Parece tan simple. Una prenda básica y sencilla de algodón. Pero para la mayoría de los consumidores, la camiseta perfecta es muy difícil de encontrar.
Es igual de elusiva para los diseñadores y las marcas de ropa. En Estados Unidos, la gente gasta US$20.000 millones al año sólo en camisetas, de acuerdo con NPD Group, por lo que marcas como Gap y The Row invierten tiempo y esfuerzo considerables en la búsqueda de una mejor camiseta.
La presión por encontrar la perfección ha llevado a que los precios de las camisetas suban. Aunque las básicas están en el rango de US$10 a US$30, una camiseta de precio medio de una marca de moda casual contemporánea como James Perse o Vince pueden costar entre US$50 y US$150, y algunas casas de moda venden modelos simples por más. Una camiseta sencilla de The Row, la línea de lujo creada por las gemelas Ashley y Mary-Kate Olsen, vale US$260.
Los diseñadores dicen que hacer la camiseta perfecta es más difícil de lo que parece. Primero, la perfección depende de quién la mire. Algunos clientes prefieren que las camisetas sean ajustadas, otros las quieren sueltas y relajadas. Algunos quieren que la tela sea más gruesa, otros más traslúcida. Unos buscan las mangas altas, otros más abajo. Están los que quieren una camiseta que puedan usar con un blazer para ir a trabajar y los que quieren algo que se vea desgastado.
"Es relativamente simple coser la camiseta perfecta, si existe algo como tal, pero requiere la misma atención y cuidado de entalle como cualquier vestido complicado", dice Marcus Wainwright, cofundador y diseñador de Rag & Bone. Este año, el sello de moda lanzó The Boy Tee, una camiseta corta para mujeres inspirada en el modelo básico para hombres que vende por US$160.
Aunque desde el punto de vista técnico una camiseta no es tan compleja como un vestido, los pequeños detalles cobran mucha importancia, dice Wainwright. "Al igual que unos jeans, (la camiseta) es algo muy familiar para todo el mundo y la gente es muy particular al respecto. Como es algo tan familiar, los consumidores se vuelven exigentes, más precisos sobre la tela, el corte, el cuello", dice. Desarrollar The Boy Tee tomó un año.
Camisetas que engañosamente se ven similares pueden tener decenas de diferencias sutiles. El diseñador Tony Melillo trabajó nueve meses para perfeccionar las camisetas que lanzó en 2012 bajo su sello ATM Anthony Thomas Melillo, que se venden sólo en Barneys New York. Melillo desarrolló un algodón propio en Perú. El diseñador dice que invirtió mucho tiempo en las camisetas, que cuestan entre US$62 y US$120, porque "se trataba del talle y la sensación del peso, la forma en que caía, cómo iba a ser sexy, pero no demasiado sexy, no muy traslúcida ni tampoco demasiado gruesa o demasiado varonil o muy femenina".
El impulso detrás de las camisetas se asemeja de alguna manera al fenómeno del dril de alta gama. Hace una década, aparecieron nuevas marcas de jeans promoviendo el pedigrí de sus telas y cobrando US$200 o más por par. Los consumidores de repente estaban dispuestos a pagar tres y cuatro veces más por sus jeans.
Con las camisetas, las marcas están promoviendo cada vez más el material y la confección. "Mientras que otras empresas utilizan algodón cardado barato, nosotros sólo utilizamos algodón de calibre fino, pre-encogido y peinado para todas nuestras camisetas", dice en su sitio web la cadena de ropa casual American Apparel. Tom Mora, jefe de diseño para mujeres de J. Crew, dice que el hilo doble más grueso de sus camisetas "tiene una gran retención que evita que se hagan bolsas". Everlane, una tienda de ropa en línea que se inició en 2001 con la venta de camisetas, detalla en su página cómo se hacen sus prendas. "Antes de cortar extendemos nuestro tejido durante 24 horas", explica. De lo contrario, un "tejido no relajado tiene la tendencia a estirarse en sí mismo".
Las camisetas han evolucionado mucho desde que eran sólo ropa interior. Los hombres en la infantería de marina de EE.UU. las usaron por primera vez hace un siglo, antes de que se convirtieran en prenda obligatoria de los obreros. En los años 50, la camiseta fue popularizada en Hollywood por James Dean en Rebelde sin causa y Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo. En las décadas que siguieron, la prenda se volvió más popular tanto para hombres como para mujeres. Ahora se usan para toda ocasión. Por ejemplo, el diseñador Michael Kors casi siempre luce una camiseta negra debajo de su blazer.
Por estos días, las camisetas son la prenda que los hombres compran con más frecuencia. Según un reporte publicado en mayo por Mintel, cerca de 83% de 849 hombres mayores de 18 años había comprado una en los últimos 12 meses. En promedio, cada estadounidense posee unas 15 camisetas, indica un sondeo del grupo de la industria Cotton Inc. entre 6.000 hombres y mujeres.
El alza del precio del algodón está presionando a los fabricantes. Esto ha llevado en unos casos a un aumento en los precios de las camisetas y en otros al uso de algodón de menor calidad.
Algunos factores sobresalen cuando los diseñadores y los consumidores hablan de camisetas: talle, grosor, caída y la habilidad de la prenda de mantener su forma. Aunque algunas marcas cobran más solo por su prestigio, estas cualidades son más frecuentes en las camisetas más caras. "Si usted tiene cosas como una fibra larga, hilos de alta torsión, usa algodón mercerizado y costuras de doble cadena, va a tener una mejor camiseta, y no va a conseguir esas propiedades en una que vale US$5,99", dice Jeffrey Silberman, profesor y director del programa de desarrollo de textiles del Instituto de Tecnología de la Moda, en Nueva York.Si una camiseta empieza a desgastarse tras haber sido lavada según las instrucciones, podría significar que la marca no está utilizando hilos dobles, que son dos hilos sencillos trenzados para ofrecer una mayor fortaleza, brillo y uniformidad, dice Silberman. Si la prenda pierde su forma o capacidad de estiramiento, podría deberse a la falta de fuerza de las costuras, torsión insuficiente en el hilo, o muy pocas puntadas por pulgada.
En promedio, los consumidores esperan que sus camisetas duren alrededor de cuatro años, según la encuesta de Cotton Inc.
http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052702303827304579620863978250236?tesla=y&tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303827304579620863978250236.html
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