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En épocas de estrés, el cortisol provoca un aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la tensión muscular. (Pexels)
La hipótesis de la Respuesta de Activación de Cortisol plantea que, al despertar, se produce un incremento en los niveles de cortisol como una reacción biológica ante la tensión
El estrés es un estado de preocupación en el que se pone el organismo causado por una situación difícil. Es una respuesta humana natural que todos experimentamos de vez en cuando. Y cuando hay estrés, el cuerpo libera hormonas, lo que desencadena la respuesta de 'lucha o huida'. Por lo general, tu cuerpo vuelve a la normalidad una vez que el peligro percibido ha pasado. Pero cuando tienes estrés crónico, tu cuerpo permanece en un estado de alerta casi en todo momento. Es decir, estar expuesto constantemente a situaciones estresantes puede provocar niveles elevados de cortisol en nuestro organismo. Y esto, a su vez, puede conducir a muchos problemas de salud física y mental, como ansiedad, insomnio, dolor muscular, presión arterial alta y un sistema inmunológico debilitado.
Durante años, los científicos habían creído que despertarse desencadenaba una liberación inmediata de cortisol, la hormona del estrés. Es lo que se conoce como respuesta de cortisol al despertar (CAR, por sus siglas en inglés). El cortisol es una hormona esteroide que las glándulas suprarrenales, las glándulas endocrinas que se encuentran sobre los riñones, producen y liberan. Afecta varios aspectos del cuerpo y principalmente ayuda a regular la respuesta del cuerpo al estrés.
La hipótesis de la Respuesta de Activación de Cortisol plantea que, al despertar, se produce un incremento en los niveles de cortisol como una reacción biológica ante la tensión que supone iniciar el día. Pero ahora, una nueva investigación de la Universidad de Bristol (Inglaterra) revela que esta suposición común podría ser incorrecta.
Para profundizar en este aspecto, los expertos diseñaron un experimento para medir los niveles de cortisol tanto antes como después de despertar. En lugar de basarse en muestras de saliva después de despertarse, tal y como se hace habitualmente, utilizaron un sistema de muestreo automatizado para rastrear el cortisol en 201 participantes de entre 18 y 68 años de edad para examinar la secreción de cortisol no solo al despertar, sino también antes de desadormecer.
Resultados
Los resultados sugieren que los niveles de cortisol no aumentan nada más despertar, sino que el cuerpo comienza a liberar hormonas de cortisol en las horas previas a que nos despertemos, algo sorprendente, según los expertos. No apareció una diferencia significativa entre el aumento de esta hormona antes o después de despertar a los participantes.
"Descubrimos que cualquier cambio en el cortisol alrededor del momento de despertar es más probable que sea el final del ritmo diario", aclaró Stafford Lightman, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Bristol, coautor del trabajo que recoge la revista Proceedings of the Royal Society B Biological Sciences.
Advirtieron algunas diferencias, eso sí. La duración y el horario del sueño parecían ser importantes a la hora de distinguir los valores de cortisol, pero para los científicos, queda claro que, a partir de ahora, habría que considerar los niveles de cortisol tanto antes como después del despertar para no obtener resultados poco fiables. ¿Por qué es importante? Porque entender de qué manera afecta el sueño a la secreción de cortisol podría conducir a una mejor comprensión de varias afecciones de salud y mejorar las estrategias de tratamiento. "Nuestro estudio abre un marco completamente nuevo para comprender la relación de los aumentos nocturnos del cortisol con el sueño", concluyó Lightman.