Foto from expansion.com
La cadena de comida impide una escalada mayor del paro, que ya asciende al 9,1%.
Ofrecían 50.000 trabajos con sueldos que no siempre llegaban al mínimo del mercado. Las funciones más comunes: freír patatas y fregar suelos. Y con esa carta de presentación, McDonald’s recibió un millón de solicitudes de parados de todos los tipos –desde desempleados sin experiencia previa hasta titulados en MBA– para cubrir su campaña de contratación. Tal fue la afluencia, que al final empleó a 62.000 personas. Y salvó a EEUU de una debacle mayor.
Si no fuera por la cadena de comida rápida, el paro no se habría conformado con una subida hasta el 9,1%, una décima más que en abril y por encima de las previsiones, que esperaban un 8,9%. Una situación que habla por sí sola de la complicada situación del país. Amenazado por S&P y Moody’s con una rebaja de su histórica AAA, el sector privado sólo creó 83.000 empleos, tres veces menos que en abril, cuando registró 251.000.
Es el registro más bajo desde junio, pero aún así, mejor que el del sector público. El Gobierno, sin haber ejecutado aún el hachazo que salve su ráting, destruyó 29.000 empleos, dejando un saldo total de nóminas preocupante: en conjunto, el mercado laboral sumó sólo 54.000 empleos no agrícolas. En los tres meses anteriores, había superado la barrera de los 200.000, cifra que ya los analistas, en un acto de realismo, dejaban en unos 150.000 empleos esperados.
Con estas cifras, no sorprende que el pesimismo se instalara en Wall Street. Y entre los expertos. “Es altamente decepcionante, es un verdadero golpe”, sentenciaba Mohamed El-Erian, cojefe de Pimco, la mayor gestora de bonos del mundo y, por tanto, gurú del impacto de los datos en la deuda. “Confirma una crisis del empleo que involucra preocupantes dimensiones económicas, políticas y sociales”, decía a Reuters.
Resumía así el consenso de analistas, al que sólo contradijo la Administración de Obama, para la que sólo es un “tropiezo” en la “senda de la recuperación”. “La trayectoria general de la economía ha mejorado notablemente los dos últimos años”, defendió la Casa Blanca. Los datos no están a su favor. Menos cuando EEUU ha firmado una semana negra, coronada por el sector manufacturero: el llamado a ser pivote de la recuperación se ha anotado su mayor caída mensual desde 1984.
Tampoco la historia le ayuda. Durante la recesión, EEUU ha perdido 8,4 millones de empleos. Con estos datos y con la población activa en aumento, parece difícil que Estados Unidos pueda llegar a crecer un 5%, cifra que Goldman Sachs asocia a una absorción ordenada de la masa de personas en edad de trabajar que quiere un empleo.
Como remate, la Fed ya ha avisado de que podría subir tipos en septiembre. Y, salvo nueva sorpresa por estos datos, no prolongará los estímulos monetarios. Un menú demasiado gigante como para que Estados Unidospueda ingerirlo.
Por Estela S.Mazo Nueva York from Expansiopn.com 04/06/2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.