reparto de recursos . También queda claro que la tecnología de la que disponemos no resuelve el problema; se necesitan cambios en el consumo”, añade Aniol Esteban.
La Unión Europea entró en deuda ecológica el día 10 de mayo, y España, el 28 de mayo.
La crisis financiera de los años 2007 y 2008 provocó que la fecha en que el planeta entraba en número rojos se retrasó cinco días Pero la tendencia general indica que los costos de la degradación de los recursos están siendo pagados por los sistemas ambientales, sobre los que se asienta la vida en la Tierra

El impacto baja en España: 4 ha per cápita al año


España ha reducido su huella ecológica, según datos de WWF. Cada español consumió en el 2016 recursos que suman 4 hectáreas: 1 ha en cosechas, 0,2 ha en pastizales, 0,2 ha en productos forestales, 0,4 ha en pescado, ninguna hectárea en infraestructuras y desarrollo urbano, y 2,3 ha en superficie forestal adicional para absorber el CO2generado.

“Las crisis se ha notado. Si se reduce la huella de carbono (emisiones), baja el promedio de la huella ecológica nacional, puesto que el componente de carbono es el más importante de los seis indicadores”, dice Miguel ángel Valladares, responsable de Comunicación de WWF.

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