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Tomo esta gráfica de Martín Wolf de su artículo publicado en Financial Times, que también ha recogido Paul Krugman para The New York Times. Lo que aquí se muestra son las grandes cantidades de dinero que los bancos centrales de los países de la zona euro se deben mutuamente como consecuencia del derrumbe del esquema ponzi europeo, caracterìstico del esquema ponzi global . Como se aprecia, desde la creación de la zona euro en 1999, hasta finales de 2007, este tipo de préstamos era reducido. Pero al desatarse la crisis, el BundesBank, en particular, ha salido a contrarrestar las masivas corridas de los bancos centrales deficitarios. A fines de 2010 el saldo en contra para el BundesBank era de 325.000 millones de euros, suma que ha aumentado en los cinco primeros meses de este año y que puede llegar a los 400.000 millones de euros en breve.
Este es un hecho que escapa a los acuerdos del Tratado de Lisboa, que prohibía la financiación monetaria entre países. Quizá esto ayude a comprender los requerimientos de Jean-Claude Trichet sostenidos ayer, en torno a la necesidad de un Ministerío de Economía para la Eurozona. La propuesta de Trichet busca dar un definitivo golpe financiero a los países europeos y someterlos a una represión financiera en la cual países como Grecia, Irlanda y Portugal verán amenazada su soberanía económica. De acuerdo a las palabras de Trichet, se busca una autoridad que supervise las políticas fiscales y que ejerza todas las autoridades del Poder Ejecutivo en lo que se refiere al sector financiero, tanto al interior de la UE como a nivel global, vetando las decisiones que pongan en riesgo la estabilidad futura de la Eurozona.
El origen de todo esto está en que tras la creación del euro, en 1999, nadie previó que los bancos centrales de algunos países llegarían a ser insolventes dado que el esquema ponzi en las economías con crecimiento funciona como una mano invisible. Pero como el interés primordial siempre estuvo del lado de los equilibrios financieros y no de los equilibrios reales de los países (es decir, del empleo sostenible), con la larga agonía de esta crisis el momento de la insolvencia masiva ha llegado. Ahora el BCE no tiene como dar pie atrás, y la única alternativa es dejar a los países bajo la oligarquía financiera. La crisis griega puso en evidencia las debilidades del euro y destapó los desequilibrios monetarios de la eurozona que han comenzado a perforar la estabilidad social de otros países.
Esto demuestra que Europa ha vivido bajo un esquema Ponzi que ha colapsado, y que a diferencia del esquema Ponzi de Estados Unidos, no tiene como inyectar dinero y permitir la ampliación de los déficit. Estados Unidos puede aumentar el techo de su deuda y programar su reducción a diez años. Europa se niega a aceptar este desafío y comprime aún más a las economías deficitarias obligándolas a privatizar numerosos servicios públicos como puertos o medios de transporte, y adoptar planes de austeridad draconianos. Grecia deberá vender islas y edificios de su patrimonio histórico para dilatar hasta el último momento la decisión inevitable: su retorno al dracma y aceptar la total devaluación de su moneda.
Un aspecto que se debe tener en cuenta es que el primer paquete de rescate a Grecia, en mayo del año pasado, fue para los bancos alemanes, franceses y holandeses que habían invertido en bonos griegos. En ese entonces, el recién electo presidente Georgeus Papandreu, dio cuenta del fraude en que había incurrido la administracion anterior, apoyados por las ideas de la contabilidad creativa (tipo Enron), que le vendió Goldman Sachs para disfrazar sus déficit. Como hemos expresado en otros post, el esquema ponzi funciona en economías en movimiento dado que los flujos presentes permiten cumplir con los pagos. Al detenerse el flujo de ingresos se produce el colapso dado que no hay dinero fresco para pagar los compromisos contraídos. Ejemplo de esto es el caso de Bernard Madoff, único personaje condenado a 150 años de cárcel por emplear una herramienta estratégica de las finanzas modernas.
El derrumbe del esquema ponzi europeo amenaza con provocar una fuerte conmoción al dejar en evidencia la inevitable suspensión de pagos. Hasta el momento, a los gobiernos les ha resultado más conveniente posponer la hora de la verdad y seguir inyectando dinero a los países periféricos. Pero la trascendental decisión llegará cuando alguien decida cortar el nudo gordiano y decir no va más. El final del juego, se aproxima.
Por Marco Antonio Moreno from elblogsalmon.com 3 de junio de 2011
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