Termita. (Thomas Chouvenc)
Una investigación publicada en 'Science' advierte de que el aumento de las temperaturas provocará la expansión de los insectos comedores de madera, que liberarán más CO₂
Las termitas se comen la madera, literalmente. Mucha gente que ha sufrido una plaga en casa conoce bien este problema, pero para la mayoría solo forma parte de la cultura popular. Apenas acertaríamos a distinguir este insecto ni sabemos cuál es su papel en los ecosistemas naturales. De hecho, las que afectan a los hogares y el resto de las construcciones humanas son menos del 4% de todas las especies del planeta. El resto tienen una misión muy importante: reciclar. Sin este trabajo, en muchas zonas boscosas se acumularían los árboles muertos, especialmente en las zonas tropicales.
Sin embargo, hasta ahora incluso los científicos habían subestimado el verdadero papel que tienen las termitas en nuestro mundo y sobre todo el que van a tener a medida que aumente el calentamiento global, según una amplia investigación internacional que acaba de publicar la revista 'Science'. Estas consumidoras de madera muerta concentran una actividad particularmente intensa alrededor del ecuador, pero a medida que las temperaturas aumenten podrían desplazarse hacia nuevas latitudes, cada vez más cerca del polo norte y del polo sur. A medida que se expanden, van a consumir más y más material vegetal y, por lo tanto, van a liberar más CO2 y metano a la atmósfera, emisiones que a su vez aceleran el cambio climático. Hasta ahora, ningún modelo climático ha incluido este factor en sus cálculos.
“Con el aumento de las temperaturas, el impacto de las termitas en el planeta podría ser enorme”, resume Amy Zanne, bióloga de la Universidad de Miami (EEUU) que lidera esta investigación. ¿Cómo puede saberlo? Gracias a una red global que ha estudiado la descomposición de la madera y que montó de una manera poco ortodoxa: a través de redes sociales pidió colaboración a otros expertos para desarrollar una serie de experimentos sencillos por todo el mundo. La respuesta fue espectacular y se traduce ahora en un artículo que firma un centenar de autores y que ha recogido información en 133 lugares de todos los continentes, excepto la Antártida.
Uno de estos especialistas es Víctor Resco de Dios, investigador de la Universidad de Lleida. Como todos los demás, trabajó con bloques de madera de una especie de pino, 'Pinus radiata'. “En cada lugar elegido poníamos dos, uno lo cubríamos con una malla que no dejaba pasar las termitas y el otro con otra que sí”, explica en declaraciones a Teknautas. “Los dejábamos en el monte y los pesábamos al cabo de un año y al cabo de dos. La diferencia de peso entre las dos maderas indicaba su grado de descomposición por efecto de estos insectos”, comenta.
En nuestras latitudes, la madera se descompone principalmente por la acción de los hongos. Sin embargo, en las zonas más cercanas al ecuador las termitas juegan un papel mucho más importante en el ecosistema, pero nunca se había medido esta cuestión con tanta precisión como hasta ahora. Al juntar sus resultados, los investigadores han comprobado que “se comen la madera tres veces más rápido que los microorganismos”, destaca Resco. Además, la descomposición asociada a estos insectos aumenta más de 6,8 veces por cada aumento de temperatura de 10ºC. Por eso, llegan a la conclusión de que las termitas van a ampliar su área de distribución en un mundo con temperaturas cada vez más altas.
No obstante, hay un dato que ha sorprendido a los especialistas: “Los microorganismos necesitan humedad para llevar a cabo la descomposición, pero las termitas hacen su función sin ella, es decir, que son muy eficientes incluso en condiciones de sequía. Es algo muy curioso que no nos esperábamos”, reconoce el experto. En España, todos los experimentos se han llevado a cabo en Cataluña, pero con distintas localizaciones que han permitido obtener datos sobre esta cuestión: zonas de montaña de Tarragona, donde se registra menos humedad, frente a los Pirineos, que gozan de mayores precipitaciones.
En definitiva, todos los factores posibles parecen aliarse a favor de la expansión de las termitas: un mundo más caliente y con más posibilidades de sufrir sequías graves. “Es un círculo vicioso, cada vez van a descomponer la madera antes, habrá más emisiones y, al haber más emisiones, aumentarán más las temperaturas, lo que a su vez contribuye a una mayor distribución de las termitas”, afirma el investigador. “No es que las termitas sean culpables del cambio climático ni que sean ni siquiera un agente principal, pero es algo que debemos tener en cuenta y que hasta ahora se había obviado”, añade.
¿A qué zonas se van a expandir?
Pero, ¿hasta dónde puede llegar exactamente su expansión? Con los datos que han recopilado en diferentes climas del mundo, los autores del trabajo estiman cuánto pueden migrar y lo reflejan en mapas. Según sus cálculos, es probable que las termitas que devoran intensamente la madera en las zonas tropicales lleguen hasta Marruecos. Sin embargo, España y toda Europa parecen librarse de esta invasión al menos hasta mediados de este siglo, incluso con los datos más pesimistas de los actuales modelos de cambio climático. “Aquí, su contribución a la degradación de la madera debería seguir siendo marginal, menor a un 5%”, comenta el científico de la Universidad de Lleida. Es decir, que habrá termitas, pero “no las suficientes para que su contribución sea significativa porque no se dan las condiciones adecuadas”.
Sin embargo, hay muchos lugares del mundo que se pueden ver gravemente afectados por este problema, algunos con una importante biomasa que en la actualidad se descompone principalmente por la acción de los microorganismos y que vería acelerada su desaparición si pasan a tener un papel mucho más importante estos insectos. Es el caso de gran parte de África (en especial, el centro y el sur del continente), China y el Sudeste Asiático, Australia, la mayor parte de los países de Sudamérica y Centroamérica, e incluso amplias zonas del sur de EEUU.
No obstante, los autores son conscientes de que el modelo que proponen, basado en el aumento de las temperaturas, es demasiado sencillo y que puede haber otros factores que incidan en la expansión de estos insectos. “El trabajo solo incluye el clima, es una modelización sencilla del área de distribución potencial, pero puede haber otras barreras, no es tan fácil llegar desde las zonas tropicales hasta Marruecos”, señala. Por el contrario, el comercio mundial de la madera es un factor que puede acelerar los cambios: “Los organismos suelen viajar ayudados por la acción humana y el comercio internacional es fuente de plagas y enfermedades”. Si las termitas se ven favorecidas por este impulso y encuentran condiciones más idóneas en nuevas zonas del planeta, la expansión podría acelerarse.
El ciclo del carbono
El trabajo publicado en 'Science' llama especialmente la atención sobre las consecuencias que tiene este descubrimiento sobre los cálculos que se han hecho hasta ahora acerca de la emisión de gases, pero no ofrece cifras concretas acerca de esta repercusión. La clave está en que los árboles son uno de los “sumideros de carbono” del planeta. En la materia vegetal, el CO2 se ha transformado en madera y, mientras esta exista, no va a contribuir al cambio climático. Sin embargo, una vez que se descompone, se vuelve a transformar en CO2. El problema que revela esta investigación es que “los modelos climáticos asumen que la madera en descomposición es un sumidero de carbono que tarda en desaparecer entre décadas y siglos”, advierte Resco. Si las termitas comienzan a acelerar esos plazos, los modelos actuales no lo predicen, así que en realidad las emisiones serían más importantes de lo previsto y, con ellas, el cambio climático que nos espera.
En cualquier caso, serían necesarios muchos más cálculos para saber cuál es exactamente la alteración del ciclo de carbono que pueden provocar los insectos devoradores de madera. Parte del problema, según los expertos, es que para realizar los cálculos suelen utilizarse parámetros generales que no tienen en cuenta las características específicas de muchas zonas del planeta en las que las termitas son abundantes y activas, sobre todo del hemisferio sur. Ampliar esa concepción permitiría “una nueva visión de su papel en la renovación del carbono”, asegura Amy Austin, investigadora de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), otra de las científicas que ha colaborado en este trabajo.
No es la primera vez que el estudio de las termitas ofrece grandes sorpresas con respecto a su impacto en el planeta. En 2016, una investigación publicada en 'Nature Communications' alertaba sobre el daño que causa la especie 'Coptotermes formosanus' , una termita considerada como el insecto invasor más perjudicial del mundo y que, entre construcciones humanas y bosques, provocaba como mínimo unas pérdidas cercanas a los 27.000 millones de euros anuales. En 2018, un trabajo publicado en la revista Current Biology, mostraba cómo las termitas habían hecho una red de túneles en Brasil que sumaba más de 200 millones de montículos cónicos de hasta 4.000 años de antigüedad y que varían desde los dos metros de altura hasta los cuatro. Este paisaje puede reconocerse desde un satélite espacial gracias a su densidad, que alcanza los 1.800 montículos por kilómetro cuadrado.
Por
José Pichel
22/09/2022 - 20:00
La invasión de las termitas: por qué se van a multiplicar y van a cambiar el planeta (elconfidencial.com)
www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2022-09-22/invasion-termitas-multiplicar-planeta_3494855/