- La estimación de PIB apuntaría a una caída brusca de casi 4 puntos en cuestión de días
- La proyección de crecimiento pasa de un alza del 2,3% a caer un 1,5%
- Los consumidores gastan menos y las empresas acaparan importaciones
Los mercados llevan semanas temblando ante la incertidumbre desatada por la caótica política económica de Donald Trump. Y un indicador de la Reserva Federal publicado hoy ha desatado las alarmas ante las primeras señales de un daño real a la economía del gigante americano. Las estimaciones del PIB 'en directo' se han derrumbado, del 2,3% de alza de principios de semana, a un -1,5% este viernes, en medio de un fuerte enfriamiento del consumo y un crecimiento en pánico de las importaciones por miedo a los aranceles.
Las cifras de la Fed de Atlanta de este viernes tienen pocos precedentes. En cuestión de días, sus previsiones se han hundido en casi 4 puntos, pasando de golpe de un crecimiento medio-alto, al nivel que había estimado el banco central en su reunión de diciembre, a una recesión repentina y profunda.
Las causas de este giro son principalmente dos. Por un lado, las familias tienen miedo y están cerrando sus carteras. La compra de bienes de consumo (comida, ropa, gasolina, etc.) ha pasado de crecer un 3% hace dos semanas a caer un 0,5% en esta actualización. Las encuestas de confianza de los consumidores de las últimas semanas ya habían indicado un brusco hundimiento, con las expectativas futuras cayendo a niveles de recesión. Y estas cifras indicarían que el miedo se está haciendo notar en los comercios.
La otra causa de esta caída es un crecimiento disparado de las importaciones, de unos 300.000 millones de dólares. El aumento interanual de las compras de bienes al extranjero se ha multiplicado casi por 6, pasando de un alza del 5,4% a uno del 29,7%, en lo que parece un acaparamiento de emergencia ante el miedo de que Trump cumpla sus amenazas y ponga aranceles a las importaciones. Todo parece indicar que las empresas están haciendo acopio de bienes para poder aguantar lo más posible, a la espera de que Trump acabe por firmar algún acuerdo comercial en los próximos meses que deje la mayoría de esos aranceles en papel mojado. Los inventarios de las empresas han crecido de 24.000 millones a 31.000 millones.
A eso se suma que las exportaciones de bienes se han hundido, de un 3,1% a un -1,5% interanual. Es posible que los contraaranceles de China tengan algo que ver, pero no es descartable que parte de esta caída se deba a un 'boicot' de consumidores extranjeros. En Canadá ya se ha organizado un movimiento para dejar de comprar productos estadounidenses, y varios supermercados ya 'marcan' los productos del país vecino para animar a los clientes a no comprarlos.
Tras publicarse estos datos, la rentabilidad del bono de EEUU a 10 años ha llegado a caer hasta 4 puntos básicos, aunque ha remontado al rato. Wall Street ha respondido recortando ligeramente las alzas, en una semana en la que ha registrado pocas alegrías.
Esta estimación de la Fed de Atlanta, no deja de ser un indicador aproximado, y es probable que rebote en las próximas semanas si la 'oleada' de importaciones se relaja, una vez las empresas hayan acaparado todo lo que necesiten. Pero es una señal clara de que a la economía de EEUU no le hace ninguna gracia la incertidumbre permanente a la que está sometida desde el pasado 20 de enero, y de que los despidos masivos de funcionarios y las amenazas de aranceles tienen consecuencias inmediatas y reales sobre la propia economía de EEUU.
El mayor riesgo es que la desconfianza sea una profecía autocumplida, y que el miedo a una recesión acabe por provocar una recesión de verdad. Y datos como este no ayudan en nada a tranquilizar a unos consumidores ya de por sí preocupados.