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Fuente: YouTube/TheWildProyect
El oro ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, pero su valor no solo radica en su brillo, su color o su escasez
El oro ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, pero su valor no solo radica en su brillo y escasez. Su composición atómica lo hace único y prácticamente indestructible, según explicó el químico y divulgador Aythami Soto en The Wild Project.
A diferencia de otros metales que se oxidan o deterioran con el tiempo, el oro permanece inalterado durante siglos. La clave está en su estructura atómica y en los efectos relativistas que experimentan sus electrones. "El núcleo del oro es tan pesado que los electrones se acercan más y viajan a velocidades cercanas a la de la luz, lo que hace que el átomo se contraiga y sea mucho menos reactivo", explicó Soto.
La razón de su característico color dorado
La física también explica por qué el oro tiene su característico color amarillo. "Las capas de electrones interactúan con la luz visible absorbiendo el azul y el morado, lo que provoca que refleje tonos amarillos y rojizos", comentó el divulgador. Es un fenómeno que no ocurre en otros metales comunes y que contribuye a su atractivo.
El oro es tan estable que solo puede disolverse en una mezcla muy específica de ácidos, conocida como "agua regia". Esta propiedad fue clave en la Segunda Guerra Mundial, cuando el científico George de Hevesy disolvió medallas de oro del Premio Nobel para evitar que cayeran en manos de los nazis. "Los nazis registraron toda la universidad buscando las medallas, pero no las encontraron porque estaban disueltas en un bote", relató Soto.
Un lujo sin sabor
Su resistencia también permite que se utilice en la gastronomía sin afectar al organismo. "El oro es tan inerte que no reacciona con nada en nuestro cuerpo. Si comes pan o carne con oro, simplemente lo expulsas sin digerirlo", comentó el químico. Aunque no aporta sabor, su uso en platos lujosos ha generado tendencia en restaurantes de alta cocina.
Reutilizable y con historia
Otro aspecto curioso es su reutilización a lo largo de los siglos. "El oro que llevamos hoy podría haber pertenecido a una familia romana o egipcia hace miles de años", indicó Soto. Gracias a su maleabilidad, puede fundirse y reformarse sin perder sus propiedades, lo que lo convierte en un material con una historia fascinante.
La ciencia explica por qué el oro es el material más valioso del mundo, no solo por su rareza, sino por su composición química excepcional. Desde su resistencia a la corrosión hasta su inusual color dorado, este metal ha mantenido su prestigio a lo largo de la historia y sigue siendo objeto de admiración en la actualidad.