lunes, 12 de agosto de 2019

Neom: la ciudad del futuro coquetea con la ciencia ficción con dinosaurios robot, una luna artificial y coches voladores

Skyline de Riad,  capital de Arabia Saudí.
Skyline de Riad, capital de Arabia Saudí.


La urbe proyectada por el príncipe heredero de Arabia Saudí aspira a convertirse en un relevante hub tecnológico y en un potente imán turístico.
Que los limitados y contaminantes combustibles fósiles sean la principal -y prácticamente única- fuente de ingresos de un país, por mucho que este sea el segundo mayor productor de petróleo del mundo, no es una estrategia viable a largo plazo. O al menos eso considera el heredero al trono de Arabia Saudí, el príncipe Mohammed Bin Salman, que en 2017 presentó su plan económico 2030, una hoja de ruta en la que trazó el recorrido ideal a seguir para diversificar la economía nacional de cara a ese año.
La joya de la corona de este proyecto, es Neom (nombre que aúna la palabra griega neos, que significa "nuevo", y la árabe mustaqbal, "futuro") una enorme ciudad futurista que abarcará una extensión de 26.000 kilómetros cuadrados, estará completamente automatizada, pretende ser un baluarte mundial de innovación y de la que, por el momento, se desconocen más datos a excepción de la inversión necesaria para hacerla realidad: en total, unos mastodónticos 500.000 millones de dólares.
Aunque a día de hoy el hermetismo sigue rodeando todo el asunto, el rotativo Wall Street Journal logró arrojar hace unas semanas algo de luz sobre la aún inexistente urbe tras acceder un documento de 2.300 páginas confeccionado por las consultoras Boston Consulting, McKinsey&Co y Oliver Wyman en el que se detallan algunos de sus aspectos más llamativos y novedosos.
Según estos informes, para comenzar a apreciar muchas de sus peculiaridades habrá que mirar al cielo donde, si se cumplen todos los planes, pulularán los vehículos voladores, iluminados, cada atardecer por el tenue resplandor de una gran luna artificial que, sin duda, atraerá todas las miradas. Otra de las innovaciones más importantes la podremos apreciar antes de poner los pies en la tierra, ya que entre las muchas tecnologías que sustentarán esta ciudad figura una que será capaz de generar nubes con el objetivo de aumentar las precipitaciones en esta localización especialmente árida y calurosa.
Quizás influido por los grandes blockbusters de Hollywood, Bin Salman ha dispuesto que se construya una isla habitada por dinosaurios robots cuya misión será entretener a visitantes y residentes. La idea original, además, es que los autómatas superen en número a los humanos y que estén presentes en todos los hogares para encargarse de las tareas domésticas. Asimismo, los niños que se críen en Neom recibirán clases de profesores holográficos gracias a los cuales, según apuntan las consultoras, contará con un "sistema educativo líder en el planeta".
Al margen de esa suerte de Jurassic Park, otros atractivos turísticos que podrán disfrutarse en este, por ahora, desértico rincón serán una playa con arena que brille en la oscuridad (capricho personal del príncipe), multitud de lujosos resorts a gran escala o una zona gastronómica que podrá presumir del mayor ratio de restaurantes con Estrellas Michelín por habitante del mundo.
En cuanto a la innovación y la investigación, el objetivo es crear un nuevo Silicon Valley que albergue las sedes de cientos de prestigiosas multinacionales. Entre ellas, y según el informe, se encontrarán compañías dedicadas a la edición genética.
Por último, y siguiendo los pasos de China, esta urbe saudí contará con un moderno sistema de seguridad y vigilancia al más puro estilo 1984 en el que cámaras, drones y tecnología de reconocimiento facial rastrearán hasta el más mínimo movimiento de cada ciudadano.
A falta de una confirmación oficial sobre los aspectos concretos que darán forma a Neom, a día de hoy lo único seguro es que obtener los fondos necesarios para sufragar el faraónico proyecto será una de las tareas más complicadas. Por el momento, y según el Wall Street Journal, se ha recurrido a dinero prestado del extranjero. Está previsto que parte del capital obtenido por la salida a Bolsa de Aramco, la petrolera estatal, también financie este sueño futurista (y quién sabe si imposible) de Bin Salman.

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