Solo un 8,2% de los personajes recurrentes de las ficciones estadounidenses superan los 60 años
La televisión tiene una cuenta pendiente con las personas mayores. A pesar de que la franja por encima de los 65 años es la que más tiempo pasa delante de la pequeña pantalla, su representación en los programas no refleja ese seguimiento. Casos como el de Grace y Frankie, con Jane Fonda (80 años) y Lily Tomlin (78) como protagonistas, son una excepción en el panorama seriéfilo. Porque, además, la mayoría de personajes pertenecientes a la tercera edad son solo secundarios definidos por su relación con protagonistas más jóvenes, casi siempre como sus padres o abuelos. En su serie, Grace y Frankie son las protagonistas absolutas y el resto de personajes están definidos por su relación con ellas. Por eso la ficción de Netflix, ya con cuatro temporadas emitidas y con una quinta en marcha, se puede considerar revolucionaria.
Un estudio de University of Southern California publicado en 2017 reflejaba cómo solo un 8,2% de los personajes recurrentes en las ficciones televisivas estadounidenses más seguidas superan los 60 años. Sin embargo, un 19,9% de la población estadounidense ha superado esa edad. Según datos de Nielsen, el público por encima de los 65 años pasa más de 50 horas a la semana viendo la televisión. Sin embargo, las cadenas en abierto ponen el foco en el público que buscan los anunciantes, que se encuentra entre los 18 y 49 años.
Hay excepciones, por supuesto. A la ya mencionada de Grace y Frankie se pueden sumar algunas de las creaciones de Ryan Murphy como American Horror Story, que tiene o ha tenido en sus filas a Kathy Bates (70 años), Jessica Lange (69) o Frances Conroy (64) en un reparto variado y diverso. Feud, también con Murphy entre sus creadores, estaba protagonizada por Lange y Susan Sarandon (71), que daban vida a Joan Crawford y Bette Davis en una serie en la que, precisamente, se hablaba de las dificultades de las actrices para mantenerse en el candelero laboral superada cierta edad.
En Transparent, Jeffrey Tambor (73) daba vida (en la última temporada ya no aparecerá; fue despedido de la serie tras recibir acusaciones de acoso sexual) a un profesor jubilado que decidía pasar a vivir como la mujer que era en realidad. En Ray Donovan, Jon Voight (79) roba escenas como padre del protagonista. Maggie Smith (83) dio brillo a Downton Abbey y Diana Rigg (79) se llevaba toda la atención en cada una de sus escenas en Juego de tronos. Pero estos últimos no pasan de secundarios en sus respectivas series.
Lejos quedaron los tiempos en los que Las chicas de oro eran las estrellas de la programación. Beatrice Arthur, Betty White, Rue McClanahan y Estelle Getty ficharon por la serie cuando tenían 63, 63, 51 y 62 años, respectivamente. Angela Lansbury empezó a interpretar a Jessica Fletcher cuando tenía 58 años y dejó de resolver casos en Se ha escrito un crimen 12 años después, a los 70.
En España, la situación no es muy diferente. El deseo de las productoras y cadenas de llegar a todo tipo de público con sus series hace que las personas mayores están representadas en muchas de ellas, pero normalmente lo hacen con personajes de padres o abuelos de los protagonistas. María Galiana (83) lleva 17 años interpretando a Herminia, la abuela de la familia Alcántara en Cuéntame cómo pasó. Concha Velasco (78) es parte del elenco de Las chicas del cable y, antes, de Gran Hotel. Con 67 años, Ana Belén protagonizaba la serie Traición la temporada pasada. José Sacristán (80) ha participado recientemente en Velvet y Tiempos de guerra. Casos excepcionales en un panorama no muy propicio para los mayores, que rara vez son protagonistas. Por lo visto, las series no son lugar para la tercera edad.
Madrid
https://elpais.com/elpais/2018/07/10/sesenta_y_tantos/1531215326_556925.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.