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La pregunta es: si un amigo suyo extranjero le preguntase cuál es la empresa española que le inspira más respeto y confianza, es decir, la que en mayor medida le haría a usted sentirse orgulloso de que representase a España, ¿qué respondería? Y las respuestas que a la misma dan los españoles se reparten entre más de un centenar de menciones, si bien solo 12 (las que figuran recogidas en el cuadro adjunto) alcanzan o superan el 1% -es decir, son citadas como mínimo por un porcentaje que vendría a equivaler a unas 350.000 personas-.
Telefónica (mencionada por un 21%, es decir, por unos siete millones de españoles) ocupa, destacada, el primer lugar en el podio, seguida por Banco Santander (15%) y por Repsol (12%).
A continuación, en cuarto lugar, figura Inditex (11%), seguida por El Corte Inglés (7%). La sexta posición la comparten Iberdrola y BBVA (citadas, cada una, por un 5%), correspondiendo la séptima a Mercadona (4%) y la octava a Endesa (3%). La novena plaza es compartida por La Caixa y Gas Natural-Fenosa (con un 2% en cada caso) y la décima por ACS (mencionada por un 1%).
Al valorar estos resultados resulta imprescindible tener en cuenta que esta amplia dispersión de las respuestas (así como los relativamente bajos porcentajes correspondientes a cada una) guardan relación directa con la forma en que estaba formulada la pregunta: lo que se solicitaba de los entrevistados no era que mencionasen todas las empresas españolas que les inspiran respeto, confianza y orgullo, sino tan solo una: la que lo hace en mayor medida.
Las respuestas obtenidas responden, por tanto, a una selección excluyente. De haberse admitido una respuesta múltiple, los porcentajes de mención correspondientes a cada una de las empresas recogidas en el cuadro hubieran sido, con toda certeza, muy superiores, y también habrían sido claramente más las empresas que habrían superado el corte del 1%. Conviene así no olvidar que los porcentajes que aquí se presentan corresponden exclusivamente a nominaciones para el primer lugar de la clasificación y no reflejan, en modo alguno, la proporción real de españoles que pueda identificarse de forma positiva (aunque no necesariamente tanto como para situarlas por encima de las demás) con las empresas existentes en nuestro país.
Por otro lado, esta notable dispersión de las respuestas quizá pueda ser interpretada en el sentido de que existe una confianza muy generalizada en los españoles respecto de nuestro tejido empresarial, lo que vendría a dificultar su decisión sobre qué empresa colocar, aislada, en cabeza.
Las respuestas son espontáneas, no han sido en modo alguno sugeridas. Esto es, no se facilitó a los entrevistados ningún listado previo de empresas que pudiera orientarles (y quizá, inevitablemente, a la vez condicionarles) en su contestación. Los resultados obtenidos reflejan así la mención libremente elegida entre los nombres que al oír la pregunta pudieron venir -más directamente y sin sugerencia externa alguna- a la mente de las personas entrevistadas.
La alusión en el texto de la pregunta a "un amigo extranjero" (al que supuestamente iría dirigida la respuesta) constituye un artificio metodológico para tratar de eliminar, en la máxima medida, posibles sesgos en las contestaciones. Al sugerirse un hipotético interlocutor ajeno por completo a la realidad española y en el que, por tanto, el entrevistado no puede imaginar reacción alguna (ya sea de sorpresa, de aprobación o reproche) ante su respuesta, cualquiera que esta fuese, se potencia la espontaneidad y desinhibición en la contestación.
En cuanto al tercio (35%) de la población española mayor de 18 años que no supo qué contestar a la pregunta (queda incluido en este grupo el exiguo 1% que respondió "ninguna") se trata de una cifra que, en líneas generales, se corresponde con la fracción de nuestra población que usualmente, en los sondeos de opinión, emerge como público menos atento a los distintos avatares de nuestra vida social colectiva.
Los datos de este Primer Barómetro de Notoriedad de las Empresas Españolas permiten además sugerir la existencia de algunas diferencias en las respuestas en función de la edad y de la orientación ideológica de los ciudadanos. Teniendo en cuenta la exigüidad de los porcentajes que se comparan y el margen global de error de la encuesta (+/-2.5 puntos) no debe darse a estas diferencias sino el sentido aproximado de posibles tendencias. Así, por ejemplo, en el caso de Telefónica, Banco de Santander, Repsol y El Corte Inglés, el porcentaje más elevado de quienes proponen a cada una de ellas para la primera posición se registra entre los que tienen entre 34 y 55 años. En cambio, en el caso de Inditex y Mercadona, predominan, entre quienes las postulan para la cabeza del ranking, los menores de 35 años.
Asimismo, parecen ser más entre los votantes del PP que entre los del PSOE quienes optan por dar la primera plaza a Telefónica, al Banco de Santander, a Repsol o a ACS. En cambio, entre los votantes socialistas son algunos más que entre los votantes populares quienes optan por situar en cabeza a Repsol o La Caixa.
Cabe destacar que, aun cuando se preguntaba en este Barómetro exclusivamente por empresas españolas, una entidad como Endesa haya logrado un apreciable porcentaje de menciones espontáneas. Ello parecería indicar que pese a estar actualmente integrada en el grupo italiano ENEL (y pese a la intensa cobertura mediática de que fue objeto el largo, complejo y debatido proceso que precedió a esa integración) tiende a seguir siendo considerada por buena parte de la ciudadanía como una empresa española. Respetando esa extendida percepción, su nombre ha sido mantenido en el cuadro de resultados que aquí se presenta.
Por último, merece ser reseñado que en este cuadro de honor aparezcan tres entidades financieras (Banco de Santander, BBVA y La Caixa): en la por ahora última oleada del Barómetro de Confianza Ciudadana que Metroscopia elabora regularmente para este periódico, publicada el pasado 28 de octubre, las instituciones financieras, en conjunto, aparecían situadas en uno de los lugares más bajos.
De esta aparente contradicción cabe sin duda deducir que la ciudadanía tiene respecto del sector financiero ideas más matizadas de lo que, genéricamente hablando, expresa: en conjunto le inspira un profundo recelo, pero al mismo tiempo sigue percibiendo la existencia en el mismo de entidades merecedoras de su mayor respeto y confianza.
Por JOSÉ JUAN TOHARIA from elpais.com 26/12/2011
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