Un tubo de hielo de 138 metros extraído del glaciar Illimani (Bolivia) ha permitido estudiar el plomo liberado en la obtención de plata durante siglos. / PAUL SCHERRER INSTITUTE/MAHIR DZAMBEGOVIC
El análisis de partículas en un glaciar muestra el auge y caída de las ciudades preincaicas, el Imperio inca, el periodo colonial español y la llegada de la gasolina con plomo
Buena parte de la historia de América del Sur está escrita en el hielo. El análisis de un glaciar milenario del altiplano boliviano muestra una correlación entre la presencia de plomo en el agua helada y el auge y caída de las civilizaciones preincaicas, del propio Imperio inca y la llegada de los españoles. Este material da pistas de la fiebre de la plata que afectó a todos esos pueblos.
Situado a casi 6.500 metros de altura, el Nevado Illimani, cercano a La Paz, domina todo el altiplano boliviano. A esa altura, recibe precipitaciones tanto de aguas procedentes del lejano Atlántico como del Pacífico. Aguas que, en su camino, capturan el polvo en suspensión de las zonas que atraviesan. En 1999, una expedición científica francosuiza extrajo dos tubos de casi 139 metros del hielo acumulado en el glaciar durante milenios. Cortado en segmentos de unos 70 centímetros, cada bloque es como una porción congelada del tiempo.
Ahora, un equipo también helvético ha analizado la presencia de distintas partículas en uno de los tubos. Usando la técnica llamada de espectrometría de masas, pudieron medir con gran exactitud la presencia relativa de elementos químicos, detectando incluso las distintas variaciones (isótopos) de un mismo elemento. Su objetivo principal era el plomo. Este material altamente tóxico es un metal pesado que se encuentra en bajas cantidades en el aire en suspensión. Y si aparece en mayor proporción es que está la mano del hombre detrás.
"Las muestras de hielo son grandes archivos para estudiar la historia del clima, las emisiones de gases de efecto invernadero, incendios forestales, erupciones volcánicas y la emisión de un sinfín de contaminantes del aire", dice la investigadora del Instituto Paul Scherrer y coautora del estudio Anja Eichler. Con la técnica usada podían además diferenciar entre el plomo de origen natural presente en el polvo atmosférico y el antropogénico y, dentro de este, el provocado por la metalurgia de la plata o el procedente de la combustión de los motores a gasolina.
Los científicos usaron un espectrómetro de masas para medir la presencia de plomo en el hielo
Partiendo de un nivel reducido y más o menos estable de plomo en el hielo de hace 2.000 años, los climatólogos se metieron a historiadores. Vieron que a lo largo de la historia, se han producido tres grandes picos de acumulación de este metal. Así, comprobaron como, alrededor del año 450, aparecían los primeros registros de origen antropogénico de plomo y la proporción se mantenía elevada durante unos 500 años, hasta el 950.
Durante ese lapso se produjo la aparición y auge de dos civilizaciones preincaicas. Por un lado, en el altiplano boliviano se desarrolló la civilización liderada por la ciudad de Tiahuanaco, a unos 100 kilómetros del glaciar Illimani. Más al este, en la parte occidental de lo que hoy es Perú, apareció la ciudad de Huari, a unos 700 kilómetros del Nevado. A pesar de la distancia, el paso de ambas civilizaciones por la historia quedó en el hielo.
Como los imperios posteriores, estos pueblos deseaban la plata. Extraída de las minas en forma de mineral combinado con otros metales, como el plomo o el cobre, los tiahuanaco lo fundían y dejaban oxidar en un proceso llamado copelación. La mayor parte del plomo se evaporaba, dejando la plata aislada. Es ese plomo el que aparece atrapado en el hielo.
Sin embargo, tal y como publican en la revista Science Advance, los niveles de este metal vuelven a reducirse a mediados del siglo X, fecha en el que tanto la cultura tiahuanaco como la huari empiezan a languidecer. Los historiadores han postulado varias teorías sobre la caída de estas civilizaciones preincaicas. Que si un enfrentamiento entre ellas, que si revueltas en el interior, una larga sequía... o una combinación de ambas.
"Hemos encontrado una polución por plomo antropogénico provocado por la metalurgia de la plata durante el periodo tiahuanaco. La caída de los niveles de plomo después de esa fecha tiene conexión con la fuerte subida de las concentraciones de polvo, de cerio por ejemplo. Estas concentraciones de polvo entre 1000 y 1400 son las mayores del registro de los últimos 2.000 años, lo que indica que fue una época muy seca", explica Eichler. Así que el hielo confirmaría la idea de que una sequía de siglos pudo influir en el destino de Tiahuanaco y Huari.
Incas, españoles y el Cerro Rico de Potosí
Hubo que esperar al Imperio Inca para que los niveles de plomo en el hielo de Illimani volvieran a subir. Los incas usaban un sistema de hornos (huayra) para fundir el mineral aprovechando el viento del altiplano para facilitar la fundición. Con la llegada de los españoles, las cosas no cambiaron en un principio. Ni siquiera cuando los conquistadores descubrieron el Cerro Rico de Potosí, la que sería la mayor mina de plata del mundo. Los europeos, además de usar a los americanos para explotar la mina, copiaron el sistema de huayras.
Sin embargo, a partir de 1570, los niveles de plomo en el hielo volvieron a descender hasta niveles casi naturales. ¿Qué pasó? Pues que los españoles empezaron a usar mercurio para separar la plata del resto de metales y este es un proceso en frío, por lo que la emisión de plomo a la atmósfera se redujo al mínimo. En el Potosí se llegaron a usar 45.000 toneladas de mercurio. Solo el aumento del precio de este material o la apertura de otras minas en la zona explicarían algunos picos puntuales de acumulación de plomo en los siguientes siglos.
Es a finales del siglo XIX cuando el hielo vuelve a llenarse de plomo. Los registros coinciden con el proceso industrializador que vive toda la zona andina. Pero, en Bolivia en particular, se inicia el auge de la extración de estaño, metal del que la nación boliviana sería el principal exportador y, aún hoy, uno de sus tres mayores productores. Como sucede con la plata, el estaño, obtenido de minerales como la casiterita, se presenta con otros metales, entre ellos el plomo.
Pero el mayor aumento de concentración de plomo en el Nevado Illimani, unas tres veces más que en épocas pasadas, se produce a partir de los años 60 del siglo pasado. Es la era de la explotación del cobre pero, sobre todo, la del automóvil y su gasolina con plomo. Es interesante comprobar como estos altos niveles fluctúan en función de la prohibición paulatina de este combustible en favor de gasolinas sin plomo en los distintos países.
Brasil fue el primer país de la zona en apostar por gasolinas limpias, con una transición que culminó en 1991. Y esto se nota en un progresivo descenso del plomo y otros materiales de combustión en el registro del hielo. Pero, como fue en 1999 cuando le arrancaron el trozo al glaciar, no hay datos de la última década, cuando Perú, Chile o Bolivia también dejaron de usar la gasolina sin plomo.
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