¿Sueñan los moribundos con familiares fallecidos? (iStock)
Es común que los pacientes en estado terminal empiecen a tener alucinaciones en las que reviven episodios de su vida o sueñan con seres queridos. ¿Cuáles son más frecuentes?
Los conceptos “experiencia sensorial relacionada con la muerte” (“death-related sensory experience” o DRSE) o “fenómenos del lecho de muerte” (“deathbed fenomena”), suenan a programa televisivo de fenómenos paranormales, pero en realidad son utilizados con frecuencia incluso en círculos científicos para referirse a un fenómeno común entre aquellas personas que están a punto de fallecer: son todas las percepciones y experiencias en apariencia paranormales reportados por los moribundos.
Las visiones de familiares o amigos fallecidos son las percepciones más habituales, pero también se han reportado historias en las que se experimentan alucinaciones relacionadas con un trauma, como el retorno al campo de batalla de antiguos soldados. Kerry Egan, la capellán de un hospital para enfermos terminales, acaba de publicar 'On Living' (Penguin Life), en el que explica su experiencia con muchos ancianos durante sus últimos compases de vida, y desvela cuáles son los sueños que con más frecuencia suelen tener.
“Cualquier persona que trabaje en una residencia, cualquiera, te dirá que es muy habitual que la gente que muere vea a sus madres”, explica en un reportaje publicado en 'NPR'. “No es un paso necesario, no todo el mundo lo experimenta, pero ocurre muy a menudo. Se acercan a ellos, les saludan, a veces les hablan, y es algo que realmente les conforta”. Una opinión que se encuentra en consonancia con la mayoría de descripciones de estas experiencias, definidas por ser muy vívidas y proporcionar una sensación de paz a los que las viven.
Los moribundos son tranquilizados por las personas que aparecen en sus visiones, que les recuerdan que han sido buenos padres, hijos o compañeros
“¿Es real? ¿No es real? He llegado a un punto en el que no lo sé y me parece bien”, añade la mujer, graduada en la Harvard Divinity School, la escuela de teología y estudios religiosos de la célebre universidad. “No me preocupa no entenderlo por completo. No era así antes. Creo que hay muchas cosas en la vida que puedes experimentar y que no, que podemos entender su significado y que no, y que en algún momento debes sentirte bien diciendo 'no sé lo que esto significa, pero es parte de mi experiencia y necesito aceptarlo”.
¿Sueño o realidad?
La visión de Keen está probablemente muy condicionada por su formación religiosa. Hay varias explicaciones sobre por qué la gente que está a punto de morir tiene esta clase de visiones, aunque ninguna haya llegado a una conclusión unánime. La autora indica que “mucha gente se sorprendería de cómo muchos pacientes de residencias no tienen tanto miedo de morir como se piensa”. Y es probable que ello explique por qué estos, y no otros, suelen tener esta clase de experiencias.
Una investigación publicada en 'The Journal of Pallative Medicine' entrevistó a 59 pacientes de la unidad de cuidados paliativos del Hospice Buffalo para entender un poco mejor esta clase de experiencias, y llegó a la conclusión de que tienen un puñado de características en común: son reconfortantes, suelen aparecer personas ya fallecidas y aluden a la resolución de asuntos pendientes, a los preparativos de un viaje o al amor y, sobre todo, el perdón. En muchos casos, los moribundos son tranquilizados por las personas que aparecen en sus visiones, que les recuerdan que han sido buenos padres, hijos o compañeros. Un pequeño porcentaje (alrededor del 20%) tenían visiones traumáticas, como el enfermo que confesó haber soñado varias veces con el desembarco de Normandía, al que había sobrevivido. Se veía rodeado de soldados muertos, hasta que uno le avisó, dos días antes de su muerte, que pronto irían a por él.
La mayoría de estos sueños, no obstante, son positivos. “Estaban mi padre y mi madre, mi tío. Todo el mundo que conocía que había muerto estaba allí”, explicaba Jeanne Faber a los investigadores del Palliative Care Institute. “Los únicos que faltaban eran mi marido y mi perro, pero sabía que iba a verlos”. No hace falta ser un lince para sospechar que estas visiones son parte de un mecanismo de defensa ante la inminencia de la muerte (o un recuerdo de los remordimientos no resueltos en los casos más negativos).
Los soñadores están ayudándose a sí mismos a salir de una situación difícil
Es la teoría que defiende el neurocientífico Tore Nielsen, director del Dream and Nightmare Laboratory de la Universidad de Montreal, que señalaba a 'The New York Times' en un reportaje sobre el tema que estos sueños provienen del miedo y la incertidumbre: “Los soñadores están ayudándose a sí mismos a salir de una situación difícil”. Más complicado es explicar por qué resultan tan vívidos, aunque muy probablemente se deba a que sean percibidos en un estado de delirio (habitualmente inducido por los cambios en la química corporal de los pacientes terminales) o al sufrir una hipoxia cuando el cerebro recibe menos oxígeno de lo normal.
Una experiencia para todas las eras
Lo más llamativo de muchas de estas historias es que coinciden con aquellas representaciones de la muerte que se han realizado durante siglos: es un tropo común en la literatura o en el cine que un familiar vuelva al mundo de los vivos para visitar a aquel que pronto va a morir. Hay quien señala que es la demostración más clara de que estos fenómenos se han producido a lo largo de toda la historia del hombre. Otros dan la vuelta a la tortilla y sugieren que si vemos a nuestros padres antes de fallecer es porque hemos aprendido a hacerlo gracias a los libros y las películas.
“Todos los pacientes son únicos”, señala Egan. “Algunos encuentran el significado en la religión. Otros lo hacen en la familia, amigos y sus relaciones, o en el arte, la literatura y la música”. Sin embargo, casi todos ellos tienen algo en común: el recuerdo de aquellos que les criaron cuando eran pequeños; en concreto, de la persona de la que nacieron. ¿Mala conciencia por un sentimiento de deuda o un reconfortante pensamiento antes del gran tránsito?
AUTOR
HÉCTOR G. BARNÉS
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