lunes, 26 de marzo de 2018

La larga travesía de Grecia

La larga travesía de Grecia
Después del mayor programa de rescate financiero de la historia, Grecia ve ahora el final de la crisis. No obstante, el país se interroga sobre un futuro incierto (Yorgos Karahalis / Reuters)

  • Grecia está a punto de salir del túnel, pero el coste económico y social de la salvación del país ha dejado muchas heridas

Era un día de primavera. Hoy se cumplen justo ocho años. El 25 de marzo del 2010, ante la falsificación de los datos macroeconómicos, la Eurozona acuerda el mecanismo para proceder, si fuera necesario al rescate de Grecia. Poco después, el 23 de abril, el primer ministro Yorgos Papandreu, desde la isla de Kastellorizo, donde se rodó la película Mediterráneo, pide formalmente ayuda. Empieza una tragedia a la griega, con el objetivo de evitar un drama: el de la suspensión de pagos.
El país hoy está a punto de salir del túnel. La UE negocia a toda ­prisa los últimos flecos para que Grecia recupere su soberanía financiera y pueda empezar a caminar sola. Varios indicadores confirman que el país heleno se encuentra en un punto de inflexión.
El PIB este año crecerá un 2,5%, por encima de la media europea
El PIB este año crecerá un 2,5%, por encima de la media europea. El déficit, que llegó a superar el 15% de la riquezadel país, se mantendrá en positivo: un 0,5%. Grecia, tras recibir la friolera de 260.000 millones de euros, en la mayor operación de rescate financiero de la historia, ha vuelto a financiarse en los mercados.
Emitió en julio su primer bono después de tres años y consiguió una buena acogida, al punto que el país acaba de lanzar su primer bono anual desde el 2010. Todas las agencias de calificación han revisado en los últimos meses sus notas al alza. Para Moody’s, “el riesgo de otro impago o reestructuración de la deuda en mano de inversores privados ha disminuido de manera material”.
Apenas quedan medidas de control de capital: la pesadilla del corralito ya es historia. Ya no se habla de Grexit o de salida de la zona euro. La prima de riesgo, que llegó a dispararse hasta los 3.300 puntos básicos, ahora está una zona cómoda de 370 puntos. Para Yannis Stournaras, gobernador del Banco de Grecia, “después de un largo período de ajuste el retorno a la normalidad puede ser el punto de partida para un crecimiento fuerte y sostenido”.
El paisaje después de la batalla ha dejado auténticos estragos
Pero el paisaje después de la batalla ha dejado auténticos estragos. Las pensiones han sufrido doce recortes desde el 2012. El PIB está todavía un 25% por debajo de lo que tenía antes del comienzo de la crisis. Los préstamos morosos suponen casi la mitad del total (en la UE son el 4,4%). La deuda pública, la más alta de Europa, es del 178% de la riqueza: cada griego tiene una carga a sus espaldas de 30.000 euros. Pese a los progresos, para el Estado, financiarse sigue siendo complicado: los bonos a diez años todavía deben ofrecer una rentabilidad del 4%, el doble que Portugal o Italia. Pero para las empresas, también el panorama es complicado porque no tienen acceso al créditos. Las inversiones privadas, que en el 2008 eran un quinto de la economía, ahora son el 8%.
A nivel social, el efecto ha sido devastador. La tasa de paro ha subido 16 puntos desde el 2008 y supera el 20%. El poder adquisitivo de los griegos, que era el 93% del promedio europeo, en la actualidad se ha desplomado al 68%. Los salarios han caído durante esta década más del 30% de promedio. El porcentaje de griegos que vive en la pobreza se ha duplicado: hoy son el 22%. Con estos números, no es de extrañar que la Grecia del 2018 tiene menos población que la que se contabilizaba antes del ajuste. Medio millón de jóvenes han abandonado el país, como Ulises, en busca de fortuna.
En estas contexto, resulta complejo hacer un balance. Loukas Tsoukalis, presidente de la Hellenic Foundation for European and Foreign Policy (Eliamep) sostiene que “Grecia ha tocado fondo. Pero la recuperación es demasiado lenta. La deuda pública es una losa, los bancos tiene poca liquidez, los impuestos son demasiado altos y no son competitivos”.
Nick Malkoutzis, editor de MacroPolis, un sitio de análisis político y económico en Atenas, es lacónico: “Hay un desajuste entre lo que perciben los ciudadanos y lo que indican los números. Digan lo que digan, Grecia no es todavía un país atractivo para las inversiones. Ahora bien, tenemos que partir de alguna base y... en eso estamos”.
“El clima es malo. La gente está nerviosa, deprimida y enfadada”, cuenta un asesor contable. Muchos se quejan de los impuestos. El Fondo Monetario Internacional estima que la economía sumergida representa el 27% del PIB. “Por primera vez desde el 2010, me siento más pobre. Mi salario se ha recortado cada año. Ahora prevén una reducción del 10%. Y encima ahora me tocará pagar impuestos”, confiesa Alice Vegiri, que trabaja como funcionaria en la National Hellenic Research Foundation. “Lo peor es que ahora tendré una pensión más baja, porque han rebajado los máximos”. Vegiri, que invierte en bolsa, no obstante está dispuesta a dar un voto de confianza a la recuperación: “He vuelto a invertir en firmas griegas después de años, creo que volverán a ser rentables en el futuro”.
Muchos griegos ven ahora Europa con cierto recelo, aunque tampoco hay muchas alternativas, en un entorno en el que están rodeados de Macedonia o Turquía. Y son pocos los que defienden abandonar la moneda única. “La pregunta que todos se hacen es: ¿no hubiera sido posible hacerlo de otra manera? Tal vez si se hubiera reestructurado la deuda al comienzo, las cosas habrían sido más fáciles. Porque el panorama ahora es parecido a la posguerra”, dice Malkoutzis.
“Tal vez lo que más nos molesta es que en el rescate se intentó introducir un aspecto moral, con la idea de fondo de que los griegos somos perezosos. La cuestión no es si Europa ahora ha aprendido a gestionar una crisis de este calibre, sino si tiene los instrumentos para evitar que otra similar tenga lugar”, razona.
Tsoulakis reconoce que “hubo un problema de mala gestión y los griegos vivieron por encima de sus posibilidades”. Aun así –añade–, “los ajustes impuestos por el rescate fueron más dolorosos y más largos de lo que se necesitaba. Los objetivos eran poco realistas. Además, se equivocaron al no aliviar la deuda, porque Grecia nunca llegó a ser insolvente”.
Aunque se celebre el fin del rescate, las perspectivas electorales para Syriza no son buenas. Dicen que está haciendo el trabajo sucio y que lo pagará en las urnas, en unas elecciones que podrían tener lugar en otoño del 2019. Según Tsoulakis, “Tsipras llegó al poder con promesas económicas irrealizables. Pero supo corregir y remediar sus errores”. Aun así, su popularidad está en declive.
Europa espera quién será el próximo inquilino de Atenas, para pasar definitivamente página de la que fue, con toda seguridad, la crisis más grave desde el nacimiento del euro. El presidente francés Emmanuel Macron ha sido uno de los pocos políticos europeos en hacer recientemente autocrítica. “Lo del rescate de Grecia es la historia de la década que termina. Una especie de guerra civil en la que hemos querido resolver nuestras diferencias”. Por su parte, los griegos se aferran a la sabiduría de Heráclito. “Nada es permanente a excepción del cambio.”

24/03/2018 22:14 | Actualizado a 25/03/2018 08:13
http://www.lavanguardia.com/economia/20180324/441882572871/grecia-travesia-crisis-economica.html

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