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¿El castor o el oso polar? Ambos protagonizan el debate más reciente en Canadá, sobre lo que significa haber nacido en ese país y la manera en la que quieren presentarse al resto del mundo en el siglo 21.
Todo comenzó cuando la senadora conservadora, Nicole Eaton, sugirió que su país debía reemplazar al castor, el símbolo nacional de Canadá desde 1970.
Eaton cree a la "rata con dentadura defectuosa" se le considera un animal del pasado. El oso polar, según ella, reflejaría mucho mejor el espíritu de la nación.
El debate puede resumirse en que el castor, humilde y trabajador, representa el pasado colonial de Canadá, la época en que los pioneros se arrastraban por el desierto en la búsqueda de pieles para los europeos seguidores de la moda.
Fue la búsqueda incesante de la piel de castor lo que provocó la temprana expansión de Canadá. "Una época pasada", dicen los detractores. Como dijo un columnista, los canadienses están cansados de ser percibidos como una nación de "cazadores de pieles que piden disculpas".
El oso polar, en cambio, es una criatura majestuosa. En palabras del himno nacional de Canadá, es el defensor del "norte verdadero, fuerte y libre".
A pesar de su aspecto de peluche, no es tierno. Por el contrario, es un depredador implacable. "Un matón", según los defensores del castor.
El significado
Más allá del aspecto cómico de todo el asunto, hay algunos matices graves. Canadá fue considerado por mucho tiempo un país moderado, como el castor, una imagen que ha cambiado desde hace algunos años.
Bajo el gobierno conservador de Stephen Harper, muchos creen que el país se está convirtiendo en un lugar mucho más duro y difícil.
Algunos ejemplos son el aumento del gasto militar, la firme defensa de las contaminantes industrias de alquitrán, la reducción de fondos para programas de arte y la férrea determinación para defender y explotar el territorio del país del Ártico.
No es muy de Canadá, todo esto.
Entonces, en la actualidad, ¿qué significa ser canadiense?
Para encontrar la respuesta, valdría la pena volver a la época del primer ministro de más larga duración en el país, Pierre Elliot Trudeau, quien fue elegido por primera vez a finales de 1960 y dirigió campañas idealistas para la paz mundial y el desarme nuclear.
Carismático y poco convencional, una vez fue fotografiado haciendo piruetas en el Palacio de Buckingham mientras otros invitados saludaban a la reina Isabel.
Y aunque Trudeau puede no haber sido un típico canadiense, la gente cree que él representaba lo mejor del país. Y lo más importante, era un pensador libre cuyas políticas entraban en conflicto con las de los de vecinos del sur.
Estados Unidos
No puede ser fácil tener a un país vecino tan grande y poderoso, representado por un ave de rapiña (las águilas comen castores de desayuno).
Por ello, no es de extrañar que muchos canadienses piensen en los osos polares. Están hartos de ser vistos como el hermano pobre de América, como la nación de personas que aunque son maltratadas, piden disculpas.
Pero, al retirarse el castor, el país podría estar en riesgo de perder las cualidades que lo hacen único.
Puede que Canadá no sea la más firme de las naciones, pero es apreciada por ciertas virtudes: la tranquilidad, su sentido de juego limpio, su capacidad de compromiso, su apertura, su generosidad.
En un mundo de águilas, osos, dragones y otras bestias terribles, ciertamente necesitamos más, y no menos, castores.
Por Lorraine Mallinder - Montreal, Canadá from BBC.com 20 de diciembre de 2011
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