Habitación de hotel con unas excelsas vistas al mar (Eoneren / Getty Images/iStockphoto)
- Algunos artículos se pueden meter en la maleta; otros, en cambio, pueden traernos problemas
El pagar por una habitación de hotel no incluye todo lo que vemos en ella; aún si el váucher dice all inclusive, cuidado; no quiere decir que te puedas llevar todo lo que te entre en la maleta o lo que te guste.
Pero sí hay una serie de artículos que están pensados para que el huésped se los lleve a casa, pequeños recuerdos que, al menos en parte, sirvan para calmar ese instinto cleptómano que, por lo visto, suele brotar en las habitaciones ajenas.
Hace un par de años, la web Hotels.com hizo una encuesta que reveló cuáles eran los productos más robados en los hoteles -es decir, esos que no se pueden llevar pero se llevan-.
En primer lugar, casi de forma obvia, figuraban las toallas y batas, pero en la lista aparecieron también otros más sorprendentes, como pilas del mando a distancia (o directamente el mando), lámparas, cuadros, cortinas, centros de mesa, secadores de pelo, cubiertos y hasta cortinas de baño, espejos o toalleros eran considerados algo así como souvenirs por muchos huéspedes, que decidían llevárselos como si tal cosa.
Lo cierto es que todos alguna vez hemos pensado en meter en la maleta esa toalla tan pequeña o esa bata tan suave. ¿Y esa percha tan práctica con ganchitos que se ponen y sacan?, ¿y ese libro con fotos tan bonitas?, ¿y ese...?
Para no terminar detenido frente a decenas de personas en el lobby, o peor aún, teniendo que dar explicaciones a un juez, lo mejor es tener claro que hay objetos que sí podemos llevarnos cuando hacemos el check out; otros que de ninguna manera, y otros que quizás sí, pero pagando por ellos.
A la maleta
En general, los hoteles ponen a disposición de sus huéspedes una serie de objetos que se podrán llevar sin que la policía los detenga en la esquina. Los más comunes son los productos de higiene: las botellitas de champú, acondicionador, gel de baño o body lotion se incluyen en el precio de la habitación, y pueden ir sin inconveniente en nuestro equipaje.
Puede que no sea gran cosa, pero para quien tiene necesidad de llevarse un recuerdo... Claro, también el jabón, el cepillo y pasta de dientes, y el peine.
Otro sí: bolígrafos, lápices y blocs de notas. Estos productos sí pueden llevarse. Suelen ser útiles, y además, llevan impreso el logo del hotel, así que están no sólo para uso del huésped en la habitación, sino como souvenir que servirá también como promoción ambulante.
Los chocolates, bombones, caramelos, frutas o frutos secos que encuentre en tu habitación o sobre la cama antes de acostarte son una cortesía; puedes disfrutar de ellos en la habitación o llevártelos como recuerdo (no son pocos quienes incluso los llevan de regalo...).
Las bolsas de lavandería de plástico, que suelen estar en el baño, son para poner la ropa sucia, y pueden ir a la maleta. Pero cuidado, no las bolsas de tela, que suelen estar disponibles solo para el servicio de lavandería interno del hotel (lo más probable es que no te denuncien si te las llevas, pero es aconsejable reprimir ese arrebato cleptómano).
Los no
Toallas y batas. No insistas. Que quede claro que no te las puede llevar. Hay que recordarlo porque, por lo visto, muchos pasajeros prefieren sufrir de amnesia respecto a este punto.
Y por eso, cada vez más hoteles instalan en su ropa de baño chips que permiten rastrearla, y conocer si alguien se la “olvidó” dentro de su maleta. ¿Vale la pena arriesgarse a ser detenido a dos metros de la puerta del hotel y acusado de robo por llevarse una toalla? Piénsatelo dos veces.
Los libros que encuentres en tu habitación tampoco puedes llevártelos, excepto que se aclare explícitamente que se trata de un regalo.
Perchas, planchas, juegos de mesa, almohadas, mandos a distancia, lámparas, secadores de pelo o todo lo que forme parte del mobiliario de la habitación, tampoco; déjalo allí.
Sí, esa cama tan bonita debe quedar en la habitación. Y también la radio, el reloj y las cortinas, aunque sean iguales a las que siempre soñaste para tu casa.
Los ‘ni’
Hay algunos artículos que, a diferencia de los anteriores, están en una especie de ‘terreno gris’, y algunas veces sí se pueden llevar, y otras no. Por ejemplo, las zapatillas. En la mayoría de los casos es un sí: puedes meterlas en la maleta si crees que te servirán de regreso a casa, pero ante la duda, compruébalo; algunos establecimientos aclaran que deben dejarse.
Lo mismo sucede con las revistas: puede que en el hotel tengan la edición más interesante del mundo y quieras conservarla creyendo que vas a leerla eternamente. Y aunque no te van a detener porque te la lleves, lo más probable es que, una vez en casa, nunca vuelvas a abrirla.
El agua. Este es un punto interesante, porque muchos hoteles incluyen una botella de cortesía para cada huésped. Pero sólo una; si tomas dos o tres, lo más probable es que tengas que pagarlas.
Lo mismo si encuentras un vino o un champán sobre la mesita: muchas veces son de cortesía; otras, una tentación que luego se paga. Los artículos del minibar puedes comerlos, claro, o llevártelos, pero pagándolos.
Revisa que siempre está la lista de precios por allí. La Biblia. Suele haber una en algún cajón, y aunque en la mayoría de los casos es para dejarla allí, también hay hoteles que dejan que los clientes se las lleven. En esos casos podrás sucumbir a la tentación e ir armando tu colección de “biblias encontradas en habitaciones ajenas”.
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