jueves, 19 de octubre de 2023

El millón de satélites que puede saturar la órbita terrestre y detener la exploración espacial



Basura espacial. (ESA)



Las peticiones de lanzamiento de satélites al espacio se han disparado en los últimos años llegando a más de un millón. Sus efectos pueden ser desastrosos para nuestra seguridad y el avance científico




Los 4.500 satélites de Starlink, el internet espacial de Elon Musk, que flotan en la órbita baja de la Tierra ahora mismo van a parecer pocos si se cumplen las estimaciones de lanzamientos para los próximos años. Según un nuevo estudio, más de un millón de nuevos satélites podrían unirse a los Starlink y formar hasta 300 megaconstelaciones que pueden causar graves problemas para nuestra seguridad y el fin de los viajes espaciales durante décadas.

Aun sin llegar a lanzar las 42.000 unidades que están previstas, los satélites Starlink que hay en estos momentos en la órbita baja de la Tierra (a unos 500 km de altura) ya preocupan a los científicos por dificultar la investigación astronómica y poner en peligro nuestro sistema de defensa planetaria contra asteroides. Ahora, un nuevo estudio va a hacer que esa preocupación aumente un millón de veces.

Un equipo de investigadores ha analizado los registros que se han producido entre 2017 y 2022 en la base de datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo de Naciones Unidas que se encarga de conceder espacios en órbita para el uso de satélites. Y sus conclusiones son escalofriantes.


placeholderCobertura global proyectada de los satélites Starlink. (SpaceX)
Cobertura global proyectada de los satélites Starlink. (SpaceX)

En ese periodo se han cursado más de un millón de propuestas de lanzamiento de satélites en la órbita baja de la Tierra por parte de países de todo el mundo, 115 veces más que el número de satélites que operan ahora mismo alrededor de la Tierra. Ese millón de satélites, dicen los investigadores, estarán distribuidos en 300 megaconstelaciones que trabajarán juntas para proporcionar servicios de internet espacial.

"Si se lanza siquiera una parte de este millón de satélites, se necesitarán normas nacionales e internacionales para abordar los problemas de sostenibilidad asociados, como los riesgos de colisión, la contaminación lumínica y los riesgos de reentrada", asegura en declaraciones para Space.com, Andrew Falle, investigador del Instituto del Espacio Exterior de la Universidad de la Columbia Británica, en EEUU, y autor principal del nuevo artículo publicado en la revista Science.


Las megaconstelaciones que vienen

Los cerca de 5.000 Starlink componen la mayor constelación de satélites que hay actualmente en el espacio. A estos hay que sumarles los 630 satélites OneWeb, un servicio de internet espacial británico con participación india, y los dos primeros del proyecto Kuiper (Kuipersat-1 y Kuipersat-2), el Starlink que está preparando Amazon y que en un futuro podrían llegar hasta los 3.200 satélites en total.


placeholderIlustración de satélites Starlink en órbita. (SpaceX)
Ilustración de satélites Starlink en órbita. (SpaceX)

En los registros de la UIT también hay anotados permisos para lanzar otras constelaciones, como la de los satélites Cinnamon-937 de Ruanda, que es la mayor constelación de las que se han presentado ante el organismo de la ONU con un total de 337.320 unidades. Aunque los investigadores han encontrado constelaciones de un tamaño similar registradas por empresas de países como España, China, Alemania, Noruega, Francia o las Islas Salomón.

"No eran solo las grandes cifras lo que nos interesaba", explica Ewan Wright, estudiante de posgrado de la Universidad de Columbia Británica y coautor del estudio, para el medio estadounidense. "Cuanto más analizábamos los problemas en torno a estas constelaciones, más veíamos que la UIT tendría dificultades para seguir el ritmo".


Un grave problema para nuestra seguridad

A pesar de que los investigadores admiten que el millón de registros en el UIT no tiene por qué acabar en el espacio, el radical aumento del número de satélites en la órbita baja de la Tierra es muy preocupante.

El equipo es consciente de que el número de solicitudes registradas puede ser mayor de lo que se acabará lanzando finalmente. Esto, dicen, se debe en parte a que las empresas solicitan el mismo permiso a través de distintos países para aprovecharse de las diferencias normativas entre naciones y minimizar la supervisión. Además, muchas de esas misiones podrían no llegar a lanzarse nunca debido a problemas de financiación, técnicos o pérdida de apoyo político.


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Sin embargo, los investigadores aseguran que incluso el lanzamiento de solo un porcentaje de esos satélites provocaría problemas de seguridad y sostenibilidad del espacio orbital. Por un lado, estas megaconstelaciones de satélites complicarían aún más los esfuerzos de detección y seguimientos de asteroides y cometas potencialmente peligrosos para los seres humanos, ya sea en impactos locales, regionales o para la supervivencia de toda la especie.

Además, el aumento radical de satélites hace que estemos en peligro de entrar en el umbral del síndrome de Kessler, postulado por el científico de la NASA Donald Kessler a finales de los 70, que dice que, si se da una suficiente saturación de la órbita baja terrestre, podemos entrar en una reacción en cadena de colisiones que terminarían impidiendo los viajes espaciales durante generaciones.